La Voz Profética de Cuatro Cardenales de la Santa Iglesia Católica Romana

En nuestros días, la Iglesia entera debe reflexionar sobre el hecho de que el Espíritu Santo no ha inspirado en vano a San Pablo para que escriba en la carta a los Gálatas el incidente de su corrección pública a Pedro.

«Nada podemos contra la verdad, sino a favor de la verdad» (2 Cor. 13: 8)

Debido a «una profunda preocupación pastoral,» el 14 de noviembre de 2016, cuatro cardenales de la Santa Iglesia Católica Romana, Su Eminencia Joachim Meisner, Arzobispo emérito de Colonia (Alemania), Su Eminencia Carlo Caffarra, Arzobispo emérito de Bolonia (Italia), Su Eminencia Raymond Leo Burke, Patrón de la Soberana Orden Militar de Malta, y Su Eminencia Walter Brandmüller, Presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, publicaron un texto con cinco preguntas, llamadas dubia («dudas» en latín), que habían enviado previamente, el 19 de septiembre de 2016, al Santo Padre y al cardenal Gerhard Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, junto con una carta. Los cardenales solicitaron al papa Francisco que aclare la «grave desorientación y gran confusión» respecto a la interpretación y aplicación práctica de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, particularmente el capítulo VIII y los fragmentos relacionados a la admisión a los sacramentos de los divorciados vueltos a casar, así como la enseñanza moral de la Iglesia.

En su declaración con título «Buscando Claridad: Una Súplica para Deshacer los Nudos de Amoris Laetitia,» los cardenales dicen que «para muchos – obispos, sacerdotes, y fieles, – estos párrafos aluden o inclusive enseñan explícitamente un cambio en la disciplina de la Iglesia respecto a los divorciados que viven en una nueva unión.» Al decir esto, los cardenales sólo manifestaron hechos reales de la vida de la Iglesia. Estos hechos son demostrados en orientaciones pastorales de varias diócesis y por declaraciones públicas de algunos obispos y cardenales que afirman que en algunos casos los católicos divorciados vueltos a casar pueden ser admitidos a la sagrada comunión aunque continúen haciendo uso de los derechos reservados por ley Divina a parejas válidamente casadas.

Al publicar un pedido de claridad en un asunto que concierne simultáneamente a la verdad y a la santidad de tres sacramentos, el matrimonio, la penitencia y la eucaristía, los cuatro cardenales sólo cumplieron con el deber básico como obispos y cardenales, que consiste en contribuir activamente para que la revelación transmitida por los apóstoles pueda ser preservada sagradamente e interpretada fielmente. Fue especialmente el Concilio Vaticano Segundo que recordó a todos los miembros del colegio de obispos como legítimos sucesores de los apóstoles, su obligación según la cual «en virtud de la institución y precepto de Cristo [69], están obligados a tener por la Iglesia universal aquella solicitud que, aunque no se ejerza por acto de jurisdicción, contribuye, sin embargo, en gran manera al desarrollo de la Iglesia universal. Deben, pues, todos los Obispos promover y defender la unidad de la fe y la disciplina común de toda la Iglesia» (Lumen gentium, 23; cf. también Christus Dominus, 5-6).

Al publicar su solicitud al Papa, los obispos y cardenales debieron estar movidos por un afecto colegial genuino hacia el Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo en la tierra, siguiendo la enseñanza del Concilio Vaticano II (cf. Lumen gentium, 22); y al hacerlo ofrecer «ayuda consultiva a la función primacial» del Papa (cf. Directorio para el Ministerio Pastoral de los Obispos, 13).

En nuestros días, la Iglesia entera debe reflexionar sobre el hecho de que el Espíritu Santo no ha inspirado en vano a San Pablo para que escriba en la carta a los Gálatas el incidente de su corrección pública a Pedro. Uno debe confiar que el papa Francisco aceptará esta súplica pública de los cuatro cardenales con el espíritu del Apóstol Pedro cuando San Pablo le ofreció una corrección fraterna por el bien de toda la Iglesia. Que las palabras de aquel gran Doctor de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, nos iluminen y nos reconforten: «en el caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso públicamente por sus súbditos. Por eso San Pablo, siendo súbdito de San Pedro, le reprendió en público a causa del peligro inminente de escándalo en la fe. Y como dice la Glosa de San Agustín: Pedro mismo dio a los mayores ejemplo de que, en el caso de apartarse del camino recto, no desdeñen verse corregidos hasta por los inferiores.» (Summa theol., II-II, 33, 4c).

El papa Francisco realiza llamados frecuentes al diálogo abierto y sin miedo entre todos los miembros de la Iglesia en asuntos referidos a los bienes espirituales de las almas. En la Exhortación Apostólica Amoris laetitia, el Papa habla de la necesidad «de seguir profundizando con libertad algunas cuestiones doctrinales, morales, espirituales y pastorales. La reflexión de los pastores y teólogos, si es fiel a la Iglesia, honesta, realista y creativa, nos ayudará a encontrar mayor claridad» (n. 2). Más aún, las relaciones en todos los niveles dentro de la Iglesia deben estar libres de un clima de miedo o intimidación, tal como solicitó el papa Francisco en varios pronunciamientos.

A la luz de estos pronunciamientos del papa Francisco y del principio de diálogo y aceptación de la pluralidad legítima de opiniones, promovido por los documentos del Concilio Vaticano Segundo, las reacciones extraordinariamente violentas e intolerantes de algunos obispos y cardenales contra la pacífica y cautelosa súplica de los cuatro cardenales provocan un gran asombro. Entre estas reacciones intolerantes uno podría leer afirmaciones tales como, por ejemplo: los cuatro cardenales son tontos, cismáticos, herejes e incluso comparables a los herejes arrianos.

Tales juicios despiadados y terminantes no revelan sólo intolerancia, rechazo al diálogo, y furia irracional, sino que también demuestran sometimiento a la imposibilidad de decir la verdad, sometimiento al relativismo en la doctrina y en la práctica, en la fe y en la vida. La reacción clerical antes mencionada contra la voz profética de los cuatro cardenales refleja, en última instancia, impotencia frente a los ojos de la verdad. Tal reacción violenta sólo tiene un objetivo: silenciar la voz de la verdad que perturba y fastidia la aparentemente pacífica y nebulosa ambigüedad de estos críticos clericales.

Las reacciones negativas a la declaración pública de los cuatro cardenales se asemejan a la confusión doctrinal general durante la crisis arriana del siglo cuarto. Es en beneficio de todos citar, en esta situación de confusión doctrinal de nuestros días, algunas afirmaciones de San Hilario de Poitiers, el «Atanasio del oeste».

«Ustedes [los obispos de la Galia] que aún permanecen conmigo, fieles en Jesucristo, no se rindieron al verse amenazados por el surgimiento de la herejía, y ahora, al enfrentarse a dicho surgimiento han desatado su violencia. Sí, hermanos, ustedes han triunfado, para alegría inmensa de quienes comparten su fe: y su constancia inquebrantable obtuvo la doble gloria de mantener la conciencia pura y dar un ejemplo de gran autoridad.» (Hil. De Syn., 3).

«Su fe invencible [de los obispos de la Galia] mantiene la distinción honorable del valor consciente y, contentos en rechazar una acción astuta, vaga, o dubitativa, permanece segura en Jesucristo, preservando la profesión de su libertad. Debido a que todos nosotros sufrimos un dolor profundo y lamentable por las acciones de los malvados contra Dios, sólo dentro de nuestros límites se encontrará la comunión en Jesucristo, desde el tiempo que la Iglesia comenzó a verse agobiada por disturbios tales como la expatriación de obispos, la destitución de sacerdotes, la intimidación del pueblo, la amenaza de la fe, y la determinación del significado de la doctrina de Cristo por voluntad y poder humanos. Su decidida fe no pretende ser ignorante de estos hechos o profesar que puede tolerarlos, percibiendo que por el acto de consentirlos hipócritamente traería hacia sí el juicio de la conciencia» (Hil. De Syn., 4).

«He dicho lo que yo mismo creo, consciente de que era mi deber como soldado al servicio de la Iglesia, según la enseñanza del Evangelio, el enviarles por estas cartas la voz del oficio que sostengo en Jesucristo. Corresponde a ustedes discutir, proveer y actuar, que puedan guardar con corazones celosos la fidelidad inviolable que mantienen, y que continúen sosteniendo lo que hoy sostienen» (Hil. De Syn., 92).

Las siguientes palabras de San Basilio el Grande, dirigidas a los obispos latinos, pueden ser aplicadas en ciertos aspectos a la situación de quienes en nuestros días solicitan claridad doctrinal, incluyendo los cuatro cardenales: «El cargo que ciertamente asegura un severo castigo es mantener cuidadosamente las tradiciones de los padres. No estamos siendo atacados por riquezas, gloria, o beneficios temporales. Nos paramos en el campo a luchar por nuestra herencia común, por el tesoro de la fe profunda proveniente de nuestros padres. Aflíjanse con nosotros, todos ustedes que aman a sus hermanos, por el silencio de los hombres de verdadera religión y la apertura de los labios osados y blasfemos de todos los que pronuncian injusticias contra Dios. Los pilares y la base de la verdad desparramados hacia afuera. Nosotros, cuya insignificancia ha permitido que seamos ignorados, estamos privados de nuestro derecho a hablar libremente» (Ep. 243, 2.4).

Hoy, estos obispos y cardenales que solicitan claridad y que intentan cumplir su deber guardando santa y fielmente la Revelación Divina transmitida en relación a los sacramentos del matrimonio y la eucaristía, ya no están exiliados como lo estaban los obispos nicenos durante la crisis arriana. Contrario al tiempo de la crisis arriana, tal como escribió en 1973 Rudolf Graber, obispo de Ratisbona, hoy el exilio de obispos es reemplazado por estrategias para silenciarlos y campañas de difamación (cf. Athanasius und die Kirche unserer Zeit, Abensberg 1973, p. 23).

Otro campeón de la fe católica durante la crisis arriana fue San Gregorio Nacianceno. Él escribió la siguiente descripción del comportamiento de la mayoría de los pastores de la Iglesia de aquel tiempo. Esta voz del gran Doctor de la Iglesia debiera ser una advertencia beneficiosa para los obispos de todos los tiempos: » Ciertamente los pastores actuaron como unos insensatos, porque salvo un número muy reducido, que fue despreciado por su insignificancia o que resistió por su virtud, y que había de quedar como una semilla o una raíz de donde renacería de nuevo Israel bajo el influjo del Espíritu Santo, todos cedieron a las circunstancias, con la única diferencia de que unos sucumbieron más pronto y otros más tarde; unos estuvieron en primera línea de los campeones y jefes de la impiedad, otros se unieron a las filas de los soldados en batalla, vencidos por el miedo, por el interés, por el halago o, lo que es más inexcusable, por su propia ignorancia» (Orat. 21, 24).

Cuando en el año 357 el papa Liberio firmó una de las denominadas fórmulas de Sirmium en la que descartaba deliberadamente la expresión dogmáticamente definida de «homoousios» y excomulgó a San Atanasio para tener paz y armonía con los obispos arrianos y semi-arrianos del este, algunos fieles católicos y obispos, especialmente San Hilario de Poitiers, se escandalizaron profundamente. San Hilario transmitió la carta que el papa Liberio escribió a los obispos orientales, anunciando la aceptación de la fórmula de Sirmium y la excomunión de San Atanasio. Con gran dolor y consternación, San Hilario agregó a la carta, en una especie de desesperación, la frase: «Anathema tibi a me dictum, praevaricator Liberi» (Yo te digo anatema, prevaricador Liberio), cf. Denzinger-Schönmetzer, n. 141. El papa Liberio quería paz y armonía a toda costa, incluso a expensas de la verdad divina. En su carta a los obispos heterodoxos latinos Ursace, Valence, y Germinius anunciándoles las decisiones mencionadas arriba, escribió que prefería paz y armonía antes que el martirio (cf. cf. Denzinger-Schönmetzer, n. 142).

«En qué contraste dramático yacía el comportamiento del papa Liberio frente a la siguiente convicción de San Hilario de Poitiers: «No conseguimos paz a expensas de la verdad, haciendo concesiones para adquirir la reputación de tolerantes. Conseguimos la paz luchando legítimamente según las reglas del Espíritu Santo. Hay un peligro en aliarse secretamente con el descreimiento que lleva el hermoso nombre de la paz.» (Hil. Ad Const., 2, 6, 2).

El beato John Henry Newman habló sobre estos lamentable e inusuales hechos con la siguiente afirmación sabia y equilibrada: «Si bien es históricamente cierto, no es de ninguna manera doctrinalmente falso que un Papa, como doctor privado, y mucho más los obispos, cuando no enseñan formalmente, pueden errar, tal como vemos que erraron en el siglo cuarto. El papa Liberio podía firmar la fórmula Eusebia en Sirmium, y la misa de los obispos en Ariminum u otro lugar, y a pesar de ese error seguir siendo infalible en sus decisiones ex cathedra.» (The Arians of the Fourth Century, London, 1876, p. 465).

Los cuatro cardenales con su voz profética demandando claridad doctrinal y pastoral tienen un gran mérito frente a sus propias conciencias, frente a la historia, y frente a innumerables fieles católicos sencillos de nuestros días, empujados hacia la periferia eclesial por su fidelidad a las enseñanzas de Jesucristo sobre la indisolubilidad del matrimonio. Pero por sobre todo, los cuatro cardenales tienen un mérito grande a los ojos de Jesucristo. Debido al coraje de su voz, sus nombres brillarán ardientemente el día del Juicio Final. Debido a que obedecieron a la voz de su conciencia, recordando las palabras de San Pablo: «Nada podemos contra la verdad, sino a favor de la verdad» (2 Cor 13: 8). Seguramente, en el Juicio Final, los ya mencionados críticos de los cuatro cardenales, en su mayoría clérigos, no tendrán una respuesta fácil por su ataque violento al justo, valioso, y meritorio acto de estos cuatro miembros del Sagrado Colegio Cardenalicio.

Las siguientes palabras inspiradas por el Espíritu Santo retienen su valor profético, especialmente en vistas de la creciente confusión doctrinal y práctica respecto al sacramento del matrimonio en nuestros días: «Porque vendrá el tiempo en que no soportarán mas la sana doctrina, antes bien con prurito de oír se amontonarán maestros con arreglo a sus concupiscencias. Apartarán de la verdad el oído, pero se volverán a las fábulas. Por tu parte, sé sobrio en todo, soporta lo adverso, haz obra de evangelista, cumple bien tu ministerio.» (2 Tim. 4: 3-5).

Que todos quienes en nuestros días aún toman seriamente sus votos bautismales y sus promesas sacerdotales y episcopales, reciban la fortaleza y la gracia de Dios para reiterar, junto con San Hilario, las palabras: «¡Que pueda estar siempre en el exilio, a menos para que la verdad comience a predicarse otra vez!» (De Syn., 78). Deseamos de todo corazón esta fortaleza y gracia a los cuatro cardenales así como a quienes los critican.

+ Athanasius Schneider, Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Saint Mary en Astana (Kazajstán)

 

Traducido por Marilina Manteiga, equipo de traducción de Adelante la Fe. Artículo original.

Publicado en español por primera vez en Adelante en la Fe.

 

21 comentarios

jesus jurado
Gracias monseñor. Ole ole y ole
25/11/16 10:13 AM
jacinto
Palabras como estas hacen que duelan más los atronadores silencios de quienes deben hablar.
25/11/16 11:46 AM
José Manuel
Monseñor es usted un obispo fiel y el celo por la casa del Señor lo devora. Que Dios bendiga su valentía y su disposición al martirio.
25/11/16 1:30 PM
Jaime
Dios lo bendiga Mons. Athanasius Schneider.

Todos estamos llamados a defender la fé y la sana doctrina, ante situaciones que la pongan en riesgo no podemos ser perros mudos.

Dios bendiga a los cuatro cardenales.
25/11/16 2:20 PM
hornero (Argentina)
Mons. Athanasius Schneider: no ser sabe qué admirar más en su documento, si su sabiduría en el juzgar, o su valentía en el defender la verdad. ¡Cuánta precisión en sus palabras y argumentos, con tan abundantes testimonios históricos y la cierta inspiración del Espíritu Santo!
Usted, con su claridad, adelanta los acontecimientos, echa luz sobre las tinieblas actuales y descorre el velo que oculta la proximidad de una Iglesia que ha de reaccionar contra la malicia enquistada desde tiempo en ella por el enemigo. La confusión dominante parece permitida por Dios a fin de que alcanzando sus extremos, los miembros fieles a la Iglesia advirtamos las consecuencias y podamos discernir con mayor comprensión la necesidad de oponernos con firmeza al relativismo, democratismo, liberalismo, progresismo, falso ecumenismo, modernismo, materialismo, marxismo, ateísmo, masonería y satanismo que han penetrado en el cuerpo místico de la Iglesia, corrompiendo sus miembros y descuartizándola. Es la hora de su pasión dolorosa, pero es también la Aurora luminosa que nos anuncia su resurrección. Así nos lo enseña la Virgen en sus diversas manifestaciones actuales.
25/11/16 3:58 PM
ANTONIO DE LA POSADA DEL FIN DE LA TIERRA
Cuando aquellos griten paz,
de aquí les diré yo Guerra;
pues no habrá Paz en la tierra,
mientras obre Satanás.
25/11/16 5:35 PM
Mariana
Yo me tomo en serio mi compromiso bautismal de renunciar a satanás y hago público mi JURAMENTO ANTIMODERNISTA y doy gracias a Dios por estos Cardenales santos que tuvieron compasión de todos aquellos que estábamos a punto de perder la fe por los innumerables errores modernistas en los que incurre Bergolio.

Sería bueno actualizar el Juramento antimodernista.

Dios Bendiga a estos cardenales.
25/11/16 10:43 PM
JmSaurii
Es valida la replica a esta parte del documento solo si la vemos desde el punto de vista jurídico... Pero que no fue el mismo Cristo quien dijo en varias ocasiones "vete y no vuelvas a pecar" devolviendo de este modo la dignidad de hijos de Dios a los pecadores. No es esta la intención de S.S Francisco el de devolver la dignidad de hijos de Dios a aquellos que por cuestiones particularisimas que solo Dios conoce rompieron su comunión con el?, No es valido cometer error y querer volver al camino?.

Puedo entender que S.S. Francisco se pronuncia de esa manera atendiendo a la conciencia y responsabilidad de los pastores que realmente hacen su trabajo e insertan a todos aquellos en un proceso de conversión para otorgar acercar a la sagrada comunión a los divorciados vueltos a casar.

Srs. Obispos de escritorio arremeto contra ustedes que pretenden legislar la vida del ser cuando cuando lo que deben de hacer es pastorearla.

Les aseguro que de esa manera las palabras de "Amoris Leatitia" no causaran ningún ruido a nadie.
26/11/16 12:16 AM
Natalia Barraza de R.
Espero que la voz del Obispo Schneider anime al episcopado a impulsar la petición de los cuatro cardenales que en forma por demás atenta y debidamente fundamentada se han tomado la tarea de defender la Doctrina de la Iglesia. Que Dios en su infinita misericordia tome en sus manos el futuro de la Iglesia que por el momento se le ve escindida y en manos del secularismo oficial.
26/11/16 2:18 AM
Luis Fernando
JmSaurii , por favor, dime en qué parte de la carta de los cardenales o de este obispo, ellos dicen que no quieren que la gente pueda arrepentirse de sus pecados y dejar de pecar.
26/11/16 11:44 AM
Miguel Antonio Barriola
Esperada defensa, fundada y esclarecedora de Mons. Schneider.
En tiempos de gran confusión, aún en quienes deberían ser maestros en la Iglesia, nos estamos acercando a los tiempos bien descritos de gandes santos, que tuvieron que ir contracorriente, en los turbulentos siglos del arrianismo.
Gracias Mons. Schneider. Lux lucet in tenebris
26/11/16 3:47 PM
Álvaro
Excelente el artículo del Obispo Schneider, gracias al Señor por estas voces valientes y llenas de la sabiduría que viene de lo Alto, denunciando las herejías provenientes del trono Papal. Oremos por la conversión de Francisco y que cese su iniquidad que divide a la Iglesia de Cristo.
26/11/16 3:51 PM
Echenique
El pontífice ya les ha contestado a los cuatro, en una entrevista en Avvenire, con una larga cambiada, diciéndoles que las dudas doctrinales se disipan en el fluir de la vida y trabajando por los necesitados. Cuando no sabe como salir de una situación siempre invoca a los necesitados. Pura demagoglia. Lo del fluir de la vida se me antoja hasta ocurrente. ¡ De carcajada, si no estuviera en juego la eterna salvación de las almas ! Pero eso no le preocupa tanto como el calentamiento global, los refugiados y los necesitados, a quienes todavía quiere hundir más con los planteamientos de los movimientos sociales marxistas, en pura decadencia, afortunadamente, pero que le han confiado el liderazgo.
26/11/16 4:10 PM
Menka
"Cuando en el año 357 el papa Liberio firmó una de las denominadas fórmulas de Sirmium en la que descartaba deliberadamente la expresión dogmáticamente definida de «homoousios» y excomulgó a San Atanasio para tener paz y armonía con los obispos arrianos y semi-arrianos del este,"

Esto no es cierto. Primero, hay dos referencias de Denzinger, una preconciliar de 1954, y otra conciliar, de 1963.
La posterior omite ciertas cosas y añade otras. Por ejemplo, omite la condena de la libertad religiosa hecha por Pío IX, mientras que añade precisamente un documento sobre el Papa LIberio citado por el obispo Schneider.

¿Por qué la edición anterior no incluyó este documento? Porque es de dudosa credibilidad. Además, es absurdo ya que el mismo Papa Liberio fue exiliado por el emperador a la fuerza. Tampoco San Bellarmino, que sí escribió todo un tratado sobre si un papa puede ser hereje y si puede ser depuesto, consideraba estas fuentes.

No, lo que hay hoy, no es lo que hubo en el combate contra el arrianismo.
26/11/16 8:54 PM
Luis Valdes
senor Obispo, usted leyo la carta y escucho las declaraciones posteriores del cardenal Burke? Me imagino que si, por eso creo que usted esta totalmente desubicado... Su escrito en defenza de estos 4 principitos de la Iglesia esta fuera de la buena intencion de estos hombres que se creen que ellos tienen la uncion del Espiritu Santo, pasando por encima del Sinodo de Obispos que se realizo en dos ocasiones para tratar el tema de la familia... que lejos de Dios estan, que lejos del amor misericordioso del Padre, mientras mas legalistas son, mas cosas ocultas tienen en sus vidas y sus pasados, cuantas heridas sin resolver del pasado sufren personas como ustedes, que se quedan en jusgar, aplicar normas y sanciones... mientras mas sobervios, mas alejados de la casa del Padre, son como el hijo mayor, que no se alegra de la conversion de su hermano, y acepta que la misericordia del Padre es para todos, tambien para los que se fueron y malgastaron su vida y fracasaron, tambien para ellos hay espacio en la Iglesia y en el corazon de Dios. Con personas como ustedes: pastores con olor a lobo me da cada dia mas verguenza como destruyen la Iglesia de Jesus.
26/11/16 11:09 PM
davidp83
Luis Valdes el misericordioso ante su evidente falta de argumentos serios le ha tocado recurrir a la cobarde falacia ad hominem. que vergüenza!
27/11/16 3:35 AM
Ricardo de Argentina
Lo de Luis Valdes es una explosión de odio irracional y patológico.

ARGUMENTOS QUE APORTA: Cero patatero.

MISILES "AD HOMINEM" QUE LANZA EN ANDANADA:
1....usted esta totalmente desubicado...
2....estos hombres que se creen que ellos tienen la uncion del Espiritu Santo..
3....que lejos de Dios estan, que lejos del amor misericordioso del Padre
4...mientras mas legalistas son, mas cosas ocultas tienen en sus vidas y sus pasados
5...cuantas heridas sin resolver del pasado sufren personas como ustedes, que se quedan en jusgar, aplicar normas y sanciones...
6...mientras mas sobervios, mas alejados de la casa del Padre
7...son como el hijo mayor, que no se alegra de la conversion de su hermano
8...Con personas como ustedes: pastores con olor a lobo me da cada dia mas verguenza como destruyen la Iglesia de Jesus.
27/11/16 3:35 PM
Chimo de Valencia
Por cierto, señor Valdés. Entre su retahíla de exabruptos contra los buenos cardenales espeta que "son como el hijo mayor, que no se alegra de la conversión de su hermano". En ningún momento en la parábola del hijo pródigo Cristo dice que el hermano mayor no se alegre de la vuelta de su hermano y menos todavía que no se alegre de su conversión. Y por otra parte, cuanto más se dice que "no hay que juzgar" para amordazar a la Iglesia, más se juzga sin defensa a sus hijos. ¿Quién es Vd. para juzgar presuntas intenciones de los cardenales a los que descalifica?
27/11/16 9:07 PM
Piedad
Me siento bendecida por leer este documento de Mons. Athanasius Schneider, en él reconozco el recorrido milenario de la Santa Iglesia Católica fundada por Nuestro Señor Jesucristo. Este escrito me renueva la esperanza en la victoria de la VERDAD por encima de toda confusión, interés humano o engaño del maligno. Aquí se documenta, a manera de ejemplo, la manera cómo nuestra Iglesia ha salido de enormes oscuridades con el batallar de la razón, aplicada ésta, a la Verdad y a la Fe. Por ello, en mi caso particular, creo que no habrá un acto de misericordia mayor que aquél que realiza una persona cuando, valiéndose de argumentos y razones suficientes, le explica a otra en qué consiste el error de una situación o de una aseveración, estableciendo para ella el pleno contraste con la Verdad Absoluta.
En este caso, Mons. Athanasius Schneider logra contrastar la confusión reinante con el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, transmitido por Sus Apóstoles, y nos remite a las dudas planteadas por los Cardenales en cuestión para que podamos discernir entre el bien y el mal, independiente de nuestro beneficio individual. Ojalá escuchemos muchos su voz.
28/11/16 5:03 PM
jd
Y Monseñor Areas Rifan callado como una tumba.
2/12/16 3:15 PM
Miguel
Lo que no entiendo es por qué se critica esta petición de aclaración si es la cías más normal del mundo. Ante la dudas planteadas por la Amoris alaetitia (es evidente que hay muchos que a su luz defienden posturas contrarias al Magisterio de la Iglesia), los cuatro cardenales hacen lo que deberían hacer todos los cardenales obispos, sacerdotes, religiosos y fieles: pedir una posición clara a quién tiene la competencia y el deber de hacerlo. Lo que no se entiende es por què no seaclara la cuestión que tanta polémica y confusión ha generado, con lo sencillo que sería simplemente decir que el magisterio de la Iglesia en la materia no ha cambiado! porque no puede cambiar! porque ni el Papa ni un concilio tienen autoridad para ello
2/12/16 8:05 PM

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.

Los comentarios aparecerán tras una validación manual previa, lo que puede demorar su aparición.