(ECOS de la CAVERNA) Pocas noticias hay en la Iglesia que sean más gozosas para los fieles que una canonización, ya que se trata de una ocasión festiva en el más alto sentido de la palabra. De ordinario, las canonizaciones tienen por objeto a cristianos ilustres de épocas cercanas a la nuestra, por la sencilla razón de que el cupo de santos correspondiente a los primeros siglos de la Iglesia está prácticamente agotado. En esta ocasión, sin embargo, las autoridades vaticanas han decidido realizar finalmente una canonización que se ha hecho esperar casi veinte siglos: la de los (futuros) santos Poncio, Salomé y Antipas.

“El proceso estuvo detenido durante largo tiempo por lo que podríamos llamar escrúpulos morbosos de otras épocas menos abiertas e ilustradas que la nuestra", explicó D. Mauro Mascalzone, promotor de la causa de canonización. A pesar de tratarse de tres personajes muy queridos para el pueblo cristiano, que incluso aparecen en los Evangelios, cierto “neopuritanismo rigorista” ha hecho todo lo posible por sabotear su causa de canonización. “¿Quién puede ser tan miserable y neopelagiano como para estar en contra de que tengamos más santos? ¿Quién?", se preguntó el sacerdote. “Tenemos que poner la santidad al alcance de todos. ¡De todos!”.

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(ECOS de la CAVERNA) La pasada semana, la excandidata presidencial norteamericana Hillary Clinton disfrutó de una jornada entre amigas con las integrantes de un “aquelarre”, que la recibieron como un miembro más de su grupo.

Se trata del grupo The Wing, cuya sede central está en la ciudad de Nueva York. Según explica el propio grupo en Instagram, “somos un aquelarre, no una fraternidad”, aunque en otras ocasiones se definen, de manera algo redundante, como un “club feminista exclusivo”. Las diversas sedes de The Wing en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra se denominan también “aquelarres”.

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(ECOS de la CAVERNA) En una conferencia organizada por la Pontificia Academia para la Conversión Ecológica, los Inmigrantes y el Cambio Climático (antiguamente conocida como Santo Oficio o Inquisición), un prestigioso teólogo católico ha ofrecido su visión de un cristianismo más profundo y telúrico, vinculado a los arquetipos ancestrales de carácter ecológico.

Higinio Fernández, profesor de Teología Pastoral Buenista del Centro de Estudios Sociorreligiosos de Parla (Madrid), fue invitado personalmente por el Presidente de la Academia, el brasileño Mons. Silvano Modernilho, por sus “grandes aportaciones al cambio de paradigma de los últimos tiempos, desde un cristianismo cristocéntrico a uno antropocéntrico y, después, a un cristianismo geocéntrico o ecocéntrico, más creíble y en consonancia con la mentalidad actual”. La conferencia tuvo lugar en la sala San Leonardo de la Pontificia Academia, que de ordinario está dedicada a la fabricación de compost, con el fin de que el edificio sea energéticamente sostenible (y no, como pretenden algunos maliciosos neopelagianos, para que no se note el olor a azufre).

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