12.11.17

Perspectiva histórica del cristianismo frente al helenismo.

Como es de suponerse, la visión cristiana de la historia es radicalmente distinta de la que tenían los griegos. Y el motivo radica en su orientación hacia un fin sobrenatural que le dio una visión aguda que le permitió valorar más el carácter inmutable de las cosas que su transitoriedad. A diferencia del helenismo, que sostuvo una idea de decadencia continua y del modernismo que ha confiado en el progreso indefinido. La visión cristiana se centra en el recuerdo del Acontecimiento en relación al cual se ordena toda la historia. El cristianismo produjo un parteaguas inaugurando un tiempo nuevo, aunque marcado por la caída del imperio romano y la fundación del Imperio de Carlomagno.

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2.11.17

Naturaleza y providencia cristiana frente al helenismo.

Desde cualquier punto que quiera considerarse, en el cristianismo la naturaleza tiene como origen y como fin un orden sobrenatural. El hombre es, en última instancia, una imagen de Dios y la felicidad a que aspira es a la de la bienaventuranza eterna para la que fueron establecidos su intelecto y su voluntad. Definitivamente el cristianismo no puede concebir otro objeto más noble del intelecto y la voluntad humana que el de un ser trascendente ante el que ha de responder. Pero además del hombre, todo el universo físico es una creación de Dios hecha para su propia gloria. De modo que todo el mundo lleva implícito el amor que atrae toda su acción hacia Dios. Cada existente, está en dependencia en su eficacia y en su ser, de la Voluntad omnipotente de Dios que lo ha creado, lo conserva y le provee de todo lo necesario para desarrollarse. Por eso la visión de la naturaleza en el cristianismo no es la de la filosofía griega ni la de las ciencias experimentales modernas. En el cristianismo, los entes de la naturaleza son substancias activas, cuya esencia es causa de movimiento, mientras la naturaleza es el conjunto de los entes naturales. En el cristianismo las causas manifiestan la esencia o naturaleza, es decir, su carácter necesario. Porque de hecho los efectos que se producen generalmente nos conducen a la necesidad de las causas.[1]

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27.10.17

La vida interior en la moral cristiana frente al helenismo

A diferencia de los griegos y de los modernos, el cristiano considera que Dios es el ser creador, conservador y providente, que todo lo sabe porque todo es hecho por Él. Nada subsiste sin Él y nada se le escapa. Dios conoce los secretos de los pensamientos de cada hombre,[1] de modo que sus juicios son justos porque conoce lo que hay en el interior de los hombres.

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19.10.17

Principios fundamentales para la demostración de la inmortalidad del alma y la existencia de Dios.

El concepto de creación introducido por el cristianismo trajo un avance muy grande en la especulación filosófica acerca del hombre y de Dios. Es a partir de eso y de la existencia de formas puras o ángeles que se fue desarrollando la Filosofía hasta madurar los argumentos que demuestran la inmortalidad del alma humana y la existencia de Dios. El presente trabajo es una síntesis muy sucinta de dichos argumentos.

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12.10.17

La integridad moral cristiana frente al helenismo.

En el cristianismo el hombre íntegro es el hombre de bien, en el que su alma es bella y digna de ser honrada porque es virtuosa. Pero, a diferencia de los griegos, en el cristianismo, la virtud misma no es digna de honra sino en cuanto dirige el bien hacia Dios.[1] En efecto, en el cristianismo la virtud no es el bien supremo como lo era para los griegos. Porque el cristiano considera el acto humano o acto moral calificándolo como bueno o malo de un modo muy distinto al griego.

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