El caldo de cultivo de la pedofilia

El hecho es que la exaltación de la sexualidad en todas sus modalidades implica admitir la pedofilia, en la teoría y en la práctica. Muchos experimentos de «estilos alternativos de vida», que proliferan durante los años setenta y ochenta en occidente, con esas comunas en las que, en principio, todo se compartía, también incluían la iniciación sexual de los pequeños.

Hace veinticinco años, el partido de Los Verdes de Renania Westfalia pidió  la supresión de los artículos 174 a 176 del Código Penal alemán, relativos a los abusos sexuales en situación de dependencia y a la pedofilia. Para justificar esa petición se decía: “La sexualidad practicada de común acuerdo es una forma de comunicación entre seres humanos de cualquier edad, sexo, religión o raza, y debe estar a salvo de toda limitación”. El sexo con niños “resulta para ambas partes agradable, productivo, estimula el desarrollo; en resumen: es algo positivo”. “Las relaciones sexuales entabladas de mutuo acuerdo no se deben criminalizar… No es aceptable que se amenace con penas de hasta diez años de prisión a adultos que se toman en serio los deseos sexuales de niños y adolescentes y mantienen con ellos relaciones amorosas”. 

Ese texto se modificó posteriormente, pero de entrada se aprobó con 76 votos a favor y 53 en contra y pasó a formar parte del programa del partido.El caso de los verdes alemanes no constituye un hecho aislado. En el contexto de la revolución sexual de los sesenta  y de la convergencia de planteamientos inspirados en Marx y en Freud, socavar los viejos tabúes de la moral sexual tradicional parecía un objetivo inseparable de la lucha contra el orden social capitalista-burgués. El fenómeno rebasa el ámbito de la política y se hace perceptible en la pedagogía y en la cultura en general. La erosión de los viejos valores se convierte en un elemento central del programa educativo antiautoritario y emancipador.

El hecho es que la exaltación de la sexualidad en todas sus modalidades implica admitir la pedofilia, en la teoría y en la práctica. Muchos experimentos de “estilos alternativos de vida”, que proliferan durante los años setenta y ochenta en occidente, con esas comunas en las que, en principio, todo se compartía, también incluían la iniciación sexual de los pequeños.

Conocemos el estrepitoso fracaso de esas fórmulas sociales pretendidamente revolucionarias, pero parece que nos cuesta extraer todas las lecciones que nos brinda su experiencia. Si se ponen determinadas causas, resulta inevitable que se sigan los efectos correspondientes. Ante los escandalosos sucesos de pedofilia que ocupan la atención pública de diversos países es de rigor la aplicación de la tolerancia cero y, en consecuencia, el castigo penal de los responsables. Parece igualmente oportuno revisar y endurecer códigos y reglamentos allí donde la legislación era demasiado laxa o dejaba inquietantes zonas de sombra.

Y además de atender a las víctimas y castigar a los culpables, es urgente adelantarse y trabajar en la prevención. Si no se incide en los factores culturales y educativos que, en buena medida, están en el origen de esos lamentables incidentes, gastaremos nuestra energía en perseguir efectos sin atacar las causas que los producen. La promiscuidad sexual como programa y como forma de vida tiene consecuencias. Algunas manifestaciones de la ideología de género, herederas de la revolución de los sesenta, pretenden haber dejado atrás los conceptos de naturaleza y de normalidad. Incluso la idea de identidad de género, construcción socio-cultural con que se intenta desplazar al sexo biológico, llega a estorbar, pues la mera noción de identidad impone limitaciones. Ahora priman conceptos como el de “transición”: no hay una identidad estable, sino un juego libre de transiciones, ayudadas o no por la cirugía y los tratamientos hormonales. El papel lo soporta todo, pero la realidad es notoriamente tozuda (ahí siguen sin inmutarse los virus y bacterias responsables de la extensión casi epidémica de las infecciones de transmisión sexual, que van a lo suyo al margen  de lo políticamente correcto).

Se entiende, por ejemplo, que el gobierno inglés se muestre consternado por los numerosos casos de abusos físicos y sexuales producidos en los famosos internados británicos. Pero se entiende menos que, simultáneamente, ese mismo gobierno y el parlamento saquen adelante una ley de familia, infancia y educación que, pasando por encima de la voluntad de los padres, establece la educación sexual a partir de los cinco años de edad, con un enfoque que apunta de modo inevitable a la sexualización de la infancia. Otro ejemplo: el gobierno suizo va a distribuir millón y medio de preservativos de tamaño reducido, para uso de los chicos de doce años.

La ministra sueca de educación declaraba en los años sesenta: “Hay que enseñar a la gente a servirse de su sexo como a manejar los cubiertos. Cuando se sabe estar a la mesa, no se piensa más en ello. Con el sexo debe pasar lo mismo, no plantearse más el problema. Por otra parte, nada está mal, nada es anormal”. Quien siembra vientos, desde luego, recoge tempestades.

 

Alejandro Navas

Publicado en Diario de Navarra y en la Fundación Burke

15 comentarios

Pedro Trevijano
La izquierda española se escandaliza de la pederastia en los curas, pero la fomenta en los demás. Nuestro Código Penal dice: “se consideran abusos sexuales no consentidos los que se ejecuten sobre menores de trece años” (art. 181.2). Es decir, si un chico o chica de trece años consiente en tener relaciones sexuales con un adulto, los padres legalmente no pueden hacer nada, pues la ley española lo autoriza.
La Ley sobre el aborto fomenta también la pederastia. Uno de sus objetivos es: “la educación sanitaria integral y con perspectiva de género” (art. 5 e), así como el que “la formación de profesionales de la salud se abordará con perspectiva de género” (art. 8). Ello significa que resulta justificable cualquier actividad sexual, homo, hetero o bisexual. En esta mentalidad, el hombre y la mujer eligen su sexo y lo pueden cambiar, cuantas veces lo estimen oportuno. Esto es lo que se quiere enseñar e imponer a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Debo decir que no se trata de ninguna novedad, sino que ya se está pretendiendo hacer en Educación para la Ciudadanía, a favor del RD 1631/06.
Simplemente añado: padres, espabilad. Se pretende corromper a vuestros hijos. Un saludo Pedro Trevijano.
15/04/10 1:18 PM
Ricardo de Argentina
Estimado Aristo:
Yo creo que por ahí no se va a ningún lado. Me parece que en cuestiones educativas, los católicos estamos perdidos. Hay que buscar formas digamos "alternativas".

Mis hijos ya son adultos y nos ha tocado luchar , especialmente en escuelas católicas, e incluso cambiarlos a otra escuela católica que me daba ciertas garantías de que la educación sería cristiana. Pero eso creo que ya hoy ni siquiera es posible en mi ciudad.

Hay tres situaciones que ayudan, pero son cada vez menos frecuentes. Una, que la madre no salga a trabajar afuera y se dedique con ahínco a la educación y formación de sus hijos. Dos, que no existan en el hogar ni la TV ni la radio, y en general, cualquier otra intromisión de la cultura mundana. Tres, que sean varios los hermanitos, cuantos más, mejor, a fin de que los principales lazos afectivos y socializantes se cristalicen dentro de la familia.

Éstas son cosas que se pueden intentar y, en determinadas circunstancias, conseguir con la ayuda de Dios. En cambio, exigirle a un mundo descreído y hasta anti-teo que eduque cristianamente a nuestros hijos, me parece tiempo perdido. Y especialmente porque somos los padres quienes debemos educar a nuestros hijos, ya que Dios nos ha dado a nosotros esa responsabilidad, y no al Estado.

Finalmente, pienso que la educación a distancia puede ser una alternativa con mucho futuro para quienes quieran evitar el totalitarismo educativo del Estado.
15/04/10 1:33 PM
ARISTO
Ricardo de Argentina, estoy de acuerdo contigo, pero estarás tú conmigo también en que las administraciones públicas están cegando a los padres la posibilidad de elegir y establecienco de facto una dictadura cultural; y si no pasas por el aro, si te rebleas pueden desde Asuntos Sociales quitarte la custodia del hijo. Lo que me exaspera es el aborregamiento de los padres que no son capaces de darse cuenta de lo que pretenden hacer con nuestros hijos. Ricardo, controlar la radio, la TV y el ordenador de nuestros hijos está en nuestras manos. Sin embargo, la ley te obliga a llevar a tus hijos a la escuela, y si tienes una economía saneada puedes permitirte en elegir, y aun así depende; pero si no tienes esa economía, si has de pasar forzosamente por la escuela pública, sabes que es como meter a tus hijos en un pudridero. Este gobierno y los terminales públicos están cerrando el cerco, y llegará un momento en que no podremos reaccionar. Creo que no es descabellado que las familias católicas pudieran denunciar esta situación mediante un plante general e indefinido. No es una medida fácil, pero sí sería, en mi opinión, un serio toque de atención a este y cualquier otro gobierno: que sepan que con la educación de nuestros hijos no se juega.
15/04/10 2:57 PM
Samuel
Excelente artículo, enhorabuena a su autor.

Es absurdo pensar que el ambiente social y cultural no puede influir en los miembros de la Iglesia. Estas vergonzosas tragedias tienen su causa en ese ambiente, y no en la propia Iglesia. Y ello sin perjuicio de que los obispos, efectivamente, no reaccionaron ante ello con la prudencia, la celeridad y la firmeza con que debieron hacerlo.

Por otro lado, he encontrado esta homilía del franciscano P. Roger J. Landry, pronunciada en la Parroquia del Espíritu Santo en Fall River, MA (Estados Unidos), que quizás a alguien le venga bien:
http://pensaryescribirenlibertad.blogspot.com/2010/04/cual-debe-ser-nuestra-respuesta-ante.html
15/04/10 4:00 PM
Yolanda
si has de pasar forzosamente por la escuela pública, sabes que es como meter a tus hijos en un pudridero
___________

¡¡¡?!!!
15/04/10 4:46 PM
También es muy buena tu carta de hoy, Pedro.
http://www.larioja.com/prensa/20100415/opinion/genocidios-pederastia-20100415.html
15/04/10 8:17 PM
Julián
¿Por qué denunciar con presunta superioridad moral la paja en el ojo ajeno en vez de preocuparse por la viga en el propio? El que esté libre de pecado...
16/04/10 2:13 AM
teofilo capoa
un niño es la inocencia y la virtud del espiritu santo,un niño no esta preparado para la sexualidad ni fisica ,emocional ni mentalmente COMO SE ATREVEN A DAÑAR LO MAS SAGRADO PARA DIOS ,todo acto tiene una consecuencia tarde que temprano ustedes tendran el pago de sus hechos DIOS MANIFESTARA TODO SU PODER
el decir que para los niños es agradable es mas brutal y asqueroso que el mismo hecho del abuso infantil
17/04/10 4:18 AM
http://www.aceprensa.com/articulos/2010/apr/16/ratzinger-no-paro-el-proceso-contra-un-sacerdote-de-california/


http://www.aceprensa.com/articulos/2010/apr/12/guia-sobre-procedimientos-en-casos-de-abusos-sexuales/
19/04/10 9:01 AM
Joaquín Simó Caballer
El falso concepto de la Caridad y el Amor nos ha llevado a esto. A Dios le es debida primeramente siempre toda nuestra alabanza y adoración y en consecuencia, el amor que emanará de nosotros será amor fraterno, precioso, puro, en cuanto a hijos de un mismo Padre, amoroso y corrector a la vez.
Si se ama al hermano sin amar a Dios primero con todo nuestro corazón, nuestra alma y nuestra fuerza (Dt 6, 59)el amor que destilará de nosotros será un amor anárquico, idealista, sentimentalista, que venga a consolar finalmente a nuestra pobre naturaleza humana cargada de fragilidad hacia el pecado.
No nacimos para amarnos y consolarnos los unos a los otros al estilo humano, miserable y pendenciero. Ahora, desde la Dolorosa Pasión de nuestro Padre, Creador y Redentor estamos predestinados y capacitados para amar como Él nos amó y poder decir al mundo que deje que los niños se acerquen a nosotros sin temor.
Si se le hubiera dado a Dios Eucaristía todo el Honor y Gloria que merecen, otro gallo cantaría. Cuánta razón tenía la Virgen en sus palabras pronunciadas en Garabandal sobre que cada vez se le da menor importancia a la Eucaristía.
Hemos negado a Cristo en todo su poder y honor y así nos va, como en tiempos del rey Herodes.
Como le dijo Jesús resucitado a Pedro hundido junto al Tiberíades: ¡Rema Mar adentro!
Seamos temerosos y creyentes en el poder y la misericordia de Dios y no unos incrédulos. Él actuará en estos tiempos porque es necesario, nos conviene y porque puede.
VEN SEÑOR JESÚS
19/04/10 9:25 PM
Tulkas
"Que la madre no salga a trabajar afuera."

Y yo diría: O EL PADRE.
20/04/10 11:12 PM
Ricardo de Argentina
Tulkas, ¡no seas machista!! Cuando la mujer es superior en algo, hay que reconocérselo.

Para educar a los críos, ¡qué digo!, para FORMAR a los críos, no hay como la madre.
21/04/10 2:24 AM
Vicente
necesitamos una educación sexual de acuerdo con los principios morales de la Iglesia.
24/04/10 7:55 PM
Joaquín Simó Caballer
Vicente,
no necesitamos ninguna educación sexual ni del Estado ni de la Iglesia de ningún tipo, ni profesores ni libros de texto. No tiene sentido, desde mi punto de vista, claro.
La familia cristiana es la iglesia doméstica, son los sarmientos de la vid, que es Jesucristo, su fundador. Y por la Caridad que emana de Dios, el amor fluye con naturalidad por todo el cuerpo místico familiar de forma que los niños crecen bajo la protección de sus progenitores y se les preserva la inocencia y pureza virginal que es la mayor de sus virtudes. Y los adolescentes son atendidos con cariño por sus padres y hermanos mayores de forma que los cuestionamientos y angustias afectivas propias de cada edad se van resolviendo y descubriendo de forma natural bajo los criterios, tutela y responsabilidad de los adultos de la familia.
Nunca como ahora había habido tanta información y promoción gratuíta e institucional en temas sobre sexualidad y nunca como ahora había sucedido el consumo masivo y convulso de sexo gratis en páginas de internet y promiscuidad entre los jóvenes. Por no hablar del aborto entre jóvenes y uso de la pastilla abortiva, etc ...
Castidad, afectividad, tiempo para los hijos, conversación con ellos, guiarles por el camino de la Fe, leer libros de santos. Y llarar los padres una vida coherente y ejemplar frente a ellos -siempre que sea posible-, o al menos no ocultarles nuestras imperfecciones sino ser humildes pidiéndonos perdón siempre unos a otros.
Y todo lo demás vendrá por añadidura.
Creo yo ...
27/04/10 10:59 AM
BLAS FRANCISCO PESTAÑA FREIRE
como licenciado en filosofia y diplomado en teologia puedo concluir que la pederastia es una enfermedad psiquica son sujetos que no estan bien de la azotea.un abrazo en el señor.recemos con insistencia a la inmaculada concepcion de maria . amen jesus.
30/04/10 3:49 PM

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