Aforismos 22. Teología Moral I. Generalidades.

Los siguientes aforismos fueron tomados de un trabajo que consta de aproximadamente 16 000 aforismos que he redactado limitándome a un aproximado de 140 caracteres cada uno, en un lapso de cinco años a partir de agosto de 2011. La mayoría de ellos pertenecen al patrimonio de la Cultura Universal.  Algunos de ellos han sido recogidos de la sabiduría de los grandes pensadores de la civilización greco-latina y cristiana-católica de los últimos 2400 años de historia de la humanidad, aun cuando gran parte de ellos han sido modificados. Muchos otros constituyen una aportación personal.

La intención ha sido reducir los conceptos a muy pocas palabras y con la mayor claridad posible para hacerlos accesibles a un mayor número de personas. También incluyen el intento de expresar un mismo concepto de distintas formas.

Este vigesimosegundo bloque está dedicado a generalidades sobre Teología Moral.

  1. La Teología moral es la parte de la Teología que estudia los actos humanos en orden al fin sobrenatural.
  2. La Ética y la Teología Moral ayudan a saber la bondad o maldad de un acto humano pero no para juzgar a las personas que Dios ha de juzgar.
  3. El valor más alto de todos es Cristo. No hay nada más valioso que Dios. Por eso Él es el fundamento de todo bien y de todo valor.
  4. Sin Dios pierden sentido todos los valores y la realidad entera.
  5. Es más fácil que alguien logre que la tierra tarde más tiempo en dar la vuelta al sol, que la doctrina moral católica cambie un solo ápice.
  6. Existe una exigencia, en el orden natural del bien común, de amar y perdonar a nuestros enemigos. Y sobrenaturalmente amarlos con caridad.
  7. Hay que amar a Dios más que a nuestra propia vida e incluso más que a nuestra propia salvación.

  8. El valor más alto es nuestra salvación, con la que amaremos y glorificaremos a Dios eternamente y con todas nuestras fuerzas.
  9. Nunca es lícito desear al pecador un verdadero mal. Siempre hay que buscar su mayor bien: la salvación.
  10. El que conoce la corrupción y no la denuncia a la autoridad legítima competente, comete una falta grave.
  11. El que quiere disimular las injurias contra Dios es impío. No debemos tolerar ni disimular por no tener problemas, injurias contra Dios.
  12. La misericordia es un fruto o acto exquisito de la caridad. Es por eso una bienaventuranza.
  13. La misericordia es un efecto de la caridad que regula el exceso y defecto en la compasión hacia el prójimo.
  14. La caridad produce en el alma el gozo espiritual de Dios, la paz y la misericordia que nos ayuda a compadecer las miserias del prójimo.
  15. El ser humano es muy imperfecto moralmente. Por eso la humildad para reconocer los errores es fundamental.
  16. La misericordia es una virtud moral que inclina a la voluntad a la debida compasión y al auxilio de la miseria ajena.
  17. La Misericordia de Dios se rechaza con el pecado.
  18. Si de dos personas que han ofendido, Dios perdona a uno y al otro no; es misericordioso con el primero y justo con el segundo pero nunca es injusto.
  19. Dios no es injusto cuando es misericordioso con algunos porque la misericordia forma parte de su justicia.
  20. El hombre sólo merece castigo. Dios no debe nada más al hombre.
  21. Dios libera a algunos por su misericordia y a otros no los libera por su justicia.
  22. Dios quiere el justo castigo, pero por gratuita misericordia infinita puede cambiar la indisposición del pecador, sin afectar su libertad.
  23. Dios no está obligado a evitar misericordiosamente el castigo del pecador y de hecho lo omite muchas veces.
  24. Dios no incurre en injusticia al usar misericordiosamente su misericordia porque da a quienes conviene dar y no da al que no debe dar.
  25. La misericordia de Dios no es por nuestros méritos sino por la voluntad de Dios conforme a la cual misericordiosamente libera a algunos.
  26. La misericordia de Dios no es pasional sino eficiente porque no le compete dolerse de la miseria del otro pero sí remediar las miserias.
  27. Las miserias son defectos.
  28. La comunicación de perfecciones considerada en absoluto pertenece a la bondad de Dios.
  29. La comunicación de perfecciones a cada ser pertenece a la justicia de Dios.
  30. La comunicación de perfecciones para que sean remedio de defectos o miserias pertenece a la misericordia de Dios.
  31. Cuando Dios usa la misericordia no obra contra su justicia, sino que hace algo que está por encima de la justicia.
  32. La misericordia no destruye la justicia, sino que es su plenitud.
  33. Dios castiga justamente y perdona justamente a los malos.
  34. La justicia y la misericordia en Dios siempre están unidas. Pero en algunas obras tiene más relieve la justicia y en otras la misericordia.
  35. Cuando los justos sufren castigos aparece la justicia y la misericordia porque sus aflicciones les sirven para satisfacer los pecados leves.
  36. Todas las cosas proceden de la misericordia de Dios.
  37. Las obras de misericordia son acciones caritativas por las que ayudamos al prójimo: instruir, aconsejar, consolar, confortar, perdonar.
  38. Con las obras de misericordia ayudamos al prójimo en sus necesidades espirituales y corporales.
  39. La misericordia es un efecto de la virtud de la caridad.
  40. La misericordia es una virtud que inclina a la voluntad a la debida compasión y a auxiliar la miseria de los demás.
  41. Las obras de misericordia pueden ser corporales o espirituales.
  42. Enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo necesita, corregir al que yerra, perdonar… son obras de misericordia espirituales.
  43. Consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, rogar a Dios por vivos y muertos, son obras de misericordia espirituales.
  44. Algunas obras de misericordia corporales son: visitar a los enfermos, dar comida al hambriento y bebida al sediento, vestido al desnudo.
  45. También son obras de misericordia corporales: dar posada al peregrino, redimir al cautivo, enterrar a los muertos  y muchas otras más.
  46. Una pastoral relativista de la misericordia totalmente separada de la Verdad y del Bien es devastadora.
  47. Tolerar lo intolerable que es que se promuevan herejías, engaños o falsas doctrinas es una grave imprudencia.
  48. La prudencia nos ayuda a conocer y elegir los medios para alcanzar el verdadero bien y la bienaventuranza eterna.
  49. La mentira es la voluntad de enunciar algo falso, es la misma falsedad. Ésta nunca es lícita.
  50. Si uno expresa algo falso pero creyendo que es verdad, es una falsedad material, pero no formal porque es involuntaria.
  51. Si la mentira se dice para conseguir algún bien deleitable, se llama jocosa.
  52. Si la mentira se dice para ayudar a alguien o para evitar algún peligro, se llama oficiosa.
  53. Nunca es lícito mentir bajo ningún motivo o circunstancia.
  54. Mentir va en contra de la naturaleza humana de la comunicación querida por Dios.
  55. No debemos mentir jamás, pero no estamos obligados a decir ciertas verdades a quienes no les compete saberlas.
  56. Cristo se identifica con la Verdad.
  57. De ninguna manera puede ser prudencia permitir la más mínima ofensa a Dios. Menos por mantener posiciones sociales, económicas o eclesiales.
  58. Falsa prudencia y omisión es: conocer la doctrina de la Iglesia y no señalar errores, vengan de quien vengan, dejando a los demás en el error.
  59. Simplicidad y sinceridad son una misma cosa, y el amor no existe sin la sinceridad.
  60. Hay que tener paciencia porque debemos estar en conformidad con la voluntad amorosa de Dios que sabe mejor lo que nos conviene.
  61. La paciencia es la virtud que nos ayuda a soportar sin tristeza, ni abatimiento de corazón, los padecimientos físicos y morales.
  62. Los padecimientos de Jesús y de la Virgen María son modelos incomparables de paciencia.
  63. Hay que procurar reparar nuestros pecados con la virtuosa aceptación del sufrimiento.
  64. Hay que cooperar con Cristo a la aplicación de los frutos de su redención a todas las almas, uniendo nuestros dolores a los suyos.
  65. Hay que sufrir con paciencia porque sabemos que nos espera una eternidad bienaventurada.
  66. El fruto de santificar el sufrimiento no pasará.
  67. El cristiano no sólo está llamado a obrar naturalmente bien. Sino que está llamado a realizar actos sobrenaturalmente buenos.
  68. Nuestras malas acciones nos muestran que solos no podemos. Necesitamos acudir a Dios en todo momento.
  69. El hombre al margen de Dios sólo puede destruir y destruirse.
  70. Servir a los demás y, sobre todo, a los más necesitados es una bendición de Dios.
  71. El orden moral es alcanzable naturalmente por todos los hombres con uso de razón. La fe le confiere un fundamento más sólido.
  72. El cristianismo lleva todo el universo a su plenitud y perfección.
  73. El cristianismo es fuente de auténtico desarrollo y de cultura. Todo lo transforma y lo conduce hacia la plenitud; no desperdicia nada.
  74. El cristianismo no tiene partido político. Lo único que debemos considerar los cristianos es no votar en contra de los principios morales.
  75. Ser cristiano no es ser perfecto sino reconocer con humildad nuestros defectos para que, con ayuda de Dios, vayamos mejorando.
  76. El ser cristiano exige amar no sólo a nuestros amigos sino a nuestros enemigos. La gracia a través de los sacramentos hace posible esto.
  77. Ser cristiano es amar hasta dar la vida aun por los que nos odian. Por eso el cristiano está llamado a obrar sobrenaturalmente.
  78. Los actos humanos sobrenaturalmente buenos y perfectos dependen de la aceptación del hombre de la gracia divina.
  79. Ser cristiano es vivir en la humildad de caer y levantarse siempre buscando sinceramente mejorar. Si no dejamos obrar a Dios, nada podemos.
  80. La humildad es uno de los atuendos más hermosos.
  81. La soberbia del hombre sólo puede ser curada con la grandísima humildad de Dios que es la encarnación.
  82. Una de las partes de la virtud de la modestia que se ocupa de las pasiones débiles es la humildad.
  83. El pecado que nos humilla nos hace humildes ante Dios. Sin Él nada podemos.
  84. Los dones que Dios nos da son para compartirlos con los demás. Cada persona es valiosa y un don para el bien de la comunidad.
  85. Lo pecaminoso va contra el fin supremo de la persona humana.
  86. Todo lo pecaminoso es idolatría, robo sacrílego y profanación en cuanto el hombre se pone a sí mismo u otra cosa en lugar de Dios.
  87. La glorificación de Dios en el cumplimiento de su ley divina con las renuncias que ella impone, lejos de oponerse a la felicidad, la realiza.
  88. El cristiano no puede votar por partidos que promuevan atentados contra los derechos humanos naturales sin verse implicado como colaborador.
  89. Ser cristiano compromete todos los aspectos de la vida.
  90. La felicidad del hombre, elevado sobrenaturalmente por la Encarnación de Cristo y la gracia, sobrepasa infinitamente toda exigencia natural.
  91. Algunos buscan su felicidad en bienes que no son Dios: en las riquezas, en los placeres, en los honores o en todos esos bienes juntos.
  92. Ni siquiera la suma de todos los bienes particulares puede saciar la voluntad del hombre. Sólo Dios es capaz de hacerlo.
  93. El hombre, que en el ejercicio de su libertad se desvía de Dios como su último fin, queda irremediablemente frustrado.
  94. Dios nunca rechaza al hombre. Es el hombre el que rechaza a Dios y por eso se frustra.
  95. El llevar una vida alejada de Dios e inmoral, acaba por ser frustrante, provoca cansancio y desesperanza y puede acabar en el odio a Dios.
  96. El orden moral califica los actos externos e internos.
  97. No hay ningún mal tan personal o tan interno que no afecte a toda la especie humana.
  98. La persona humana debe procurar siempre el bien de las personas que están a su alcance, especialmente de las más cercanas.
  99. El hombre es capaz de descubrir la existencia de Dios como autor de todo el universo. Se da cuenta de su deuda inconmensurable de gratitud.
  100. Dios es el único bien infinito que excluye todo mal y sacia todas las aspiraciones de la voluntad humana.
  101. En esta vida terrena sólo es posible una felicidad parcial basada en distintos bienes y que se logra con la práctica perfecta de la virtud.
  102. La felicidad humana se divide en absoluta y relativa. También puede ser natural y sobrenatural.
  103. En esta vida todos somos moralmente muy imperfectos. La diferencia radica en vivir humildemente luchando y acudiendo a los sacramentos.
  104. Es lícita y obligatoria la resistencia pasiva y la desobediencia positiva a las leyes anticristianas de cualquier poder constituido.
  105. Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres.
  106. No es lícito jamás cometer un pecado, aunque se pudiera evitar con él una catástrofe del mundo entero.
  107. Si la ley injusta viola los derechos esenciales de la Iglesia, no puede ser obedecida.
  108. Si una ley injusta viola los derechos accidentales de la Iglesia, es mejor sufrir esa ley para evitar males mayores.
  109. La virtud de la religión es una parte potencial de la justicia que consiste en tributar a Dios el culto que le es debido.
  110. La virtud de la religión, que exige el culto interno y externo de Dios, es obligatoria en público y en privado por derecho natural y positivo.
  111. La virtud de la religión exige el culto externo porque no sólo nuestra alma es hija de Dios sino la unidad de cuerpo y alma.
  112. La voluntad es la potencia o facultad donde reside la virtud de la religión.
  113. La virtud de la religión no es una virtud teologal sino moral porque no recae sobre Dios directamente, sino sobre el culto divino.
  114. Son vicios opuestos a la virtud de la religión: por exceso la superstición y por defecto, la irreligiosidad.
  115. La superstición es un vicio contra la religión que consiste en dar culto divino a quien no se debe, o a quien se debe, de un modo indebido.
  116. En el vicio de la superstición entran: el culto indebido, la adivinación, la idolatría y las vanas observancias.
  117. En el vicio de la irreligiosidad entran la tentación de Dios, el sacrilegio y la simonía (compraventa de títulos sagrados).
  118. No es lícito cometer la más pequeña falta moral con el pretexto de socorrer espiritualmente al prójimo.
  119. Se entiende por detracción o difamación, la denigración injusta de la fama del prójimo ausente. Si está presente se llama contumelia.
  120. La difamación, la contumelia, la detracción, la murmuración y la calumnia son vicios contra la justicia y la caridad que afectan al prójimo.
  121. La detracción es un vicio que consiste en manifestar públicamente un defecto oculto del prójimo.
  122. La calumnia es muy grave porque consiste en imputar falsamente al prójimo un crimen que no ha cometido. Añade a la difamación, la mentira.
  123. Murmurar es un vicio contra la justicia y la caridad que consiste en criticar o comentar los defectos públicos del prójimo.
  124. Toda persona tiene derecho natural estricto a su buena fama, no sólo verdadera sino incluso falsa si sus faltas permanecen ocultas.
  125. Se comete una grave injusticia y falta de caridad divulgando el pecado oculto.
  126. La gravedad de la difamación se mide por la importancia del crimen divulgado o falsamente imputado y por el daño causado al prójimo.
  127. Adivinar es la superstición que trata de averiguar las cosas ocultas o futuras por medios indebidos o desproporcionados.
  128. El sacrilegio es la profanación o trato indigno de algo sagrado.
  129. La blasfemia es la injuria contra Dios o contra cosas relacionadas con Él.
  130. Únicamente en Dios el hombre puede encontrar su máxima felicidad que lo sacia plenamente.
  131. La virtud de la magnanimidad impulsa al espíritu a lo grande, pero presidido por la recta razón.
  132. Los actos voluntarios imperfectos o realizados sin suficiente advertencia nunca constituyen pecado grave.
  133. El hombre goza de libre albedrío aun en el estado presente de naturaleza caída por el pecado original.
  134. Los bienes temporales pueden parecer grandes si no miramos los bienes eternos.
  135. Los bienes temporales que reciben los indignos por justa ordenación de Dios son para su corrección o para su condena.
  136. Los bienes temporales son nada en comparación con los bienes futuros reservados a los buenos.
  137. Todo lo que se pone en lugar de Dios, termina siendo una devastadora abominación.
  138. Es el amor perfecto que Dios nos tiene, el que nos mueve a cumplir con su Voluntad.
  139. La bondad infinita de Dios nada puede recibir de los bienes creados porque los bienes creados han recibido todo de Dios.
  140. Dios crea por puro amor y libertad infinitos sin ningún interés personal.
  141. Dios no puede querer ni siquiera indirectamente el pecado porque es ausencia de ser que sale de la fragilidad y miseria humana, de su nada.
  142. Dios aborrece en el pecador el pecado, pero ama todo cuanto hay de bueno en el pecador.
  143. El alma que está siempre en el amor del prójimo permanece también en el amor de Dios.

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