Congreso de doctrina social de la Iglesia en Chile

A través del congreso se procura fomentar entre los jóvenes chilenos la búsqueda de soluciones a los problemas del orden social y formar en ellos una gran vocación de servicio público con el sello de los valores y principios cristianos.

El lunes 4 de octubre recién pasado, la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) fue testigo del Primer Congreso Estudiantil de Justicia y Moral Social “Juan Enrique Concha”. Se realizó en las dependencias de esta casa de estudios y contó con una nutrida participación de asistentes durante todo el día.  Allí se expusieron y discutieron temáticas relativas a la doctrina social de la Iglesia, despuntando todas ellas por su gran nivel académico y estricto apego a la verdad.

Con esta instancia, la Facultad de Derecho de la PUC realiza la tarea ineludible que tiene en cooperar a construir una sociedad más justa y cristiana, en coherencia con su misión de ser cultora de la verdad y de la ley natural. Por otro lado, mediante esta actividad los jóvenes católicos hacemos nuestras las palabras de san Alberto Hurtado: “La Universidad debe ser el cerebro de un país, el centro donde se investiga, se planea, se discute cuanto dice relación al bien común de la nación y de la humanidad. Y el universitario debe llegar a adquirir la mística de que en el campo propio de su profesión no es solo un técnico, sino el obrero intelectual de un mundo mejor”.

En el Congreso intervinieron 5 académicos de primer nivel. El decano Arturo Yrarrázaval realizó una semblanza del insigne pensador don Juan Enrique Concha, quien da el nombre al Congreso. Juan Enrique Concha Subercaseaux (1876-1931) fue ex alumno de la Escuela de Derecho de la PUC y en la que desarrolló una fecunda labor docente. Entre sus alumnos destacó el joven Alberto Hurtado Cruchaga, más tarde canonizado, y quien en su libro “Moral Social” se dirigió a su maestro como uno de aquellos hombres que con sus obras, con sus escritos y con su acción personal, han mantenido siempre vivo el pensamiento social de la Iglesia. Concha Subercaseaux, en efecto, fue precursor de los temas sociales en el Derecho nacional con su tesis “Cuestiones Obreras” (1899) y se destacó como brillante político a comienzos del siglo XX. Por el Partido Conservador fue Alcalde de la municipalidad de Santiago, Diputado por Rancagua y Senador por Santiago y O’Higgins.

En su actuación parlamentaria demostró su preocupación por la clase trabajadora y los problemas sociales existentes. Buena parte de las leyes sociales que en esos años se dictaron, se debieron a su inspiración e iniciativa, propugnando una legislación laboral basada en los principios de la fraternidad cristiana. Fue además un gran filántropo. Fundó el Patronato de Santa Filomena siendo el presidente de su directorio durante treinta años. Otra de sus preocupaciones fue la Fundación León XIII, creada por su padre, y con sus aportes personales contribuyó a solucionar el problema habitacional de los más pobres, creando una población obrera que llevó el nombre de León XIII. Ardiente partidario del cooperativismo en Chile, fue creador de las llamadas cooperativas de alimentos destinadas a las necesidades de sectores populares. En fin, Juan Enrique Concha se distinguió por una vida ejemplar y un profundo amor a la Iglesia.

En la misma mesa de académicos, el filósofo Juan Antonio Widow expuso sobre las relaciones de la doctrina social de la Iglesia con la economía y el problema de la usura. Por su parte Matías Petersen, joven intelectual, desarrolló la cuestión de la fundamentación moral de la economía y la inhumana visión filosófica de las escuelas económicas austríaca y de Chicago. Por la tarde, Josef Seifert indagó en las razones por las cuales la Iglesia se alista en la defensa de la vida. Y por último, Hugo Alberto Verdera, de la Universidad Católica Argentina, mostró el mundo en que debe moverse el católico fiel a la Verdad y cuál es su rol en una sociedad secularizada. Al respecto, Verdera señaló: “La sociedad que vivimos ya no es poscristiana, sino que ha pasado a ser derechamente Cristofóbica. Odio a Cristo y odio a su Iglesia. Nuestro combate, por lo tanto, es contra el relativismo, un relativismo ya no escéptico sino agresivo, militante, como señala Benedicto XVI. Para la ideología moderna, los que creemos en la verdad no somos fiables”.

No obstante, donde radicó lo determinante de este Congreso Estudiantil fue en el amplio interés de parte de universitarios. Hubo 28 trabajos elaborados por alumnos, en que reflexionaron sobre los distintos tópicos que aborda el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia. Allí, en el salón Aquiles Portaluppi, se mostró la equivocidad que existe al hablar de democracia, pluralismo, tolerancia y mayorías, cuyo contenido en muchas ocasiones resulta frontalmente opuesto al magisterio social. Se ventiló, también, el error fundamental de la teología de la liberación, que pone su acento en una redención terrena y no cristiana.

En materia de aborto terapéutico, eutanasia y matrimonio homosexual, los ponentes se encargaron de mostrar cuál es el sustrato de estas banderas y por qué la Iglesia las combate con decidida energía. Hubo, además, total consenso en rechazar el liberalismo económico que, con su lógica materialista y economicista, postula una antropología contraria a la dignidad espiritual y cerrada al orden de la gracia. Aparte de la reflexión, el debate no estuvo ausente durante toda la jornada, contribuyendo éste a forjar un pensamiento crítico en los presentes ante las máximas de un mundo que se pretende edificar de espaldas a Dios.

El premio “Juan Enrique Concha”, atribuido al mejor trabajo de alumnos evaluado por la comisión académica del Congreso, recayó en el egresado de Derecho y actual estudiante de Filosofía en la UC, Joaquín Reyes Barros. Con su ponencia titulada “El fin sobrenatural como fundamento de la unidad política”, el ganador muestra que el fin último del hombre (aquello en lo que consiste la felicidad humana) posee no sólo una dimensión natural, sino también otra sobrenatural, a la cual la primera se subordina. Dicho fin sobrenatural, al constituirse como verdadero fin último de la vida humana, no puede quedar excluido del orden propio de la sociedad, por cuanto la sociedad debe orientarse a que los hombres sean felices. Dicho de otro modo, al autor sostiene que no es lícito a la sociedad política, después de la Redención, excluir el cristianismo del orden social.

El premio “Juan Enrique Concha” consiste en la publicación del trabajo ganador en la revista Humanitas y, además, la entrega de un Denzinger (El Magisterio de la Iglesia), gentileza de la editorial San Pablo.

De esta forma, el Congreso de Justicia y Moral Social “Juan Enrique Concha” pretende transformarse en un foco de pensamiento a la luz del magisterio católico. A través de él se procura fomentar entre los jóvenes chilenos la búsqueda de soluciones a los problemas del orden social y formar en ellos una gran vocación de servicio público con el sello de los valores y principios cristianos.

 

Luis Alberto Jara, Santiago de Chile

 

3 comentarios

Alberto
Faltan espacios como éstos, donde se realice la llamada pontificia a cultivar en armonía fides et ratio. Pensar las realidades temporales desde la inteligencia de la fe. Hay que rezar para que los frutos del Congreso produzcan al ciento por uno.
8/10/10 4:06 PM
Matías
Un excelente Congreso; un aporte de verdad al debate intelectual en la sociedad!
8/10/10 4:17 PM
Martín
Felicitaciones a los organizadores! éstas si que son buenas iniciativas!
10/10/10 7:44 PM

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