Eta, medio siglo de barbarie en medio de la complicidad de muchos

A pesar de los lamentos, a pesar de las peticiones de perdón a las víctimas de Eta ninguneadas e incluso maltratadas por esa iglesia vasca, a pesar de las buenas intenciones de un sector del episcopado vasco, lo cierto es que a día de hoy el párroco de la parroquia bilbaína de San Francisco de Padua, sigue siendo un individuo que afirmó ante una cámara oculta que «Eta, cuantos más militantes, pues mejor». Y su obispo, monseñor Ricardo Blázquez, no ha movido un solo dedo para echarle no ya de esa parroquia sino del sacerdocio.

Tal día como hoy, hace cincuenta años, un grupo de estudiantes radicales disidentes del colectivo EKIN –nacido en 1952 para reaccionar contra la pasividad y el acomodo que en su opinión padecía el PNV– fundo Euskadi Ta Askatasuna. Apenas un par de años más tarde, el 18 de julio de 1961, se produjo su primera acción violenta que consistió en el intento fallido de descarrilamiento de un tren ocupado por voluntarios franquistas que se dirigían a San Sebastián para celebrar el Alzamiento.

Desde entonces hasta hoy, la historia de la banda terrorista es bien conocida por todos. Sus objetivos son hoy los mismos que se marcaron en mayo de 1962, cuando tuvo lugar la celebración de su I Asamblea en el monasterio de Belloc (Bayona, Francia). Allá Eta se autodefinió como una "organización clandestina revolucionaria" que defiende la lucha armada como el medio de conseguir la independencia de Euskadi. Nada ha cambiado desde entonces. Sus fines y sus medios siguen siendo los mismos.

Ahora bien, Eta no sería prácticamente nada sin el apoyo social del que goza en las vascongadas. Alrededor de un 15% de los vascos apoyan tanto sus objetivos como sus métodos. Y un porcentaje mucho mayor muestra su conformidad con sus objetivos aunque estén en contra del uso de la violencia. La política educativa del nacionalismo, que ha gobernado esa comunidad autónoma de España desde que llegó la democracia hasta las últimas elecciones, ha conseguido que buena parte de la juventud vasca comparta la visión de ETA sobre la realidad de su tierra. De hecho, la mayoría de los actuales etarras han nacido ya bajo el régimen democrático y no durante el franquismo.

Cuando el ambiente familiar, escolar y de amistades cercanas es favorable al terrorismo, lo normal es que surjan terroristas de nuevo cuño como caracoles tras la lluvia. Por más que las fuerzas de seguridad del Estado hagan bien su labor, poco se puede hacer cuando una madre y un padre inculcan en sus hijos el odio a España y a los españoles. Un odio al que adornan con un supuesto amor a Euskadi. Pero la Euskadi de ETA no pasaría de ser un gran campo de concentración en el que los no nacionalistas serían, si no lo son ya, los judíos del nazionalsocialismo vasco.

Es triste decirlo, pero la Iglesia Católica en el País Vasco ha jugado un papel importante para que Eta siga siendo hoy una amenaza para la convivencia de todos los españoles. A pesar de los lamentos, a pesar de las peticiones de perdón a las víctimas de Eta ninguneadas e incluso maltratadas por esa iglesia vasca, a pesar de las buenas intenciones de un sector del episcopado vasco, lo cierto es que a día de hoy el párroco de la parroquia bilbaína de San Francisco de Padua, sigue siendo un individuo que afirmó ante una cámara oculta que "Eta, cuantos más militantes, pues mejor". Y su obispo, monseñor Ricardo Blázquez, no ha movido un solo dedo para echarle no ya de esa parroquia sino del sacerdocio. Ante realidades como esa, las palabras, los lamentos y los perdones son puros actos de hipocresía de una iglesia vasca que sigue, a día de hoy, arrodillada ante la serpiente etarra o por miedo, en su mayor parte, o por convicción, en su sector nacionalista más radical.

El arzobispo de Burgos, monseñor Gil Hellín, pidió anteayer a los etarras que se convirtieran a Dios y dejaran de hacer el mal. Pero mientras ese no sea el mensaje unánime que parta de las bocas de todos los sacerdotes en el País Vasco, la Iglesia no tendrá capacidad alguna de convertirse en un instrumento de cambio de la realidad terrorista. ETA no va a desaparecer simplemente porque la Iglesia ocupe el lugar que le corresponde, pero al menos existirá un factor más, aparte del político y el policial, que ayude a ser optimistas de cara a la victoria contra una organización que es tan satánica en su naturaleza que usa como símbolo la serpiente.

7 comentarios

Enrique
Excelente, claro y directo editorial con el que estoy completamente de acuerdo. Sobran las palabras por parte de la Iglesia. Faltan los hechos
31/07/09 12:33 PM
P Nicolás
Hoy dos madres lloraban desconsoladas ante los cuerpos destrozados y carbonizados de sus hijos que han visto truncadas sus vidas en medio de la juventud. En los rostros de sus amigos y compañeros de trabajo lágrimas, tristeza, amargura….

Trabajo para los nacionalistas y todos los que jalean a los hijos de la serpiente como maldito, pero que sin embargo es apoyado por todos los demás pues luchan contra el crimen organizado y el narcotráfico, controlan y ayudan en las carreteras, proporcionan asistencia humanitaria en catástrofes… podríamos continuar la lista pero no creo que sea necesario. Arriesgan su vida como dice su lema “Por Dios y por España”. A muchos estas palabras les repugnan a otros nos causan orgullo y harto ya lo digo bien claro: estoy orgulloso de ser español, de mis tradiciones, de mi historia, de mi lengua como un francés está orgullosos de ser francés o un italiano de ser italiano. La suerte que tiene ellos es que no tiene que soportar a ignorantes intolerantes que te digan “facha” porque te sientes orgulloso de lo que eres.

El nacionalismo es una plaga despreciable en nuestro país que produce hijos de satanás como los que han puesto las bombas que iban dirigidas a causar una autentica masacre en Burgos y que han asesinado a dos jóvenes en Mallorca. Enfermos, con el alma podrida por sus ideas nacionalistas, su pecado les lleva a asesinar, a extorsionar y a atemorizar a gente inocente que sólo ha cometido el pecado de no pensar igual que ellos.

Que Dios se apiade de ellos, pues sólo Él puede sanar esos corazones agarrados por el enemigo de las almas.
31/07/09 3:36 PM
Camino Iriarte
ETA no hubiera aparecido, y desaparecerá, cuando Dios ocupe el lugar que le pertenece y los hijos de la Iglesia así lo reconozcan en público y en privado. Que el Señor tenga misericordia de los fallecidos, consuele a familiares y amigos, perdone y convierta a sus asesinos y se apiade de España y los españoles.
31/07/09 4:10 PM
Luis Fernando
No voy a admitir ningún comentario provocador de ningún separatista pro-etarra en este portal.
31/07/09 4:58 PM
El nacionalismo es el problema -religioso también y mucho- y lo demás la consecuencia.

Todo lo que sea dividir, sembrar cizaña, entre lo que permenece unido o vinculado, real y/o emocionalmente es siempre satánico.

Tanto gusta al demonio dividir esposos, familias, amigos o clases sociales como dividir naciones.
Aquí no valen sentimientos, sino obras. Quien HACE algo para aumentar cualquier tipo de discordia o dividir corazones, trabaja para el demonio.

Llámese Joseba, Setién o Pujol. Vista con pasamontañas, barretina, castañuelas sevillanas o con una Mitra que debería ser sagrada.

Más cuando lo que se quiere triturar es la Tierra a la que los santos Padres han llamado desde ha mucho, la Tierra de María Santísima, la nación española, la de todos.
31/07/09 6:48 PM
Ana
yo también lloro con esas madres porque gracias a que miembros de la guardia civil desactivaron una bomba vivimos unas cuantas personas. su dolor es también mio mi más sentido pésame con mi agradecimiento. El Señor hará justicia y les abrirá las puertas del cielo.A ver si los politicos y los jueces hacen algo que no sea bla bla bla bla. muy bien en no aceptar comentarios de los pro asesinos
31/07/09 11:23 PM
Francisco
Viví allí hace ya bastante tiempo y durante muchos años. Doy gracias a Dios por haberme conservado la fe, en aquella tierra, pues la inmensa mayoría de los católicos de allí, sus sacerdotes, etcétera,me la cuestionaban día tras día. Allí impera una especie de idolatría moderna; Dios ha sido eliminado por una serie de "diocesillos"emanados de un nacionalismo radical y cerril.Lo terrórifico es que obispos, sacerdotes y religiosos sirven a esos diosecillos y Dios es otro diosecillo más. Sin el papel de la Iglesia Católica, aquello hubiera sido radicalmente diferente.
1/08/09 6:56 PM

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