(250) Nueva profanación en la basílica de Luján -la perversión de la caridad-

“Ellos, entonces, poseen los templos. Vosotros, en cambio, la tradición de la Fe apostólica. Ellos, consolidados en esos lugares, están en realidad al margen de la verdadera Fe (…). Cuanto mayor es el empeño de éstos por dominar la Iglesia, tanto más están fuera de ella. Creen estar dentro de la verdad, aunque en realidad están excluidos de ella, prisioneros de otra cosa, mientras la Iglesia, desolada, sufre la devastación de estos supuestos benefactores”

(San Atanasio Patrología Griega, tomo 26, col. 118/90)

Como sugeríamos en el post anterior, el incendio de Notre Dame u otros similares constituyen en última instancia un gran símbolo de las tantísimas profanaciones de las que los templos están siendo objeto cada vez más, con total beneplácito de muchísimos miembros de la Jerarquía, quienes poco a poco, ya sea por comodidad, cobardía o malicia, consciente o inconscientemente, están contribuyendo a la formación de una nueva iglesia, que para muchos tiene cada vez menos que ver con la católica.

No estamos haciendo juicios apresurados, y aunque salten indignados muchos lectores, quisiéramos formular algunas preguntas en vistas de la profanación de la basílica nacional de Luján que se llevó a cabo el sábado 18/5 pasado con el show de luces “Lumen Sky". Ensayamos algunas respuestas posibles, pero que creemos del todo insuficientes.

Aclaramos por otra parte que no tenemos la más mínima intención de juzgar conciencias ni corazones de los organizadores y mucho menos de los asistentes, cuya gran mayoría consideramos casi inimputables, adormecidos y completamente inficionados del virus modernista hasta el punto de haber perdido completamente el sentido del sacrum. Sencillamente no tienen idea.

En esos jóvenes, la razón ha sido casi enteramente abolida en beneficio del sentimiento, sobre cuya arena movediza se ha edificado una espiritualidad atrofiada, pseudocatólica. En la apoteosis de lo sensible, y del “todo vale si proviene del corazón”, los límites no existen, y esto se ve como un verdadero triunfo. La idea de virtud como fuerza rectora de las pasiones es inconcebible, porque el verdadero ideal es la transgresión de todas las formas y cánones establecidos, en todos los órdenes, con la más tranquila conciencia.

Amor es para ellos puro sentimiento, y la expresión humana para demostrarlo, que por supuesto no admite ni por asomo la incidencia del pecado original, puede hacer uso y abuso de la imaginación para –literalmente- cualquier ocurrencia. Así se puede justificar desde una exposición blasfema para resaltar la naturaleza humana de Jesucristo, hasta un desfile de modas en un templo para mostrar la belleza del cuerpo humano, o bien convertir las iglesias en comedores comunitarios esgrimiendo la caridad o la misericordia.

La síntesis del Decálogo en dos mandatos (amor a Dios y al prójimo) ha sido sintetizado más aún, aboliendo de un plumazo el primero: el hombre ha ocupado íntegramente el lugar de Dios, y la filantropía se ha confundido absolutamente con la caridad. Si en medio de esto, proponemos tímidamente en esta última un orden, somos inmediatamente calificados como “pepinillos en vinagre”.

Por qué hablamos de profanación -literalmente entendida-

Porque profanación es Tratar algo sagrado sin el debido respeto,o aplicarlo a usos profanos. Tranquilamente se podría haber realizado este show en un espacio profano, y santas pascuas. En la profanación no necesariamente debe haber intención de agravio. En una segunda acepción, se refiere a “deslucir, desdorar, deshonrar, prostituir, hacer uso indigno de cosas respetables.”

Profanación es, pues, esta moda piadosa a la que probablemente le resulta más económico y atractivo convencer a un cura u obispo para usar un templo que alquilar un teatro o un estadio, y que como parece que  desconoce modelos válidos en la riquísima Tradición católica, prefiere tomar prestados los modelos de oración de las sectas evangélicas y el show de los recitales de rock.

Pero cuando uno se pregunta por qué este espectáculo no se realiza en otro sitio, cabe también preguntar: ¿el show es un “adorno” a la Presencia Real de Nuestro Señor en la Eucaristía, o se lo usa a Él para realce del show? En el segundo caso, es monstruoso.

Y en el primero, cabe la réplica: ¿acaso Él y su sola y silente presencia “no es suficiente” para convocar?…¿Toda esa gente asiste si se la convoca a una Adoración solemne y tradicional, en silencio y oración, sin espectáculo? SI no lo hace, ¿por qué es? ¿Qué la mueve realmente, la fe o la “diosa” sensación y la experiencia?…

¿Creen realmente razonable convocar a una “Alabanza Eucarística” mediante la promoción de por ejemplo, una joven y bella cantante, por piadosa que ésta sea? ¿En serio no ven que hay algo como que…"sobra"?

Pero este tipo de profanaciones no es casual, sino que se dirige en última instancia, a invadir un espacio: lo mundano debe ir tomando el lugar de lo eterno, en el rebajamiento progresivo de éste,  hasta la desaparición total del sentido de lo sagrado. Dejemos a juicio de cada uno el considerar quién será el más interesado en esto.

Y profanación es, pues, esta suerte de …"performance” (?) que hace unos años viene presentándose en ciertos templos como la Basílica del Ssmo. Sacramento y otras de Bs.As. y este último sábado se realizó en Luján, tal como aquí se anticipaba:

La realidad de lo sucedido pueden verla en estos videos de pocos minutos:

Para quienes tengan más paciencia, pueden hallar aquí la grabación completa de la “experiencia", de casi dos horas de duración (mientras se procuran Misas cada vez más breves..).

Dado que estos gravísimos abusos litúrgicos no son nuevos, unas muestras en la basílica del Smo. Sacramento, donde hace años se vienen produciendo:

Paciencia, que ya verán algún día estas “oscuras luces” en San Pedro…

A quienes no terminen de comprender de qué se trata, aquí el cantante “cristiano” Maxi Larghi nos explica -con su mejor voluntad y “buena onda"-, “qué es la alabanza”…

Como decíamos, entonces, nos surge una suerte de diálogo imaginario con el modernista medio:

- Cuál es el fin último de estos espectáculos? 

- La “nueva evangelización”, -dice alguno de los protagonistas plenamente convencido, en los videos de la página de facebook de Lumen Sky-.

-  Cuál es el fin de la nueva evangelización?

-  Acercar a los hombres a Cristo, presente en la Eucaristía.

-  Y para qué acercar a los hombres a Cristo?

– Para que sean más felices.

-   Ahí vamos llegando….¿cuál es entonces el fin último que se tiene en mente? La felicidad del hombre, no la gloria de Dios, o en todo caso, ésta se asume como añadidura, porque se supone que “Dios estará contento si nosotros estamos bien”, ¿no es verdad?

Y resulta que es exactamente al revés, pues nuestra felicidad debería basarse en buscar la gloria de Dios y en cumplir sus mandamientos. Parece sólo un detalle, y sin embargo todo el edificio espiritual ha sido subvertido, lo que nos debe llamar a más reparación, más penitencia, y más ruego de sincera conversión…

La perversión de la Caridad

No queremos quedarnos con la pura anécdota; nos interesa que se comprenda por qué este tipo de acontecimientos deben ser absolutamente repudiados, no en pos de un mero legalismo que se resiste a la “acción del Espíritu", sino por tratarse de una auténtica perversión del espíritu católico, auténticamente cristiano, que justifica TODA transgresión (litúrgica, moral o doctrinal) en la primacía del “amor".

El filósofo argentino Federico Mihura Seeber señala en una de sus obras (El Anticristo, Samizdat, Bs.As. 2012) la perversión de la Caridad como un signo a tener en cuenta dentro del “clima propicio y necesario” para el advenimiento del Anticristo:

“…esta forma especial de corrupción no habría sido posible sin una inversión del mensaje cristiano, de su propia doctrina moral. Digo “inversión”, no digo “rechazo”.

(…) Lo que quiero decir con “inversión”es una perversión de la misma. No es su rechazo sino una asunción desviada y perversa. (…)  La perversión de la doctrina moral cristiana que ha operado como causa de la corrupción moral de Occidente radica en la adulteración de la doctrina central de la Caridad (…).

La Caridad ha sufrido en la modernidad, en sí misma, una amputación o inversión idéntica a la versión falsificada de Cristo en lo dogmático. La Caridad ha sido “cortada” de la Trasscendencia, es decir de la relación “vertical” al Padre. (…) La “nueva” caridad suprime aquella orientación primera y fundante, para dirigirse exclusivamente a los hombres. Esto es el “fraternalismo” o la “filantropía” en que la masonería centrará su ideario y que hoy se ha hecho extensivo al total de la humanidad y penetrado en la propia Iglesia. Que tales “valores” constituyan una versión degradada de la caridad cristiana lo prueba el hecho de su impronta universalista. Porque un mandato de amor humano universal está ausente de toda moral o cultura que no haya estado impregnada por la moral evangélica.”

Mihura Seeber se detiene luego en el meollo de esa perversión de la Caridad, que radica especialmente en su oposición radical a la Ley, a toda ley:

“El amor al que Cristo se refiere al refrendar su supremacía sobre la Ley no es un amor “humano”. Es el Amor Divino. Es el Amor de Dios (…) Sólo este Amor puede entenderse que se sobreponga a la Ley porque es el Amor que “cumple toda la Ley”, ya que es amor al mismísimo Autor de la Ley.(…)

La corrupción de la Caridad –una Caridad prostituida- ha sido la causa de la perversión del alma de Occidente, porque de la afirmación de su primacía sobre la Lay se ha pasado aviesamente a la de su oposición a la Ley. Se la constituyó así en el alma de la Anomia moral.”

“(…) Así, por ser “cabeza” de todo el orden moral, la Caridad arrastró en su corrupción a todas las virtudes. (…) La Caridad fue “catapultada” contra la justicia legal. (…) Ahora, como mero amor del hombre, se convierte en cómplice de toda transgresión,  y en condescendencia para toda dimisión del esfuerzo perfectivo. (…) .

Y llegamos a lo más espeluznante de esta perversión, en donde tal vez se pueda encontrar una explicación a toda la esquizofrenia magisterial y litúrgica actual, en que por una parte se mantienen las prescripciones generales en la letra, mientras en la práctica se las transgrede sistemáticamente:

Se “funcionaliza” a Cristo contra la Ley. Su mensaje de Caridad, que por la primacía del amor de Dios hacía posible el cumplimiento de Sus Mandatos, es convertido en ocasión del total derrumbe del ethos humano, por un permisivismo integral.

Y así Cristo es hecho ocasión de pecado.(…) Nada puede identificar mejor la acción del Anticristo que esta tergiversación del Mensaje de Cristo….”

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Retomamos a la luz de esta reflexión, pues, la entrevista imaginaria, contrastando este tipo de “celebraciones” con el sentir de la Iglesia:

- Para qué son los templos?

a) (respuesta del modernista) - Para que el hombre se sienta más a gusto para encontrar a Dios.

b) (respuesta del Catecismo)

1198 (…) nuestras iglesias visibles, lugares santos, imágenes de la Ciudad Santa, la Jerusalén celestial hacia la cual caminamos como peregrinos.

1199 En estos templos, la Iglesia celebra el culto público para gloria de la Santísima Trinidad; en ellos escucha la Palabra de Dios y canta sus alabanzas, eleva su oración y ofrece el Sacrificio de Cristo, sacramentalmente presente en medio de la asamblea. Estas iglesias son también lugares de recogimiento y de oración personal.

-  ¿Qué es la liturgia (la adoración eucarística forma parte de ella)?

a) (respuesta del modernista): es un modo de expresar nuestro amor a Dios, que debe ser lo más agradable posible para nuestros hermanos…

b) (respuesta del Catecismo) 1136 La Liturgia es “acción” del “Cristo total” (Christus totus). Los que desde ahora la celebran participan ya, más allá de los signos, de la liturgia del cielo.

Vale decir, al modernista -que insistimos, no es católico- no interesa lo que agrade a Dios, sino lo que sea elocuente para los hombres.

En este esquema no tiene cabida el misterio, desde ya, y cuanto más explícito sea todo, como en el lenguaje publicitario, más “efectivo” es (el p. Julio Meinvielle supo describir muy bien a la que llamó “iglesia de la publicidad”).

Por detrás, el más puro pelagianismo: hay que hacer muchas cosas, cosas nuevas, brillantes, espectaculares, halagar más y más todos los sentidos (si es posible incluso embriagarlos), para convencernos de que hemos hecho (nosotros, los protagonistas) lo mejor posible para que Dios nos ponga una buena calificación…

Un éxito total, sobre todo si el show se transmite por las redes, si lloramos y bailamos, y si hay muchos jóvenes. Cuidado que ese es un dato importante: si no son jóvenes los protagonistas no tiene caso…la Iglesia es de ellos, todos tenemos que aprender de ellos, ellos deben enseñarnos y no se los debe reprimir en nada porque son pura pureza…. Cuando dejen de ser jóvenes…pues que empiecen a aprender de sus sucesores (que sabrán menos aún que ellos), y sobre todo que estén abiertos a “dejarse sorprender por las novedades” (sic).

-   Y qué papel juega aquí la Tradición? – Hay que renovarla…

¿Y qué renovarán, bajo que pautas, si ni siquiera la conocen? ¿Por qué se la roban, por qué no les permiten que se enamoren de ella?…¿No huele un poco a azufre tanto odio a ella?

Ni hablar de los jóvenes que con este tipo de criterios, son llamados al sacerdocio por un “golpe de emoción”, y a los pocos años nos rasgamos las vestiduras porque “ya no sienten” su vocación, y se van por otros rumbos…Lo mismo con el matrimonio, desde ya, pero para resolver esto, ya tienen el comodín mágico de Amoris Laetitia..."¡el ideal evangélico es tan inalcanzable…!"(sic).

- ¿Cómo “encaja” la Cruz en este planteo? ¿Cómo la “negación de uno mismo”? ¿Qué significado puede tener aquí la vocación martirial de todo bautizado? ¿Qué es la penitencia?…

Podríamos ir analizando punto por punto todos los temas de una espiritualidad católica genuina, y vemos que “algo hace ruido”, hay aristas que no encajan, entre el círculo y el cuadrado.

Podemos decir que la “pastoral” lo ha invadido y contaminado todo: la doctrina alterada, la liturgia subvertida. 

Muchos dirán también que en estas manifestaciones hay mucho de “infancia espiritual” y que quienes saltan y bailan son como niños inocentes en la fe, pero ¿acaso no compete a los pastores conducir a los fieles a una más progresiva madurez espiritual inculcando el sentido de lo sagrado? Y es paradójico que por otra parte se argumente ridículamente una presunta “adultez” para por ejemplo, proponerles que comulguen en la mano; ¿en qué quedamos?..

Como telón de fondo, apuntamos un dato: cuando invitamos a Mons. Schneider para el XX EFC de Bs.As., se nos pidió expresamente desde la CEA que no celebre Misa según la forma extraordinaria, “para no innovar” (¿?!!), y cuando estuvimos en Luján, obedeciendo a ello, se celebró la misa de Pablo VI es decir, la “misa nueva”, pero en latín. No obstante unos días después nos llamó Mons. A. Radrizzani (arzobispo de Luján) para inquirir preocupado qué había sucedido, porque alguien le había dicho que seguramente era la misa de S. Pío V…

Ahora bien: el show presentado por los Hogares de Cristo en la basílica no les preocupó, e incluso se rasgaron oficialmente las vestiduras por aquellos que lo cuestionamos profundamente por sus formas completamente inapropiadas  (el malo no es quien escandaliza, sino quien sufre el escándalo..).

El show de este sábado con la basílica disfrazada de club nocturno tampoco preocupó, pero sí se consideraba como preocupante amenaza una Misa que “parecía” tradicional…Ya hemos tenido largas conversaciones con el anterior rector de la basílica, para quien la solemnidad estaba irreconciliablemente reñida con lo popular.

¿Y nos hablan de unidad en la Iglesia? ¿Y les preocupa que muchos católicos se vayan, y que tambalee su fe? No. Perdón, pero creo que les importa un bledo, y aún me atrevo a asegurar que quieren positivamente que “esos católicos” nos vayamos.¿O se les escapa que a una interesante porción de fieles, este tipo de …"liturgia” nos causa horror, escándalo y un profundo rechazo?

¿Pero no debería ser la oración y la liturgia católica un sitio inequívoco de unidad entre los hijos de la Iglesia? ¿Y por qué hemos de ser los “malos de la película” quienes amamos la liturgia con que durante siglos se santificaron miles de católicos?… ¿De verdad creen que podemos seguir hablando de la Iglesia UNA?

A quienes promueven este tipo de abusos, no les interesa la unidad de la Iglesia, sino la unidad de los hombres a secas, el revoltijo del mundo y con el mundo, se tenga -o no- la fe que sea.

Por supuesto, rezamos por nuestra Jerarquía sinceramente, imploramos su conversión -como la nuestra-, y seguimos obedeciendo en lo que no sea pecado ni vaya contra la fe, pero “no comemos vidrio", y por la salud de nuestros hermanos, trataremos de que cada vez haya menos que incluyan ese peligroso elemento en su dieta.

Quisiéramos que todos los sucesores de los Apóstoles permanezcan en la Iglesia de Cristo, créannos. Pero les pedimos, por amor de Dios, no contribuyan más a seguir edificando su caricatura, que nos morimos mañana o pasado, y Dios no es un demagogo que va acomodando su discurso con tal de tener más lleno el auditorio…porque El no es peronista.

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