16.02.22

Stalin nos da una lección sobre la importancia de la lectura

Stalin’s Library: A Dictator and His Books, de Geoffrey Roberts

Es muy frecuente que, ante personas que actúan de modo inmoral, se proponga como solución la cultura o la educación. Vale para todo: los latin kings, el antisemitismo, las masacres genocidas… siempre hay alguien que dice que la solución es la educación, proporcionar una cultura que, se supone, quitará a esos criminales sus malas ideas de la cabeza. Es como esa tontería de que el nacionalismo (que es una ideología) se cura viajando.

Esta idea se da de bruces contra la realidad. Por poner un ejemplo histórico, en la Alemania de los años 30 no faltaba precisamente educación y algunos de quienes enviaban a prisioneros a las cámaras de gas sin inmutarse luego se emocionaban y soltaban lagrimillas escuchando una pieza de música clásica.

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19.01.22

El dios verde, o la impostura del ecocatastrofismo

Il dio verde. Ecolatria e ossessioni apocalittiche

Se asocia hoy el término «panfleto» bien a un folleto comercial, bien a un escrito poco sólido, de palabras gruesas y exageradas. No siempre fue así. En el siglo XVIII, un panfleto era una obra breve, polémica y contundente, normalmente de naturaleza política o religiosa. Los había de todo tipo, pero algunos, aunque usaran un lenguaje impactante, eran certeros y bien fundados. Como el último libro (algo más de 70 páginas y un tono de encendida denuncia) de Giulio Meotti, Il dio verde. Ecolatria e ossessioni apocalittiche.

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29.12.21

El contagio psíquico en la génesis de la epidemia transgénero

Un daño irreversible

Un daño irreversible, el libro de investigación de la periodista del Wall Street Journal Abigail Shrier sobre la locura transgénero que está destruyendo las vidas de, principalmente, miles de chicas, llegó con importantes credenciales: había sido declarado libro del año por The Times y The Economist. No es que me fije yo mucho en estas recomendaciones, pero que un libro crítico con la ideología de género más extrema hubiera conseguido romper el muro de silencio y colarse en esos «respetables» medios tenía que significar algo.

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23.11.21

Santos para pecadores

Es probable que Santos para pecadores sea uno de esos libros que pasan desapercibidos. Hay tantos libros de santos y la referencia a que somos pecadores, si hace un siglo podía llamar la atención, hoy es de lo más común. Su autor, Alban Goodier, un jesuita fallecido en 1939, tampoco nos dice nada a la mayoría. Vamos, que a menos que alguien de mucha confianza y/o autoridad te anime a leerlo, lo más probable es que sea uno más de esos miles de libros que pasan por la vida sin rozarnos. Y esto sería una lástima, una gran lástima.

Confieso que lo empecé a leer casi por casualidad. Pensé que leería algunas páginas bienintencionadas pero poco más. Me equivocaba. Goodier es muy bueno y consigue que leamos con auténtica pasión estos breves relatos sobra la vida de nueve santos. A cada uno le dedica algo más de 20 y algo menos de 30 páginas, lo que hace su lectura muy ágil.

Pero no es la extensión la clave del libro, sino su enfoque. Goodier nos hace descubrir de nuevo la santidad y nos la muestra de un modo a veces incluso crudo y descarnado, sin edulcorar las vidas de sus protagonistas. Frente a tantas hagiografías edulcoradas, Goodier nos muestra la realidad de unas vidas por las que, en determinados momentos, nadie hubiese dado ni un duro. Lo cual las hace más apasionantes, más reales, y por ello mismo nos mueven mucho más que aquellas en las que el sujeto parece predestinado desde su más tierna infancia a ocupar un lugar en los altares.

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15.11.21

Los demonios del Padre Joan, la sorpresa de Jaume Vives

Jaume Vives

A Jaume Vives algunos le conocieron por sus correrías en Iraq, una experiencia de la que nació el muy recomendable documental Guardianes de la Fe o el libro Testigos de un genocidio. Otros lo descubrieron antes, cuando se lanzó a vivir como un sintecho (Pobres pobres. 8 días viviendo en la calle), o sonrieron en momentos complicados viendo las juergas que se montaban en su balcón de la calle Balmes, o tomaron conciencia de lo que se nos venía encima con la ley de eutanasia gracias a Vividores, otro de los proyectos en los que se ha volcado el hipervitaminizado e incansable Jaume. Iniciativas dispares, pero que tienen un sello propio: una autenticidad que hace pocos cálculos (o directamente ninguno) y que se lanza a pecho descubierto, con la verdad por delante, confiando en que ésta es el mejor escudo contra los ataques que, forzosamente, provoca.

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