9.10.12

Católicos tan contentos con la reforma educativa

Sirvan estas líneas para mostrar mi perplejidad por la reacción que ciertas entidades educativas católicas han tenido respecto al Anteproyecto de Ley de Mejora de la Calidad de la Enseñanza del Partido Popular. Me refiero a Escuelas Católicas, institución que aglutina a los titulares de los colegios católicos; CONCAPA, la Confederación Católica de Padres de Alumnos y Padres de Familia; y CECE, la Confederación de Centros de Enseñanza, que agrupa a centros de iniciativa social (no sólo católicos).

Y es que la reforma educativa impulsada por el Ministro Wert no hace mención alguna de la clase de Religión, convertida en asignatura María por los sucesivos gobiernos –de izquierdas y de derechas- que ha habido en España. En absoluto se habla de impartir la Religión en condiciones equiparable a las demás materias fundamentales, como dicen los Acuerdos Iglesia-Estado.
Además, el Partido Popular no ha eliminado Educación para la Ciudadanía. Si bien desaparece en la Educación Primaria, se mantiene en Secundaria con el nombre de Educación Cívica y Constitucional.

Pues bien, en la valoración que Escuelas Católicas hizo del Anteproyecto de Ley, esta institución “reconoce el esfuerzo del Gobierno por la mejora de la calidad educativa” y no hace referencia alguna a la ausencia de la clase de Religión en el texto, ni tampoco a la continuidad del adoctrinamiento estatal en las aulas.

Leer más... »

6.10.12

Tú tienes que ser mi brazo derecho

Du muss meine rechte Arm sein

Estas bellas palabras tienen para mí un gran significado. Las he recordado muchas veces cuando todo se ve negro y no ves solución a nada, sobre todo cuando estás cansado y agobiado por los problemas.

Esta historia me sucedió en 1966, estaba trabajando en el Johannes Hospital de Essen-Kupferdreh. Llevaba más de cuatro años en Alemania y no tenía ningún problema con el idioma, ni con la organización del hospital; era oberartz (jefe clínico). A los enfermos que podían andar me los llevaba a mi despacho para poder hablar con ellos a gusto; y si no podían hablábamos a solas en la habitación.

En la habitación 321 coincidieron una chica de unos 28 años, residente en el mismo barrio del hospital, con una abuelita de 91 años, polaca natural de Katowice. Se llamaba la joven Helga, muy atenta y agradable, la abuelita María.
Tanto Helga como yo nos hicimos muy amigos de María; nos contó que llevaba cincuenta años en Alemania. Sus padres habían muerto en la primera guerra mundial, tenía una tía carnal que vivía en Essen, la acogió y vino a vivir con ella. Se encontraba sola, no tenía más familia.

Leer más... »

19.09.12

¿Qué pasa con Unicef?

UNICEF predica la defensa y promoción de los derechos de la infancia y de la juventud. Su lema: “UNICEF protege a los más débiles. Colabora con nuestra labor”, propone que cualquier ley o política no debe contradecir el bien del niño, por ejemplo, su derecho a la vida. De ahí mi perplejidad al comprobar como esta organización invierte parte de las donaciones de los que de buena fe contribuimos con su causa, en comprar y distribuir máquinas de succión para realizar abortos, en apoyar el aborto terapéutico en Nicaragua y Méjico, o en la promoción de preservativos entre adolescentes.

Leer más... »

14.09.12

Aún nos queda la esperanza

Hoy también para los cristianos –y tal vez con muchos más motivos– el Señor podría repetirnos a cada uno la tremenda pregunta de los Improperios, de la liturgia de cada Viernes Santo: ¡Oh, pueblo mío, ¿qué mal yo te he hecho, en qué te he ofendido?! No es fácil la respuesta, ni muchísimo menos. Al menos, para nadie que sea sincero. Lo que pasa es que somos como la pared de un frontón: lo devolvemos todo.

Parece mentira que pueda más, que tenga más valor para muchos el relativismo que el evangelio; nuestro egoísmo que la muerte de Cristo en la cruz.

Recordemos que él abrió el mar Rojo para que pasara el pueblo perseguido; que durante 40 años una columna de fuego los guiaba en la noche; que en pleno desierto les regaló el maná y las codornices; que de la peña hizo brotar agua para que apagasen la sed; que hirió a los reyes cananeos; que dio al pueblo un cetro real, y que con gran poder lo llevó a la tierra prometida.
En cambio nosotros, como torpe respuesta a sus muestras de amor, lo llevamos acusado ante Pilatos; le escupimos, lo abofeteamos y lo azotamos; lo coronamos con una corona de espinas; cuando nos pidió agua porque tenía sed le dimos vinagre y hiel; le abrimos el costado con una lanza y, por si era poco, lo colgamos del patíbulo de la cruz.

Leer más... »

3.09.12

Ya sé por qué no hay vocaciones al sacerdocio

Ya sé por qué no hay vocaciones al sacerdocio. La causa está allá donde no es fácil verla. A veces nos dejamos llevar por tópicos y tendemos a culpar de la falta de vocaciones a la secularización reinante, a la relajación de las costumbres, a Zapatero y sus secuaces si se tercia, a quien sea, sobre todo de fuera de la Iglesia.

Pero no. He ido comprobando que si no hay vocaciones es porque no puede haberlas, al menos no sin una intervención sobrenatural de esas que rompen espectacularmente con todo lo esperable. Porque, ¿de dónde esperaríamos que surgiera cada vocación al sacerdocio?, ¿de ambientes ateos?, ¿de niños empapados de “valores” de concursante de Gran Hermano? No, ¿verdad? Nosotros confiamos en que los sacerdotes surjan del seno de familias muy católicas, ¡pero…!

Pero si en las familias católicas se habla de los curas con el desprecio y prepotencia con la que, en público, se oye y se lee expresarse a los católicos pretendidamente más auténticos, lo normal es que sus niños crezcan despreciando y temiendo a esos seres tan caraduras, vagos, iletrados, hipócritas, soberbios e inmorales que parecen ser los sacerdotes.

Porque no hablo de los ataques que vienen de parte de lobbies ideológicamente anticlericales, y de cuyas filas no es razonable esperar que surja un sacerdote. Hablo de los católicos de pata negra que menudean por las sacristías, los actos de piedad y las manifas profamilia, los que alimentan los sitios virtuales más íntegros y ponen la X en la declaración de la renta. Es decir: me refiero a los que verdaderamente más destrozan la estima del clero. Y lo hacen con esa seguridad que concede el convencimiento de que “quien paga manda”, sólo porque ponen la X y sueltan –y no todos ni siempre- en la colecta semanal un billetito en vez de las monedas que se caen entre los cojines del sofá. O porque colaboran tanto en alguna tarea parroquial que están tentados de anunciarse así en su tarjeta de visita: Fulano de Tal, Laico comprometido.

Y como, ciertamente, la situación de la Iglesia hoy no parece ser la más lustrosa de su historia, los profetas surgen por doquier. Pero si creíamos que los curas setenteros, los teólogos heterodoxos y las monjas asilvestradas habían agotado el cupo de profetismo tosco para varias generaciones, nos equivocamos. Entre los buenos prolifera. Veamos.

Leer más... »