La segunda república y el inicio de la guerra civil: la posición de la Iglesia

Desde el primer momento la Iglesia acató el nuevo régimen e hizo constantes llamamientos a los católicos para que aceptasen la nueva situación, y que no respondiesen a las agresiones y ataques que estaban sufriendo. Pese a todo el gobierno revolucionario continuó permitiendo y colaborando en los ataques violentos contra la Iglesia y los católicos. Azaña en sus Memorias o el propio Maura en “Así cayó Alfonso XIII” cuentan que estaban en pleno conocimiento de las algaradas de aquellos meses y cómo “todo estaba dispuesto para que los amotinados pudieran actuar con absoluta impunidad”. Hasta el Consejo de Ministros se negaba a actuar y fomentaba la situación guerra-civilista.

La historiografía marxista (de los Oliveira y Tuñón a los Julià, Moradiellos) y nacionalista catalana (los Fontana, Casassas, Menent) han venido imponiendo una leyenda rosa sobre la II Republica y la guerra civil. Esta leyenda rosa se sustenta sobre dos ejes principales en forma de axioma: la legalidad de la democracia y la II República, que fue traída por las fuerzas progresistas (la izquierda) mientras que las derechas y la Iglesia se proclamaron contrarias a la República y fueron golpistas desde el primer momento. A partir de aquí dichas historiografías han montado todo el discurso reivindicativo histórico-político de la izquierda. Sobre esta mentira se está levantando la segunda transición.

Durante la última década dicha leyenda rosa ha venido recibiendo fuertes andanadas científicas e intelectuales, tanto por parte de historiadores españoles como extranjeros (Moa, Vidal, Alcalá, Payne). Las réplicas a la leyenda rosa se han centrado especialmente en aspectos como las causas de la guerra civil y su inicio, la intervención soviética en la II República, la ayuda internacional a las partes en conflicto o la reconsideración biografía (Azaña, Companys, Prieto, Largo Caballero, Gil Robles o el propio Franco).

Actualmente se ha retrasado un par de años el comienzo de la guerra civil. Tanto entre el público en general como entre los profesionales de la historia se está abriendo paso la idea de que la guerra civil comenzaría con la intentona revolucionaria de 1934 (Moa), lo que la historiografía nacionalista catalana llama “fets d’octubre”.

Sin embargo, a mi entender, la guerra civil empezaría mucho antes, ya en el año 1929. El hecho de que en aquel momento no estallase un enfrentamiento abierto entre dos o más bandos o facciones no significa que no existiese tal conflicto. Sostengo que, por lo menos, una bandería intentó que el proceso de cambio degenerase en tal choque y, de hecho, realizó diversos golpes de estado y llevó este enfrentamiento a la calle de forma abierta y activa.

 

La malograda transición democrática, 1927-1931

Lo primero que hay que recordar es que en 1925 -con el Directorio Civil- la dictadura de Primo de Rivera estaba en proceso de transición. En diciembre de 1925 y nuevamente en 1927, por dos veces Calvo Sotelo expuso a Alfonso XIII la necesidad de abrir un proceso de transición paulatina, por el cual se fuesen restableciendo las libertades civiles y que desembocase en elecciones generales. Del proceso electoral debería surgir unas Cortes Constituyentes. Ante un rey acomplejado y pusilánime Calvo-Sotelo acudió a Primo, quien aceptó el proyecto.

Se iba a abrir un proceso de transición paulatina -de tres años- que desembocaría en elecciones generales, en la formación de Cortes Constituyentes y en una nueva constitución (partiendo de la constitución de 1876). Ahora bien, esta transición fue boicoteada por la izquierda burguesa, marxista y revolucionaria así como por dirigentes de la propia monarquía. El ataque a la transición tuvo como objetivo cambiar de sistema y de régimen. Tres fueron los principales focos conspiradores: la crítica intelectual y política (interna y externa al régimen), el catalanismo (aparentemente moderado) y la camarilla militar (de los López Ochoa, Queipo, Batet, Goded, Aguilera, Weyler).

El Ateneo de Madrid fue el centro que aunó a estos tres focos conspiradores y desde donde fue dirigido un programa de sucesivos golpes de Estados, insertos en un permanente ambiente de guerra civil. El objetivo final fue destruir la transición democrática para levantar un nuevo régimen que debería estar construido, controlado y dirigido por la izquierda burguesa, socialistas y nacionalista. La derecha sólo existiría de manera fraccionada y como comparsa de los partidos de izquierda. De tal manera el régimen mantendría formas externas de democracia pero en realidad estaríamos ante un régimen dictatorial, tirano y totalitario.

Por su parte, los cristianos no tendrían cabida como tales cristianos en este nuevo régimen. Sus sentimientos, ideas y valores estarían expulsados de la vida pública del país y quedarían circunscritos a la privacidad e intimidad de sus casas y templos. Y, aún así, serían vigilados y acechados (persecución y quema de templos). El ejemplo a seguir e implantar en España fue el régimen revolucionario de México.

Este proyecto hubiese sido inviable sin la intervención e incluso dirección en él de muchas de las más significativas figuras de la monarquía. Estas figuras del régimen eran las que más hicieron por soliviantar y encrespar a la sociedad, incitando a la violencia callejera.

Ejemplos hay muchos. Significativos son los discursos y opiniones vertidas por figuras como Alcalá Zamora o Azaña. En Tres generaciones del Ateneo Azaña atesoró sus llamadas al odio y a la destrucción de todas las “tradiciones españolas”, “vasta empresa de demoliciones” con la que destruir “el presente y su módulo podrido”. Prieto y Largo Caballero estuvieron de acuerdo con Azaña en tal demolición, pero no para levantar una república laico-atea y burguesa de izquierdas sino instaurar la dictadura del proletariado. Dentro del PSOE sólo Besteiro rechazó la locura colectiva en que había caído buena parte de la oligarquía intelectual y política interna y externa al régimen monárquico.

Desde Cataluña, Cambó ya había intentado varias veces acabar con el régimen democrático. Aprovechando la ola revolucionaria de 1917 organizó una Asamblea de Parlamentarios con la cual forzar una convocatoria de Cortes Constituyentes. Seguidamente vino Macià a sublevarse en Prats del Molló (1925). El fracaso de todas estas intentonas insurreccionales en vez de aplacar la ambición del nacionalismo catalán lo exacerbó. En 1928 Macià volvió a la carga con su Partit Separatista Revolucionari de Catalunya y su fantasmagórica República Catalana. Con esto consiguió desplazar a Cambó y aunar al separatismo izquierdista y al catalanismo burgués. Es entonces cuando Macià se convirtió en el “Avi” -el abuelo- que debía conducir a Cataluña a una Nueva Era de felicidad independiente y socialista.

1928 aparece como el año en que estas derivas independentistas se propagaron por toda España, especialmente en el País Vasco con el PNV -que decidió abrirse hacia el carlismo reformador- y en Galicia, con figuras como Portela Valladares -que había sido ministro de fomento- y su movimiento nacionalista gallego.

De tal manera la presión contra la transición se acrecentó: desde la periferia, desde la camarilla político-intelectual, desde la agitación social en la calle (tomadas por gentío sediento de sangre que hizo arder templos, bibliotecas, sedes políticas) y desde la camarilla militar.

Ya en 1926 la camarilla militar (los Aguilera, Batet, López Ochoa) había ensayado un golpe de Estado. Nada más iniciado el año 1929 el grupo del Ateneo (mayoritariamente masónico) dio luz verde a un nuevo golpe militar. Del 28 al 29 de enero la camarilla militar se sublevó (Sánchez Castro, Girona, Aguilera, Cabanellas, López Ochoa, Queipo) mientras que la Alianza Republicana y la CNT debían sacar a sus cuadrillas a las calles de capitales como Valencia, Madrid, Barcelona.

Pese al fracaso del golpe los ateneístas continuaron con sus planes de agitación aprovechando el juicio a los sublevados de enero de 1929. La situación llegó al borde de la guerra y Primo tuvo que dimitir. Alfonso XIII jugó una de sus últimas bazas, el general Berenguer, que había presidido el consejo de guerra contra los sublevados. Éste encargó a la Asamblea Nacional la preparación de elecciones municipales.

La intención de Berenguer era partir de la formación de nuevos ayuntamientos para levantar el nuevo régimen democrático y constitucional. De hecho, en septiembre la Asamblea Nacional ya tenía preparado un nuevo texto constitucional. Pero todo esto no detuvo a los ateneístas.

El 17 de agosto de 1930 los ateneístas consiguieron aunar tanto a la oposición como a los principales dirigentes y partidos de la monarquía. Todos se confabularon contra la propia monarquía y la transición democrática. Fue el llamado Pacto de San Sebastián. De entre los artífices de esta confabulación destacan Alcalá Zamora, encargado de concertarse con PSOE-UGT; y Miguel Maura, encargado de tratar con los nacionalistas (especialmente con Carrasco i Formiguera) a los cuales se les ofrecía la independencia.

Entre tanto las soflamas de los ateneístas ya eran abiertamente guerra-civilistas. Por ejemplo: el 12 de febrero Azaña organizaba un acto republicano en Madrid y declaraba: “¿Paz en los espíritus? No la queremos (…) queremos agitarlos y conturbarlos”. El 27 de febrero Sánchez Guerra, en el teatro de la Zarzuela, se manifiesta en términos semejantes, lo mismo que Alcalá Zamora, el 15 de abril en el teatro Apolo de Valencia. Con este ambiente, llegado diciembre, estos mismos personajes se autonombraron Comité Revolucionario Republicano, asistidos por la camarilla militar bajo el nombre de Asociación Militar Republicana. El 12 de diciembre de 1930 los ateneístas dieron luz verde a una nueva sublevación en Jaca.

Aún con todo esto, la respuesta del ejército fue favorable a la monarquía. La Capitanía General de la V Región Militar, en Zaragoza, destruyó a los sublevados. Mientras que en Madrid, Barcelona y Bilbao la facción política (Comité Revolucionario Republicano) no se atrevió a moverse. Pese a este éxito Berenguer dimitió y cedió la presidencia al almirante Aznar, quien dio el poder a los sediciosos para formar un gobierno de concentración (monárquicos, republicanos, socialistas y nacionalistas) con el objetivo destruir la transición democrática y monárquica e imponer el nuevo régimen diseñado por los ateneístas masónicos.

De tal manera, llegado 1931 la situación fue claramente de guerra civil. Josep Pla escribía sobre la Cataluña previa a la proclamación de la República: “los estados más abyectos de la mugre sensorial se han implantado en Cataluña”.

En este ambiente se organizaron elecciones.

El golpe de Estado de 1931

Por lo que se refiere a las elecciones, la propaganda y la historiografía de izquierda y nacionalista han presentado el proceso electoral de 1931 como un plebiscito popular a favor de la República. Nada hay más lejos de la realidad. No fue un referéndum ni unas elecciones a Cortes Generales. Se trató de unas elecciones municipales celebradas en dos rondas y en medio de un estado de terror, sin ley, de guerra civil. Los resultados electorales nunca fueron oficialmente publicados porque, pese a todo, dejan clara la opción de los españoles a favor de la monarquía democrática. Para la ronda del 5 de abril, las cifras que los historiadores manejamos actualmente son: más de 14.018 concejales monárquicos y 1.832 concejales republicanos. Solo pasaron a manos republicanas dos pueblos de Granada y Valencia.

Pese a todo, los revolucionarios siguieron adelante, lanzados a la guerra civil. Baste con citar algunos ejemplos:

Barcelona: 20 guardias muertos, asalto a la sede de la Generalidad izando banderas rojas, asalto al mercado de la Boquería, quema de la Iglesia de Belén. Asalto a las sedes de la Lliga Regionalista y del partido Carlista.

Bilbao: los manifestantes atacan a la policía, 10 policías muertos. Incendiado por las izquierdistas el diario La Gaceta del Norte.

Palencia: asesinado el sacerdote Sotero de Diego de una paliza, le clavaron un palo en el pecho y lo pasearon por la ciudad.

Valencia: asalto e incendio del convento de los Dominicos, Adoratrices, colegio de las Teresianas, colegio de los Capuchinos, Colegio de los Carmelitas, Salesianos, Salesianos, Agustinos, Centro Escolar y Mercantil, Residencia de Jesuitas, colegio de Santo Tomás, el Palacio Arzobispal.

Málaga: asalto e incendio del Palacio Arzobispal, la sede de la Compañía de Jesús, el colegio de los Maristas, el diario La unión mercantil, la iglesia de los Capuchinos, la parroquia de San Pablo (al párroco se le cortó la cabeza y se la paseó por la ciudad), el colegio de la Asunción, la Sagrada Familia, las Adoratrices, San Carlos, el convento del Ángel, las Mercedarias, la iglesia de San José de la Montaña y de la Merced. 5 Muertos en toda esta orgía.

Sevilla: incendiados el colegio de los Jesuitas, la iglesia del Buen Suceso, la iglesia de los Carmelitas y la capilla de San José de los capuchinos.

Madrid: asalto a un local monárquico en la calle de Alcalá con incendio de vehículos.  Asalto a la sede del diario ABC.  Incendio del convento de Jesuitas, del centro de enseñanza de Artes y Oficios, el Colegio de los Padres de la Doctrina Cristiana (escuela para niños de obreros), las escuelas de salesianos, asalto a la casa profesa de los Jesuitas de la calle de la Flor (se perdió en las llamas su biblioteca, que era considerada la segunda de España tras la Biblioteca Nacional, y que contaba con 80.000 volúmenes). Asalto y quema de la iglesia de Santa Teresa, el Instituto Católico de Artes e Industrias perdiéndose su biblioteca (20.000 volúmenes), el colegio de las Maravillas (destrucción de su centro de investigación científica y su museo de mineralogía), el convento de las Mercedarias de San Fernando (donde se desenterró a las religiosas y se las paseó por la ciudad), el Colegio de las Salesianas, el colegio de Religiosas del Sagrado Corazón, el convento de las Bernardas.

Gerona: declarado el estado de sitio.

Sevilla: declarado estado de guerra.

Guadalajara: detención del cardenal Primado Segura.

Córdoba: detención de los dirigentes del partido Acción Nacional.

En este contexto de guerra civil se celebró la segunda ronda electoral el 12 de abril dando, pese a toda esta situación, un resultado desastroso para las candidaturas antimonárquicas (republicanos, socialistas y nacionalistas). Los datos ofrecidos por algunos historiadores (César Vidal y Moa o Payne, o los Santos Julià y Tusell) son 22.150 concejales monárquicos y 5.775 antimonárquicos. Los datos recogidos por el Anuario Estadístico de 1932, son: 40.275 concejales monárquicos y 26.563 concejales republicanos.

Es decir, ya se cojan unas fuentes u otras los resultados para las candidaturas antimonárquicas fueron malísimos. Sin embargo, la victoria republicana y socialista en grandes núcleos urbanos junto a la guerra civil en las calles fue suficiente para provocar la extensión del pánico político, para la desbandada general y para la deserción de los pusilánimes monárquicos (incluido el rey).

La misma noche del 12 de abril el general Sanjurjo -al mando de la Guardia Civil- puso telegrama a Romanones apuntando que no contendría un levantamiento contra la monarquía. El 14 de abril se proclamaba la República Catalana. El Comité Revolucionario supo que tenía la partida ganada porque los encargados de defender la monarquía y la democracia no iban a hacerlo. Romanones se dirigió al Comité Revolucionario y le ofreció la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes y un referéndum sobre monarquía o república. Pero el Comité no cedió y exigió la marcha del rey antes de la puesta de sol del 14 de abril.

Joseph Pla fue espectador privilegiado de los hechos envió su crónica al diario La veu de Catalunya (15 de abril) describiendo las peripecias de dos asustadizos y aturdidos Miguel Maura y Manuel Azaña, y cómo entraron -aterrorizados, pese a su victoria guerracivilista- en Gobernación, donde Maura comenzó a hablar por teléfono como ministro de la República.

Al anochecer del 14 de abril Romanones y Alcalá Zamora acordaron que Alfonso XIII no utilizaría la fuerza -pese al gran apoyo popular y electoral que tenía- y saldría con su familia, a media noche, con destino al destierro. Esta pusilánime actitud sólo puede ser calificado de traición al pueblo español.

El resultado de todo este proceso fue una República nacida de un Golpe de Estado encubierto por unas elecciones municipales que la manipulación, la propaganda y el ambiente de guerra civil creado hicieron pasar por un plebiscito popular. Nació, así, una República ilegal, que sería sustentada sobre una constitución que invitaba “a la guerra civil”, en palabras del propio Alcalá Zamora en Los defectos de la constitución de 1931. Una República que desde el principio tomó como sus enemigos principales a las derechas y a los católicos y cristianos en general. Una República que dividía, separaba y “calificaba” a las personas, a las clases sociales, a los españoles, en buenos y malos haciendo imposible la convivencia.

¿Por qué no hubo respuesta violenta a la guerra civil que la izquierda burguesa, marxista y revolucionaria había empezado?

La Iglesia Católica: el compromiso con la paz y la ley

El 17 de abril de 1931 una comisión eclesiástica de Madrid se entrevistó con el ministro de justicia Fernando de los Ríos y le expresó que la Iglesia acataba el nuevo régimen. Asimismo, el 18 de abril los arzobispos de Barcelona y Tarragona, Manuel Irureta y Vidal y Barraquer, fueron al palacio de la Generalidad y se entrevistaron con Francesc Macià. Le expresaron que el interés de la Iglesia era ayudar a la concordia y a la paz entre los españoles. Los dos arzobispos hicieron un llamamiento a todos los católicos para que -ante los numerosos actos de violencia, profanaciones, saqueos, incendios y asesinatos que se estaban cometiendo- se mantuviesen serenos y confiasen en Jesucristo, en la Iglesia y en el nuevo régimen republicano. La actitud de las demás diócesis de España, con sus obispos al frente, fue similar.

Por su parte, el 24 de abril la Santa Sede -a través del nuncio Mns. Federico Tedeschi- insistió al nuevo gobierno que la actitud de la Iglesia era de paz, de concordia y de respeto al nuevo régimen instaurado.

Desde el primer momento la Iglesia acató el nuevo régimen e hizo constantes llamamientos a los católicos para que aceptasen la nueva situación, y que no respondiesen a las agresiones y ataques que estaban sufriendo. Pese a todo el gobierno revolucionario continuó permitiendo y colaborando en los ataques violentos contra la Iglesia y los católicos. Azaña en sus Memorias o el propio Maura en “Así cayó Alfonso XIII” cuentan que estaban en pleno conocimiento de las algaradas de aquellos meses y cómo “todo estaba dispuesto para que los amotinados pudieran actuar con absoluta impunidad”. Hasta el Consejo de Ministros se negaba a actuar y fomentaba la situación guerra-civilista.

Aquel primer gobierno republicano pretendía que el estado latente de guerra civil, por ellos provocado, detonase en guerra abierta con la cual poder eliminar a sectores sociales enteros. Si esto no sucedió en aquel momento fue porque los sectores cristianos no se dejaron arrastrar por la violencia. El cuerpo cristiano se sometió al imperio de la ley, la respetó y la utilizó para hacer valer sus derechos sociales y económicos, políticos y culturales y para trabajar por la convivencia y el bienestar de la sociedad y de toda la nación.

Antonio Ramón Peña Izquierdo

Dr. en Historia.

20 comentarios

Interesantísimo. Sería necesario una serie constante de este tipo de artículos para que conozcamos la historia de manera crítica y contrarrestar demagogia simplona de los medios.
28/05/09 11:07 AM
José María Rodero
"Actualmente se ha retrasado un par de años el comienzo de la guerra civil. Tanto entre el público en general como entre los profesionales de la historia se está abriendo paso la idea de que la guerra civil comenzaría con la intentona revolucionaria de 1934 (Moa), lo que la historiografía nacionalista catalana llama “fets d’octubre”.

Esto no es cierto. Esta tesis para nada es moderna, es la que siempre se ha sostenido. Cuando los revolucionarios vieron que la República era un fracaso, conspiraron contra ella. Cosa distinta es que alguno se entere ahora, o la haga más o menos famosa como Moa, pero es la base no sólo histórica, sino jurídica en la que se apoya el Alzamiento popular del dieciocho de julio. Bases de sobra ya cimentadas, hacerlas públicas como novedosas es como descubrir el hilo negro. Por otra parte esto constata hasta que punto ha hecho más daño el complejo de culpa, inoculado eficazmente por la Internacional y canalizado por los eclesiásticos, y la lapidación histórica comenzada en los años sesenta que todas las leyes de memoria histórica juntas que se promulguen. Quizás este artículo responda más a un "nos equivocamos en creer que buscaban reconciliación a cambio de olvido" que a un análisis de hechos aplicando el método histórico.

El Alzamiento popular del 18 de julio fue cuestión de orden, nada más, y de ahí que todas las personas de orden lo apoyaran y se sumaran independientemente de sus filiaciones políticas, diversas y bien distintas, si bien se podría agrupar en "derechas" (y no en fascistas o tradicionalistas) entendiendo por este término lo que entendían en el año 1930 (gente de orden) y no ahora, que nada tiene que ver.
28/05/09 12:48 PM
Ricardo de Argentina
Dice el autor:
"El objetivo final fue destruir la transición democrática para levantar un nuevo régimen que debería estar construido, controlado y dirigido por la izquierda burguesa, socialistas y nacionalista. La derecha sólo existiría de manera fraccionada y como comparsa de los partidos de izquierda. De tal manera el régimen mantendría formas externas de democracia pero en realidad estaríamos ante un régimen dictatorial, tirano y totalitario."

Me pregunto: ¿Se está refiriendo a la pre-Guerra Civil o SE ESTA REFIRIENDO A LA ACTUALIDAD POLITICA ESPAÑOLA?
29/05/09 5:51 AM
e-vidente
Muy divertida la reinterpretación y reescritura de la historia a la que ya nos tienen acostumbrados la nueva derecha. Llamar científicos o intelectuales a botarates como Moa y Vidal ya es el colmo, le falto de La Cierva para completar. Puestos a interpretar la historia, podrían explicar a que se debió la ira contra la Iglesia, ¿ que habían hecho los curas y monjas para ser tan odiados ?.
29/05/09 9:36 AM
Luis Fernando
e-vidente, no te iba a pasar el comentario debido a los insultos contra historiadores de reconocido prestigio, pero es que la misma pregunta que haces sobre curas y monjas se la hacen los neonazis respecto a los judíos: ¿qué habían hecho para que Hitler les odiara tanto?

No eres muy diferente a ellos. A los nazis, quiero decir.
29/05/09 9:50 AM
Tito Livio
e-vidente, ¿qué habrán hecho los asesinados por ETA para ser tan odiados y asesinados? e-vidente, es evidente lo que eres y quién eres. Menos mal que es evidente cada día hay menos como tu. e-vidente, es evidente que eres menos que nada.
29/05/09 10:00 AM
e-vidente
Vale, si tanto le molesta retiraré lo de botarates, si usted retira lo de historiadores -en que facultad han obtenido el título ?- de reconocido prestigio -quien reconoce ese prestigio,usted y los que compran sus libros ?, busque la opinión mayoritaria entre los verdaderos historiadores y verá lo que opinan de sus héroes-, y lo deja en escritores -y ya me parece excesivo- . Del terrorista -perdón ex-terrorista- del Grapo no vale la pena ni comentar, leer algo suyo ya basta para ver el rigor de su trabajo. Vidal, tampoco es que de para mucho, como dato curioso, en los últimos 5 años ha publicado más de 60 libros de temática variopinta, lo que sale a un libro por mes. Cuente usted lo que supone esa cifra: proceso de investigación -no se si en este caso es muy adecuada la palabra-, estructurar la información y componer el borrador, correcciones,etc,etc,etc. Todo en un mes, y ya tenemos nuevo libro/panfleto en la calle. Vidal no es ni escritor ni historiador ni investigador, es un fenómeno sobrehumano.
29/05/09 10:34 AM
María
Excelente artículo. Por algo el gobierno actual y sus acólitos insisten tanto en la Leyenda Rosa sobre la Segunda República y en la Segunda Transición en la que están empeñados en meternos a todos, cueste lo que cueste. Por algo este renovado ataque a la Iglesia, por algo estos nuevos proyectos (no tan nuevos) de ingeniería social (aborto, eutanásia, matrimonios multi, deseducación, construcción de nuevos hombres...). Por algo las memorias históricas orgestadas por los intelectuales orgánicos para que confirmen las Leyenda Rosa. Por algo.
Quieren no ya ganar una guerra que provocaron y perdieron, quieren mucho más. Quieren conseguir lo que no consiguieron en aquel entonces. Pero nuevamente fracasarán. Por desgracia para cuando llegue su fracaso habrán destruido muchas cosas que costarán muchísimo reconstruir, y quiera Dios que ese nuevo fracaso no sea tras un nuevo enfrentamiento violento entre españoles. Por cierto, ¿adevinan quién encontramos detrás de todos estos proyectos, incluido el actual con zapatero como capitoste mandado? si su respuesta es la masonería... ¡¡¡¡acertaron!!!!.
Por cierto, e-vidente... Ya le gustar
ia a usted quemar Iglesias son sus feligreses dentro ¡¡¡A paseo!!! (y lo digo sin doble intención)
29/05/09 11:45 AM
Efrén Pablos
Un gran artículo que ayuda a que nos demos cuenta de todo lo que nos estamos jugando.

Hay una revolución en marcua, que busca romper con toda moral. Es una revolución nihilista que no diferencia entre Bien y Mal, más allá de lo que puede significar el dañar a otros.
Y solo la Iglesia y la familia, le cierran en paso.

Un abrazo
Efrén
29/05/09 12:14 PM
e-vidente

Lo cierto es que un historiador del prestigio de Stanley G. Payne, cuando habla de Pio Moa dice literalmente que es el historiador que mejor conoce la historia de los años 30.

Quizás, sólo quizás, sea que tus prejuicios te impiden utilizar tu inteligencia.
29/05/09 1:40 PM
e-vidente
Catholicus, lo cierto es que :Javier Tusell,Paul Preston,Alberto Reig Tapia,Enrique Moradiellos,Francisco Espinosa Maestre,Justo Serna,Mercedes Yusta,Carlos Rilova Jericó,Helen Graham, Santos Juliá,Gabriel Cardona,entre muchos más, le consideran un manipulador falsario y con pocos escrúpulos.
María, no tengo intención de quemar a nadie ni nada, pero espero no acabar en una de sus hogueras de purificación a la que tan aficionados son ( véase Santa Inquisición y holocausto ).
29/05/09 3:13 PM
e-vidente,

Sólo falta que sea a esos a los que debemos considerar imparciales.

Si tuviesen algo de honestidad intelectual ya habrían debatido publicamente con Moa, como tantas veces les ha retado, pero nada.

C. Vidal, R. de la Cierva, Stanley G. Payne, Hugh Thomas, el propio Moa, Suárez, salas Larrazabal etc, etc deben ser marcianos todos.

Si para examinar el periodo y la brutalidad y ánimos de sangre del Frente Popular no hace falta leer historiadores de hoy. Basta leer las propias memorias de los líderes republicanos ya vencidos.

Lo mejor de Moa, es que casi todo lo ha sacado del archivo del PSOE y de las memorias de los propios republicanos. Eso es lo desternillante de la situación y la razón de la rabia de ese rebaño desacreditado que se creía nadie les iba a rechistar.
29/05/09 4:48 PM
Por cierto, te has dejado a la eminencia de Ian Gibson. JijiJOJO.
29/05/09 5:55 PM
CCCP
Como dice Catholicus, Moa lo ha único que ha hecho es irse a los archivos de la Fundación Pablo Iglesias y examinar a fondo la propia documentación socialista (las memorias de Vidaurte, etc.), que muestra a las claras la responsabilidad del PSOE en el descarrilamiento de la Segunda República y en el despeñamiento hacia la Guerra Civil.

¡Pero si hasta Indalecio Prieto pidió perdón solemnemente en sus memorias por su responsabilidad en la provocación de la Guerra Civil!

E-vidente es el típico fanático socialista: zafio e indocumentado, como la mayoría de ellos.

Que Moa o Vidal no sean "historiadores de universidad" es casi una garantía. La universidad española es un nido de mediocres, cada vez más. Sé de lo que hablo.
30/05/09 12:12 AM
Yolanda
a e-vidente ¿se le puede llamar zafio e indocumentado pero no botarates a nosequiénes?
LF, vaya ley de embudo
30/05/09 4:14 PM
Luis R.
?Que no tenias intencion de quemar a nadie ni nada, E-vidente...?
Menos mal que ya te han despachado adecuadamente...
30/05/09 5:27 PM
Castellana
Interesantísimo artículo. Se lo he dado a leer a los jóvenes de mi familia, que como todos los de su edad, o están muy mal informados o tienen una ignorancia total sobre el tema. El caso es que les ha interesado y lo han leído entero. Éstos artículos son muy útiles para ellos, frente a las barbaridades que les hacen oir cada día los políticamente correctos. Esperamos más. Gracias sr. Peña.
31/05/09 12:50 PM
Luis R.
Otro esclarecedor articulo.
Gracias, Sr. Penia (Perdon, no tengo tildes en el teclado).
1/06/09 1:28 PM
Antonio Peña
Gracias a todos mis lectores, incluidos los que no están de acuerdo con mi línea argumental.
1/06/09 2:56 PM
Estimado Antonio:

Magnífico artículo donde expones a lasa claras los hechos acontecidos en aquellos años, a pesar de las e-videncias.

De todos modos cabe recordar que tras un corto período de tiempo para alentar las bases del nuevo régimen, las distintas fuerzas políticas se fueron turnándose, con muchos muertos y desmanes propiciados por los gobiernos de izquierda –revolución de Asturias de 1934, huelgas generales, ataques a las personas y bienes de la Iglesia y un largo sinfín de abusos- que llevaron a una situación irresoluble en febrero de 1936 con la llegada al poder del Frente Popular –al estilo comunista francés- que provocó el golpe de estado de la derecha española en julio y de cuyo fracaso nació la Guerra Civil y el fenecimiento del régimen republicano.
8/06/09 10:35 PM

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