Próxima beatificación en Tarragona de un grupo de mártires

Los mártires fueron siempre conscientes de que, aun siendo grandes la libertad y la vida de este mundo, solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien, pues el bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad.

Siguiendo el Mensaje de la Conferencia Episcopal de España con motivo de la Beatificación del año de la fe, os anuncio por segunda vez con redoblado gozo que, el domingo 13 de octubre, XXVIII del Tiempo Ordinario, se celebrará en Tarragona la beatificación de más de quinientos hermanos en la fe que dieron su vida por amor a la Verdad, que es Cristo, en diversos lugares de España, durante la persecución religiosa de los años 30 del siglo XX. Fueron muchos miles los que por entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad.
La Iglesia reconoce ahora solemnemente a este nuevo grupo como mártires de Cristo. Según el lema de esta fiesta, ellos fueron «firmes y valientes testigos de la fe» que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión.
Con todos los obispos de las Iglesias particulares de España, invito a los católicos y a las comunidades eclesiales de nuestra archidiócesis metropolitana de Zaragoza a participar espiritualmente y, si es posible, con presencia también física, en este magno acontecimiento de gracia.
Los mártires son aquellos cristianos que, tentados y empujados bajo pena de muerte a renegar de la Verdad, plenamente encerrada en la Palabra de Dios, y a violar las exigencias del orden moral derivado de aquélla, no sucumbieron, ayudados por la gracia de Dios, a semejante tentación y prefirieron arrostrar la muerte a seguir con vida.
Los mártires fueron siempre conscientes de que, aun siendo grandes la libertad y la vida de este mundo, solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien, pues el bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad. Lamentablemente, no todos los hombres están ni han estado nunca convencidos de que sólo en la Verdad se puede encontrar la salvación. De ahí que más de una vez la fuerza salvífica de la Verdad haya sido contestada y se haya confiado sólo a la libertad, desarraigada de toda objetividad, la tarea de decidir autónomamente lo que es bueno y lo que es malo.
Pero los mártires sí lo sabían, sí estaban convencidos de que seguir en vida conculcando la Verdad y el amor a la verdad constituye un pecado grave, que, como tal, mata el alma de quien lo comete, pues supone aceptar y hacer como bueno lo que es intrínsecamente malo. Ellos, pues, no hicieron lo política, social o culturalmente correcto, que consistía en negar la fe, sino aquello que era justo, esto es, lo conforme con la Verdad, que es precisamente el objeto de la fe, la Palabra de Dios. Bien sabían ellos que hay actos intrínsecamente perversos, esto es, actos, que no pueden nunca cometerse, pues la fuente de la moralidad de un acto no reside en la circunstancia en que se realiza ese acto, así como tampoco en la intención o en las consecuencias de dicho acto, sino en el objeto mismo del acto y, por tanto, en el ser del acto.
Demos, pues, gracias a Dios por el triunfo de la Verdad y del amor a la Verdad en los mártires. Desde hace más de dos meses tenemos completo el número de mártires que, agrupados en 33 Causas, integrarán la Beatificación del Año de la Fe el próximo 13 de octubre en Tarragona. En efecto, el día 2 del pasado mes de julio tuvo lugar la Congregación Ordinaria que estudió la última Causa de las previstas para este grupo. Son éstas las que presentaron la Positio en la Congregación para las Causas de los Santos entre 1997 y 2002. Y el viernes, día 5, se celebró la audiencia del Cardenal Prefecto con el papa Francisco, el cual autorizó la publicación de los últimos decretos de martirio. Contamos, pues, con 522 futuros beatos que se sumarán a los 1001 mártires del siglo XX en España ya canonizados o beatificados.
Las Causas han sido presentadas por las siguientes diócesis: Ávila (1); Barbastro (1); Barcelona (3); Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga (1 con muchos miembros); Bilbao (1); Cartagena (1); Ciudad Real (1); Córdoba (1); Cuenca (1); Jaén (1); Lleida (4); Lleida y otras (1); Madrid-Alcalá (1); Madrid (7 con muchísimos miembros); Menorca (1); Sigüenza-Guadalajara y Ciudad Real (1); Tarragona (1 con 148 mártires); Teruel y otras (1); Tortosa y Toledo (1); Valencia (2).
Unámonos espiritualmente a la Beatificación del Año de la fe en Tarragona. Y oremos con la plegaria de la Beatificación:
Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, para que muriendo y resucitando nos diese su Espíritu de amor: nuestros hermanos, mártires del siglo XX en España, mantuvieron su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena que les permitiste derramar su sangre por él y con él. Danos la gracia y la alegría de la conversión para asumir las exigencias de la fe; ayúdanos, por su intercesión, y por la de la Reina de los mártires, a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad y a promover una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia en España; enséñanos a comprometernos, con nuestros pastores, en la nueva evangelización, haciendo de nuestras vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo, el Testigo fiel y veraz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.

Siguiendo el Mensaje de la Conferencia Episcopal de España con motivo de la Beatificación del año de la fe, os anuncio por segunda vez con redoblado gozo que, el domingo 13 de octubre, XXVIII del Tiempo Ordinario, se celebrará en Tarragona la beatificación de más de quinientos hermanos en la fe que dieron su vida por amor a la Verdad, que es Cristo, en diversos lugares de España, durante la persecución religiosa de los años 30 del siglo XX. Fueron muchos miles los que por entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad.

La Iglesia reconoce ahora solemnemente a este nuevo grupo como mártires de Cristo. Según el lema de esta fiesta, ellos fueron «firmes y valientes testigos de la fe» que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión.

Con todos los obispos de las Iglesias particulares de España, invito a los católicos y a las comunidades eclesiales de nuestra archidiócesis metropolitana de Zaragoza a participar espiritualmente y, si es posible, con presencia también física, en este magno acontecimiento de gracia.

Los mártires son aquellos cristianos que, tentados y empujados bajo pena de muerte a renegar de la Verdad, plenamente encerrada en la Palabra de Dios, y a violar las exigencias del orden moral derivado de aquélla, no sucumbieron, ayudados por la gracia de Dios, a semejante tentación y prefirieron arrostrar la muerte a seguir con vida.

Los mártires fueron siempre conscientes de que, aun siendo grandes la libertad y la vida de este mundo, solamente la libertad que se somete a la Verdad conduce a la persona humana a su verdadero bien, pues el bien de la persona consiste en estar en la Verdad y en realizar la Verdad. Lamentablemente, no todos los hombres están ni han estado nunca convencidos de que sólo en la Verdad se puede encontrar la salvación. De ahí que más de una vez la fuerza salvífica de la Verdad haya sido contestada y se haya confiado sólo a la libertad, desarraigada de toda objetividad, la tarea de decidir autónomamente lo que es bueno y lo que es malo.

Pero los mártires sí lo sabían, sí estaban convencidos de que seguir en vida conculcando la Verdad y el amor a la verdad constituye un pecado grave, que, como tal, mata el alma de quien lo comete, pues supone aceptar y hacer como bueno lo que es intrínsecamente malo. Ellos, pues, no hicieron lo política, social o culturalmente correcto, que consistía en negar la fe, sino aquello que era justo, esto es, lo conforme con la Verdad, que es precisamente el objeto de la fe, la Palabra de Dios. Bien sabían ellos que hay actos intrínsecamente perversos, esto es, actos, que no pueden nunca cometerse, pues la fuente de la moralidad de un acto no reside en la circunstancia en que se realiza ese acto, así como tampoco en la intención o en las consecuencias de dicho acto, sino en el objeto mismo del acto y, por tanto, en el ser del acto.

Demos, pues, gracias a Dios por el triunfo de la Verdad y del amor a la Verdad en los mártires. Desde hace más de dos meses tenemos completo el número de mártires que, agrupados en 33 Causas, integrarán la Beatificación del Año de la Fe el próximo 13 de octubre en Tarragona. En efecto, el día 2 del pasado mes de julio tuvo lugar la Congregación Ordinaria que estudió la última Causa de las previstas para este grupo. Son éstas las que presentaron la Positio en la Congregación para las Causas de los Santos entre 1997 y 2002. Y el viernes, día 5, se celebró la audiencia del Cardenal Prefecto con el papa Francisco, el cual autorizó la publicación de los últimos decretos de martirio. Contamos, pues, con 522 futuros beatos que se sumarán a los 1001 mártires del siglo XX en España ya canonizados o beatificados.

Las Causas han sido presentadas por las siguientes diócesis: Ávila (1); Barbastro (1); Barcelona (3); Barcelona, Madrid, Valencia, Málaga (1 con muchos miembros); Bilbao (1); Cartagena (1); Ciudad Real (1); Córdoba (1); Cuenca (1); Jaén (1); Lleida (4); Lleida y otras (1); Madrid-Alcalá (1); Madrid (7 con muchísimos miembros); Menorca (1); Sigüenza-Guadalajara y Ciudad Real (1); Tarragona (1 con 148 mártires); Teruel y otras (1); Tortosa y Toledo (1); Valencia (2).

Unámonos espiritualmente a la Beatificación del Año de la fe en Tarragona. Y oremos con la plegaria de la Beatificación: 

Oh Dios, que enviaste a tu Hijo, para que muriendo y resucitando nos diese su Espíritu de amor: nuestros hermanos, mártires del siglo XX en España, mantuvieron su adhesión a Jesucristo de manera tan radical y plena que les permitiste derramar su sangre por él y con él. Danos la gracia y la alegría de la conversión para asumir las exigencias de la fe; ayúdanos, por su intercesión, y por la de la Reina de los mártires, a ser siempre artífices de reconciliación en la sociedad y a promover una viva comunión entre los miembros de tu Iglesia en España; enséñanos a comprometernos, con nuestros pastores, en la nueva evangelización, haciendo de nuestras vidas testimonios eficaces del amor a Ti y a los hermanos. Te lo pedimos por Jesucristo, el Testigo fiel y veraz, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amen.

 

+ Manuel Ureña Pastor, arzobispo de Zaragoza

1 comentario

pbro. juan castro zavalía
Con inmenso gozo recibo esta noticia. Si bien las distancias son enormes (Parroquia Cristo Rey, ciudad de La Banda, Diócesis de Santiago del Estero, Argentina), lo que me impide estar presente. Desde hoy mismo los acompañaré con mi oración. Que nosotros sepamos aprender del testimonio de estos hermanos nuestros y el Señor cuide a su Iglesia. Gracias Monseñor. Lo saludo filialmente en Cristo y María Santísma.
25/09/13 3:42 PM

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