¿Por qué creo?

Por supuesto soy consciente que la fe es un don y una gracia de Dios, que se nos da gratis, si bien es muy importante el papel que juega en ella la oración, para pedírsela a Dios, mantenerla o aumentarla. Pero tener fe significa no tener la evidencia, por lo que tengo que respetar, un motivo más, a quien no piensa como yo.

Hace unos días, yendo por la calle, se me ocurrió la pregunta del título. La respuesta me vino inmediatamente y me hizo reír por su simplicidad: Porque tengo fe. Y de paso me acordé de cuando en un Mundial de Fútbol, Italia fue eliminada por Corea del Norte. El escándalo llegó al Parlamento y hubo una interpelación parlamentaria, a la que el ministro contestó: “Porque Corea metió un gol y nosotros ninguno”. A veces las respuestas pueden ser así de sencillas.

Por supuesto soy consciente que la fe es un don y una gracia de Dios, que se nos da gratis, si bien es muy importante el papel que juega en ella la oración, para pedírsela a Dios, mantenerla o aumentarla. Pero tener fe significa no tener la evidencia, por lo que tengo que respetar, un motivo más, a quien no piensa como yo, aunque como nuestra fe es razonable y esto es incluso uno de los puntos en que más insiste Benedicto XVI, voy a explicar las razones en las que se apoya mi fe.

La primera es la existencia y la edad del mundo. Nos dicen los científicos que el mundo tiene unos quince mil millones de años. Como les decía a mis alumnos por una bobada como mil millones de años más o menos no discuto con nadie. La edad del mundo nos plantea una disyuntiva: el mundo ha sido creado por Alguien inteligente, a quien llamamos Dios, o es fruto del azar. Para ser fruto del azar me parece demasiada casualidad y me convence más que detrás del mundo hay un Ser inteligente. En realidad estoy aceptando la tercera vía de Santo Tomás.

La segunda es que la máxima aspiración de cualquier ser humano es ser feliz siempre. Ahora bien, si eso fuese imposible o inalcanzable podríamos decir con toda razón que somos víctimas de una gigantesca estafa, porque mi mayor aspiración es irrealizable. Como parece de sentido común que las cosas no pueden ser así, y como resulta que el único que puede satisfacer esta aspiración es el Ser Supremo, si Dios no existe somos objeto de un vil engaño.

La tercera es la existencia del mal en el mundo, precisamente el argumento que muchos dan para explicar su no creencia en Dios. Cómo puede ser que si Dios existe permita semejantes desgracias e injusticias. Sólo si hay otra vida, pueden ponerse las cosas en su sitio. Desde luego si no existe la otra vida, prefiero ser etarra a víctima de Eta, pero como algo nos dice que el final de todo no puede ser el triunfo de la injusticia y del mal, es otro de los motivos que tengo para creer en Dios.

Puede que haya mejores motivos para tener fe, por ejemplo he conocido personas para quienes Jesucristo es literalmente todo, están enamoradas de Él, su vida está llena de la fe y esperanza en Cristo, y como le aman profundísimamente, su vida la dedican a la evangelización, que es opción preferencial por los pobres, promoción humana integral y liberación cristiana, pero los motivos que doy son mis motivos para creer.

Pedro Trevijano, sacerdote

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