La defensa de la vida en la Ley del Aborto

Hay que informar a la mujer «específicamente sobre las consecuencias médicas, psicológicas y sociales de la prosecución del embarazo o de la interrupción del mismo», pero esto se incumple en varias comunidades, incluso gobernadas por el PP, como la mía, La Rioja, donde sólo se permite incluir propaganda a favor del aborto en el sobre destinado a las mujeres que desean abortar

Cuando se publicó la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, más conocida como la Ley del Aborto, una señora me dijo que la entonces nueva Ley estaba a favor de la vida, y, efectivamente, encontré varios textos que parecían darle razón.

El párrafo inicial del Preámbulo de la Ley es perfectamente asumible: «El desarrollo de la sexualidad y la capacidad de procreación están directamente vinculados a la dignidad de la persona y al libre desarrollo de la personalidad y son objeto de protección a través de distintos derechos fundamentales». Totalmente de acuerdo.

Pero poco más allá encontramos en el Preámbulo ya la primera perla: «La Ley parte de la convicción, avalada por el mejor conocimiento científico, de que una educación afectivo sexual y reproductiva adecuada, el acceso universal a prácticas clínicas efectivas de planificación de la reproducción, mediante la incorporación de anticonceptivos de la última generación. (aviso al lector; éstos casi todos son abortivos), cuya eficacia haya sido avalada por la evidencia científica, en la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y la disponibilidad de programas y servicios de salud sexual y reproductiva es el modo más efectivo de prevenir, especialmente en personas jóvenes, las infecciones de transmisión sexual, los embarazos no deseados y los abortos». Traducida esta jerigonza al español, la mejor manera de prevenir y evitar abortos, es hacerlos. Una vez perpetrado el aborto, no hay posibilidad de seguir cometiéndolo, por lo menos hasta que haya otro embarazo.

Esta parte I del Preámbulo finaliza así: «Establece, asimismo, una nueva regulación de la interrupción voluntaria fuera del Código Penal que, siguiendo la pauta más extendida en los países de nuestro entorno político y cultural, busca garantizar y proteger adecuadamente los derechos e intereses en presencia, de la mujer y de la vida prenatal». Siempre se aprenden cosas nuevas: la mejor manera de defender los derechos de la vida prenatal, es matarla.

En la parte II del Preámbulo leemos nuevamente: «la tendencia normativa imperante en los países de nuestro entorno, aboga por una regulación de la interrupción voluntaria del embarazo presidida por la claridad en donde queden adecuadamente garantizadas tanto la autonomía de las mujeres como la eficaz protección de la vida prenatal como bien jurídico». Y un poco más adelante: «La vida prenatal es un bien jurídico merecedor de protección que el legislador debe hacer eficaz, sin ignorar que la forma en que tal garantía se configure e instrumente estará siempre intermediada por la garantía de los derechos fundamentales de la mujer embarazada». Éste es el núcleo del problema: el derecho del feto a vivir queda subordinado al derecho de la mujer a matarlo, que para el legislador, es un derecho fundamental de ella.

Prosigue el texto: «La experiencia ha demostrado que la protección de la vida prenatal es más eficaz a través de políticas activas de apoyo a las mujeres embarazadas y a la maternidad. Por ello la tutela del bien jurídico en el momento inicial de la gestación se articula a través de la voluntad de la mujer, y no contra ella. La mujer adoptará su decisión tras haber sido informada de todas las prestaciones, ayudas y derechos a los que puede acceder si desea continuar con el embarazo, de las consecuencias médicas, psicológicas y sociales derivadas de la prosecución del embarazo o de la interrupción del mismo, así como de la posibilidad de recibir información antes y después de la intervención». Este punto se regula más ampliamente en el artículo 16, en cuyo apartado 4 se dice que hay que informar a la mujer «específicamente sobre las consecuencias médicas, psicológicas y sociales de la prosecución del embarazo o de la interrupción del mismo», pero esto se incumple en varias comunidades, incluso gobernadas por el PP, como la mía, La Rioja, donde sólo se permite incluir propaganda a favor del aborto en el sobre destinado a las mujeres que desean abortar, y no la que desearían entregar las Asociaciones Pro-Vida.

De todos modos la línea de la Ley es muy clara. Le basta para ello una sola frase, la del artículo 3, apartado 2: «Se reconoce el derecho a la maternidad libremente decidida»; con ella pretenden transformar el abominable crimen del aborto (cf, Gaudium et Spes nº 51) en un derecho y se hacen así acreedores a una durísima condena de Jesucristo (ver Jn 8,31-47, especialmente el versículo 44), que me ahorra cualquier otro juicio.

 

Pedro Trevijano, sacerdote

 

4 comentarios

José Manuel Genovés
Buenos días, y feliz Fiesta de la Sagrada Familia.

Del informe oficial sobre el aborto en 2011, accesible en http://www.msc.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/docs/IVE_2011.pdf se obtienen datos importantísimos.

El más significativo, después de los 118.359 seres humanos destruidos en ese año, es quizás el porcentaje de mujeres que utilizaban métodos anticonceptivos. De las 118.359 mujeres que abortaron, se conoce que utilizaban métodos anticonceptivos 50.995. Tan solo 37.668 no los utilizaban. (En las 29.696 restantes no consta el dato, por lo que hay que excluirlas para calcular el porcentaje.) Es decir, que casi el 58% de las mujeres que abortaron UTILIZABAN métodos anticonceptivos y, pese a ello, quedaron embarazadas y decidieron abortar. Es FALSO que los métodos anticonceptivos disminuyan el número de abortos.

Otra reflexión, más trágica aún, surge tras comprobar que de las 455 niñas menores de quince años que abortaron, 13 ya lo habían hecho en una ocasión previa, y dos en dos ocasiones…: ¿qué infancia han tenido estas niñas?...¿Qué monstruosidad de sociedad hemos creado…?¿Dónde queda eso tan bonito que usted muy bien cita, de que «La Ley parte de la convicción, avalada por el mejor conocimiento científico, de que una educación afectivo sexual y reproductiva adecuada, el acceso universal a prácticas clínicas efectivas de planificación de la reproducción, mediante la incorporación de anticonceptivos de la última generación, cuya eficacia hay
30/12/12 3:43 PM
José Manuel Genovés
Buenos días, y feliz Fiesta de la Sagrada Familia.

Del informe oficial sobre el aborto en 2011, accesible en http://www.msc.es/profesionales/saludPublica/prevPromocion/embarazo/docs/IVE_2011.pdf se obtienen datos importantísimos.

El más significativo, después de los 118.359 seres humanos destruidos en ese año, es quizás el porcentaje de mujeres que utilizaban métodos anticonceptivos. De las 118.359 mujeres que abortaron, se conoce que utilizaban métodos anticonceptivos 50.995. Tan solo 37.668 no los utilizaban. (En las 29.696 restantes no consta el dato, por lo que hay que excluirlas para calcular el porcentaje.) Es decir, que casi el 58% de las mujeres que abortaron UTILIZABAN métodos anticonceptivos y, pese a ello, quedaron embarazadas y decidieron abortar. Es FALSO que los métodos anticonceptivos disminuyan el número de abortos.

José Manuel Genovés
30/12/12 3:45 PM
morlaco
Es que pasan año tras año y seguimos con lo mismo: hay un problema y no sabemos cómo resolverlo.

Se sugieren infinidad de soluciones, que a menudo son como una serpiente que se muerde la cola.

Ejemplo:

Hoy decimos "abortos con mis impuestos no".

Perfecto. Entonces que se los pague la interesada.

Pero entonces decimos "la culpa del aborto es de los empresarios de la muerte, que lucran con ello".

Y entonces las miradas se dirigen a pagarlo con impuestos, para eliminar el factor lucro.

Pero ahí nuevamente surge la rebeldía: "con mis impuestos no".

Y así seguimos, a la vuelta y vuelta.
31/12/12 6:28 PM
morlaco
En cuanto a las ayudas para la maternidad: Supongamos que se logra establecer una ley que no deje lugar a dudas de que en el sobre que se entrega a la mujer que piensa abortar, se detalla con toda claridad la naturaleza de ayudas tipo "Red Madre".

¿Y? ¿Realmente creemos que con eso vamos a hacer desistir de abortar a las mujeres que han decidido hacerlo?

¿Cuánto tiempo más vamos a seguir sosteniendo la mascarada de "Las mujeres abortan porque son presa de la desesperación, y si se les brinda apoyo no abortarán"?

Este año nuevo deberemos iniciarlo así: proponiéndonos establecer planes claros de acción antiaborto y no vaguedades ni círculos viciosos.
31/12/12 7:42 PM

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