El cardenal Tarancon: ha llegado la hora del analisis

El cardenal siempre actuó de buena fe, siempre creyó estar en la línea del Concilio Vaticano II. Estar en esa línea le convenció de que hacía lo correcto. Fue un hombre tolerante, dialogante y amante de la libertad. Pero eso sí, sólo con los progresistas. A todo aquello que le pareciera conservador, le aplicaba jarabe de palo.

El cardenal Tarancón era un gran ser humano. No me voy a centrar en sus virtudes, porque este campo daría para mucho, hoy prefiero concentrarme en sus defectos. Tengo por norma no criticar a los eclesiásticos. Y no hago excepción, salvo que las condenas de Roma se acumulen sobre el sujeto. En cuyo caso me siento autorizado a atizar un poco más el fuego. Pero con el cardenal es distinto. Murió hace mucho y ya es objeto de frío análisis. Tener caridad con él, sería como tener caridad de Napoleón.

El cardenal siempre actuó de buena fe, siempre creyó estar en la línea del Concilio Vaticano II. Estar en esa línea le convenció de que hacía lo correcto. Fue un hombre tolerante, dialogante y amante de la libertad. Pero eso sí, sólo con los progresistas. A todo aquello que le pareciera conservador, le aplicaba jarabe de palo.
Siempre medio cerró los ojos con sus buenos hijos liberales. Mientras no quemaran la iglesia, podían hacer lo que quisieran dentro de ella. Pero con los obedientes hijos amantes de la tradición fue implacable.

El Cardenal Tarancón fue una especie de héroe para muchos obispos españoles de los años 70 y 80. Gozó de todos los elogios posibles por parte de los políticos. Respetadísimo en la Curia Romana, amado por los partidos de izquierda, y todo así. Pero la Historia iba a portar su venganza del modo más inesperado: Juan Pablo II.

El Papa polaco conoció muy bien al cardenal en cuestión. Apenas han trascendido los detalles del pésimo pensamiento de Juan Pablo II acerca de Tarancón. Hace pocos meses apareció en la prensa una columna de Enric Juliana tratando este tema. No era ninguna revelación nueva, basta leer las memorias de Tarancón, para darse cuenta por sus silencios de lo que pensaba de Juan Pablo II. Yo tengo la información personal (y no publicable) procedente de un obispo que me explicó algunos pormenores de esto de lo que hablo. Lo cierto es que Juan Pablo II tuvo muy claro que los juicios de Dios no son los juicios de los hombres. Tuvo muy claro que la dinámica promovida por Tarancón llevaba a la Iglesia a su destrucción. Tarancón como ser humano podía ser muy sociable, agradable y dialogante, pero como gobernante de la Iglesia siguió un camino equivocado.

Dos hombres, dos diócesis. Baste ver cómo dejó la diócesis el Cardenal de Toledo y cómo dejó Madrid el Cardenal Tarancón. Y estamos hablando prácticamente de los mismos años y con clero similar. Las dos diócesis estaban geográficamente colindantes, eclesialmente estaban a varios años luz.
No escribo estas líneas con ningún afán de revancha. No tengo nada personal contra Tarancón. Siempre me gusta hablar bien del clero. Pero no debemos dejarnos engatusar por cantos de sirenas. Porque esos mitos ficticios pueden tener su influencia en el presente. Hay que decir las cosas bien claras: el desembarco de Tarancón en Madrid supuso el triunfo absoluto de las tesis eclesiales más extremistas.

Porque el cardenal de la libertad y la tolerancia supuso un terremoto espiritual que dejó en ruinas al edificio invisible de la Iglesia durante una generación entera. Otra hubiera sido la historia si don Marcelo hubiera sido el arzobispo de Madrid. Ya no digo nada si lo hubiera sido Monseñor Guerra Campos. Pero Tarancón promovió a grandes puestos de la archidiócesis a un nutrido número de presbíteros que se emplearon a conciencia en el arte de la demolición.

Me ahorro los dolorosos detalles de la historia de cómo muchos lobos pasaron a cuidar de las ovejas. No entro en los detalles que nos darían la escalofriante magnitud de la destrucción. Pero una generación después ya va siendo hora de que empecemos a llamar las cosas por su nombre.

Libro de memorias

Después, en su libro de memorias, el cardenal hizo un apoteósico ejercicio de amnesia. Yo me leí el aburrido e interminable libro, página a página, preguntándome una y otra vez si nos diría algo de cualquier tema que realmente importara. Pero no. En un continuado ziz-zag evitó cualquier tema conflictivo. Pero no me defraudó a mí, sobre todo defraudó a los suyos. Pues en definitiva lo que venía a decir en cada asunto tratado de refilón, era: yo no fui como imagináis, era mucho más conservador de lo que pensabais.

Pero un libro no arregla una vida. Madrid en los años 80 era una archidiócesis inmersa en un proceso jacobinita que anunciaba los peores brumarios. De todas maneras, aquello no estalló porque los buenos sacerdotes seguían en sus puestos: obedientes, leales al Magisterio, haciendo lo que tenían que hacer. Pero si ese gobierno de la archidiócesis se hubiera prolongado diez años más, indudablemente, que no le quepa la duda a nadie, la archidiócesis hubiera saltado por los aires. Afortunadamente, el clero muestra una fuerte tendencia a la longevidad. De forma que muy a pesar de la Revolución Taranconiana seguían quedando infinidad de buenos presbíteros. Los progresistas daban a estos por casos perdidos. Pero, madre mía, ¡lo que viven los curas tradicionales! Parece que ahora les daba por vivir más que nunca.

Para acabar de arreglar el mal panorama para los progresistas, había que contar con que las bajas por secularización entre los liberales eran escalofriantes. Entre las defecciones de unos y la longevidad de los otros, la cuentas no acaban de cuadrar. Aquello parecía como una maldición de Tutankamón. Entre los exaltados, las bajas en combate eran mayores que en el Frente Oriental en la Segunda Guerra Mundial.

Así estaban las cosas, cuando Tarancón tuvo que presentar la dimisión en plena posesión de sus facultades físicas, mentales y cardenalicias. Se retiró en su tierra, Burriana. Menos mal, porque suelto por Madrid, hubiera sido como el Octavo Pasajero en la nave Nostromo.

Estoy seguro de que a Tagliaferri, el nuevo nuncio, Burriana le parecía demasiado cerca de Madrid. Él hubiera preferido que el cardenal se fuera a ejercer su ministerio a Trinidad y Tobago. Aprenda inglés, aprenda inglés, es la lengua del futuro.

 

P. José Antonio Fortea

28 comentarios

Raul
Desde mi punto de vista, en aquéllos años de la transición política de la dictadura a la democracia, la Iglesia hizo bien en apoyar la apertura democrática y el sistema de partídos políticos, pero hizo mal en no decir alto y claro, con la misma firmeza con la que defendió el sistema democrático, que es inaceptable para todo fiel católico una Constitución democrática en la que no se proclame la Soberanía Política de Dios por encima de la soberanía de la voluntad popular, así como también la existencia de partidos políticos que no afirmen dicha soberanía política divina y cuyos programas incluyan
la legalización de instituciones sociales contrarias a la voluntad divina, como el divorcio, el aborto, la eutanasia, las uniones gay, la propiedad privada injusta y no evangélica, etc.......

Yo lo que reprocharía al Cardenal Tarancón y a muchos otros Jerarcas de la Iglesia de aquel entonces es el no haber dicho y no defender alto y claro los infranqueable y sacrosantos límites que el sistema democrático, basado en la participación popular y en el juego de los partidos, tiene desde el punto de vista de la moral católica y de la doctrina pólitica católica perenne.

Apoyo a la demcracia sí, pero dejando claros y firmes los límites divinos de la misma para todo buen católico y no dando el visto bueno eclesial a una Constitución y a unos partidos y programas políticos no conformes con la Ley de Dios.

De aquella libertad sin Dios viene el actual libertinaje del Maligno.
11/01/12 11:44 AM
Pedro Grijalva
El Cardenal Vicente Enrique y Tarancón, desgraciadamente, fue un producto más de su época. No supo o no quiso leer más allá de su tiempo. Un auténtico y desgraciado fracaso para la Iglesia católica española: apostó fuerte por una tesis equivocada y errónea. En cierta manera fue utilizado por el poder político (imperante aún hoy en día) y no obtuvo la recompensa y los beneficios totales que esperaba (fue engañado como otros tantos obispos). En una época confusa no pudo aportar luz a los creyentes, y se resintió de ello la Iglesia católica española en su globalidad.

Creo sinceramente que no se supo hallar en España el término medio entre el Cardenal Marcelo González y el Cardenal Tarancon (el Cardenal Suquía llegó tarde). Los tiempos eran complicados y cambiantes, pero la inteligencia humana está para buscar soluciones válidas a la luz del Evangelio de entre los signos de los tiempos...

Que Dios tenga en su gloria al Cardenal Vicente Enrique y Tarancón.
11/01/12 11:53 AM
Fortis
Los Obispos sobre todo deben tener una muy buena preparación filosófica y teológica para no meter muchas patas. No basta la buena voluntad. Cuando uno manda tiene que tener sabiduría, y en los Obispos eso lo dan la filosofía y la teología. Para mí Tarancón no sabía suficiente filosofía tomista. Y cuando uno falla en esto la teología se vuelve espiritualidad no más. Y ahora ocurre lo mismo. Yo temo mucho a los nuevos sacerdotes si no están bien formados en el tomismo pero bien en serio.
11/01/12 12:19 PM
Daniel
Mn. Fortea, desde Castellón y sabiendo anecdotas de Tarancón por testigos, amigos suyos, etc. Tarancón no fue como se pinta hasta que fue "fichado", por PVI a fin de aplicar el CVII. El "modus operadi" y que Vd. no cita viene de PVI, y es éste el máximo responsable de la destrucción de la Iglesia desde dentro, la zorra en el gallinero.
Puesto que Vd. dice que a Tarancón se le puede tratar friamente como a Napoleón a PVI, tb se le puede friamente como a Julio II, por ejemplo y desde luego dista mucho el Tarancón de Solsona, con el Tarancón peón de PVI, ¿por qué será? obviamente por las instrucciones recibidas de PVI.
11/01/12 12:25 PM
JCA
Daniel:

No fue PVI, fue el nuncio Dadaglio, un maniobrero que posiblemente era además masón (al menos, apareció en la lista del periodista Mino Peccorelli, que fue asesinado). Desactivó todos los intentos de montar una Democracia Cristiana en España.
11/01/12 12:41 PM
Juan Mariner
Estoy totalmente de acuerdo con Daniel. Hay dos Tarancón diferenciados en la historia. Creo que el Cardenal Tarancón, en un segundo periodo, sigue instrucciones superiores (no por ello le quiero disculpar de sus errores). Recuerdo sólo, por mi edad, la época del papado de Pablo VI, y es la época más nefasta para la Iglesia católica con diferencia: no acertaron ni una. Debemos hacer una revisión de este periodo ya, para no caer de nuevo en sus tremendos errores. Tarancón fue víctima de esta época.

En lo que respecta a España, parece ser, que la Iglesia quería montar una especie de "democracia cristiana" a la española que no cuajó, y luego los obispos (Tarancón al frente) intentaron sobre la marcha enmendar el fracaso sin éxito. Cuando la Iglesia entra en política ya sabemos en qué acaba todo: en los ridículos más espantosos. Los políticos bien vistos por la Jerarquía, cuando necesitan la colaboración de la Iglesia, la tienen sin peros: craso error; hay que brindar apoyo cuando sea acorde con la doctrina católica, controlando del político solicitante sus probables motivos espúreos (la Iglesia se ha dejado utilizar en no pocas épocas, desgraciadamente).

El giro en la trayectoria vital del Cardenal Tarancón debe ser digno de estudio por su radicalidad en todos sus aspectos: debemos desvelar este enigma.
11/01/12 12:48 PM
Chimo Vice
Daniel y Juan Mariner, me sorprende la facilidad con la insultais y difamais contra los hijos de la Iglesia cuando no actúan como a vosotros os gustaría.

Hubo Democracia Cristiana en los años 30, y no se le permitió gobernar a pesar de ganar las elecciones.

Y también la hubo en los 70. la FDC de Ruiz Jiménez hubiera obtenido 40 diputados en las elecciones del 77, si los votos que obtuvo al senado los hubiera obtenido al congreso.

Toca que haya DC en la segunda década de este siglo, a ver si a la tercera va la vencida.

Y respecto al cardenal Enrique, habrá también que aprender a diferenciar entre el real, con sus aciertos y errores, y el mito creado en torno a él por el pensamiento dominante neopagano.
11/01/12 2:43 PM
Daniel
Tarancón por lo que se, siempre fue un hombre cercano y amable, pero altamente intransigente son los sacerdotes que querían celebrar según el rito antiguo, nunca abrogado, pero tenían que decir misa en su propia casa o en alguna capilla a puerta cerrada.
La secularización propiciada por PVI, dejemonos de pamplinas, PVI, se rodeó de quien quiso: Dadaglio, Casaroli, etc. Tarancón permitió el desmantelamiento del seminario de Madrid, y otros despropósitos, PVI fue el máximo responsable de una política eclesial absurda, el Papa es el Siervo de los Siervos del Señor, y carece de la cetegoría del César, en cuanto dios pagano.
A PVI, la Hª, lo juzga y como hace muchos años que falleció lo tratamos como se puede tratar a Julio II, Alejandro VI, etc. ¿quien sino fue el responsable máximo de la nefasta reforma litúrgica?, amén de despropósitos multiples, entre ellos lo que nos ocupa, las consignas dadas a Tarancón, aq estuviese el parapeto de Dadaglio.
11/01/12 3:34 PM
Juan Mariner
Si he difamado y he insultado pido humildemente perdón a todos, no era mi intención.
11/01/12 4:17 PM
Hermenegildo
Raul: ¿conoces algún sistema democrático en el mundo cuya Constitución "proclame la Soberanía Política de Dios por encima de la soberanía de la voluntad popular"? ¿Sabes de algún país democrático cuyos princiaples partidos polítocos afirmen dicha soberanía política divina y cuyos programas no incluyan en todo o en parte la legalización de instituciones sociales contrarias a la voluntad divina, como el divorcio, el aborto, la eutanasia, las uniones gay, la propiedad privada injusta y no evangélica, etc.?

No seamos utópicos, por favor. Eso que tú pides es un Estado confesional católico, que es lo que yo quiero también. LLamemos a las cosas por su nombre.
11/01/12 7:32 PM
Vicente
creo que Tarancón fue un buen cardenal para España en ese momento histórico.
11/01/12 8:02 PM
CARLISTA SEVILLANO
Los ÚNICOS católicos que apoyamos, seguimos y defendemos a la Jerarquía eclesiástica y nos sometemos sin condiciones al Papa de Roma, que tenemos un programa político basado en la presencia de Dios sobre todas las cosas y que propugnamos la tradición en las formas y en el fondo somos los CARLISTAS. ¿Por qué a esa propia Jerarquía, por contra, le da repeluco con sólo oir nuestro nombre?. Al final seremos los únicos que nos quedaremos a su lado, como ya ocurrió en el pasado.
11/01/12 8:25 PM
Raul
Estimado Hermenegildo:

Soy un utópico recalcitrante, tengo la manía de pedir lo imposible. !No puedo remediarlo¡ Es superior a mis fuerzas conformarme con lo que hay, pues lo que hay no me gusta un pelo.

Ahora bien, soy consciente que mi utopía social del Estado Confesional Católico, Apostólico y Romano no se lleva hoy en día en ningún ideario político. !Así le luce el pelo a esta sociedad atea y laicista¡

No me importa que me llamen integrista, ni desfasado,
ni fundamentalista, ni otras cosas parecidas que para mí son un mas bien un elogio.

Hay utopías que son irrealizables para el hombre sólo, pero como afortunadamente no estamos sólos, sino que también existe Dios, la utopía Social Confesional Católica se puede realizar. La Fe mueve montañas, pero a los católicos nos falta Fe. Así nos luce el pelo.

Me alegra saber que tú también eres un utópico católico, apostólico y romano. Bueno, pues ya somos dos. Otro tipo de sociedad es posible con la ayuda de Dios.
11/01/12 8:30 PM
Hermenegildo
Raul: parece que estamos de acuerdo en lo fundamental. Lo que yo quería decir es que ningún sistema liberal-democrático puede ser confesional católico.
11/01/12 11:31 PM
Nova
Un artículo muy valiente. Más duro de lo que esperaba, pero me temo que tiene razón.

Vicente, si algo necesitaba España en aquellos momentos, desde luego, no era un Cardenal como Tarancón. Ni de broma, vamos.
12/01/12 1:14 AM
carmen
Cuando el daño esta ya hecho,es cuando se habla del lobo, mientras tanto la cobardía y la inconsciencia puso en peligro a los verdaderos hijos de Dios.
12/01/12 2:30 PM
Arnaldo Romero
Comentario de CARLISTA SEVILLANO
Los ÚNICOS católicos que apoyamos, seguimos y defendemos a la Jerarquía eclesiástica y nos sometemos sin condiciones al Papa de Roma, que tenemos un programa político basado en la presencia de Dios sobre todas las cosas y que propugnamos la tradición en las formas y en el fondo somos los CARLISTAS.

___________________________________________________________

¿ Carlistas ? ¿Pero qué carlistas? ¿ Los de la Comunión Tradicionalista Carlista o los del Partido Carlista. ¿ Carlos Hugo o Sixto ?

Otra cosa: Los carlistas fueron los que entraban en los pueblos durante la Guerra Civil y fusilaban a alcaldes y violaban a las mozas. Estuvieron implicados en la barbarie de la Guerra Civil española. Yo a esa gente no la quiero, lo siento.

Y esto lo dice uno de familia y tradición carlista.
12/01/12 3:08 PM
Raul
Hermenegildo:

Estoy de acuerdo con tu afirmación de que "ningun sistema liberal-democrático puede ser confesional católico." Son dos cosas que, a mi parecer, se excluyen o repugnan entre sí necesariamente: liberalismo democrático y confesionalismo católico.

Por eso pienso que ningún católico, es mi mera opinión, que sea coherente con su Fe en materia política, puede ser partidario de un sistema político liberal-democrático, puesto que éste excluye per se la confesionalidad o afirmación de la Soberanía Política de Dios, exaltando la soberanía de la voluntad popular, mientras que un católico, por el contrario, debe aceptar como fundamento principal político la Soberanía Política de Dios, y sólo en segundo término y subordinada a ella la soberanía de la voluntad popular.

Pero eso no quiere decir, ni digo que tú pretendas decirlo, que la democracia sea incompatible con la confesionalidad del Estado católico, sino simplemente que en él la soberanía de la voluntad popular está subordinada o supeditada siempre a la Soberanía Política de Dios.
12/01/12 8:40 PM
Gregory
La labor de Tarancon como Arzobispo es sin duda sujeto de analisis y evaluación, eso no esta prhibido desde luego no creo que emprender diatribas en su contra sea acertado. Una critica a su actuación es posible donde se reconozca sus meritos como defectos. Espero que el p. Fortea nos ofrezca un articulo sobre las vistudes de Tarancon.
13/01/12 1:15 AM
Gregory
Por otro lado el documental al que aluden es sin duda tendencioso, mucho más si fue elaborado por personas de clara tendencia izquierdista o que es de claro contrario a la Iglesia.

La mejor respuesta es emprender un analisis detallado y desapasionado sobre esta figura de la historia reciente de España.
13/01/12 1:18 AM
CARLISTA SEVILLANO
Para ARNALDO ROMERO: Leete el programa político de la Comunión Tradicionalista Carlista y saldrás de dudas. Ni D.Carlos Hugo ni D.Sixto. Ninguno de ellos tiene legitimidad para reinar en España. En lo que respecta a tu comentario de la guerra civil, te diré que mientes. Los carlistas éramos los que confesábamos y comulgábamos antes de entrar en combate y llevábamos el crucifijo como bandera en vanguardia. Tú te refieres a la Falange y yo, de esa gente, no opino. Pregunta a tu familia y te lo confirmarán.
13/01/12 10:49 AM
Genjo
¡Qué razón tienes, carmen!
13/01/12 5:19 PM
jomiruay
Me he tomado la molestia de leer todos los comentarios y he encontrado en casi todos ellos un denominador común. El Cardenal Enrique y Tarancón ni lo hizo todo bien ni lo hizo todo tan mal. Sin embargo, empezando por el autor del artículo y siguiendo por la mayoría de los que han opinado, su actuación fue por completo un desastre. La ecuanimidad brilla por su ausencia. Criticais su progresismo y caéis en el conservadurismo. La mayoría de los comentarios rezuman revanchismo. Da la sensación de que estabais agazapados tras de la mata, esperando que alguien de vuestra ideología diera el pistoletazo de salida. Amigos míos, seamos ecuánimes. Ni tanto ni tan calvo.
13/01/12 5:52 PM
Raul
Padre J.A. Fortea:

¿Existen demonios especializados en poseer, sugestionar o inspirar la mente de los políticos?

Si es así, debería haber también exorcistas especializados en expulsarles. Sería un gran bien para el pueblo católico que los demonios no dominasen las mentes de nuestros gobernantes.

Debería de haber un equipo permanente de exorcistas ante el Parlamento español para conjurar a los demonios políticos a salir de las mentes de nuestros legisladores, pues claramente se ve que las leyes que elaboran (divorcio, aborto, eutanasia, matrimonio gay, etc) todas ellas son conformes a los planes de Satanás.
13/01/12 9:42 PM
José Luis.
Quizas D. Enrique Tarancón, obraba de buena fé, lo que pasaba que otros utilizaban sus palabras de forma partidista, sobre todo los partidos de izquierdas, que nunca han querido ni quieren a la religión, en especial la Católica y quiza con sus palabras el Dr. Tarancón, podía confundir a determinadas personas. Un obispo, en mi opinión, debe ser claro en la doctrina de la iglesia, para no ser utilizado por partidos que no quieren a la Iglesia como Institución. Por eso siempre me gustó más, D. Marcelo Gonzalez, Cardenal Arzobispo de Toledo.
16/01/12 1:06 AM
Catholicus
Causa bochorno recordar aquellos (ínfimos y minoritarios) gritos de "Tarancón al paredón", pero desde luego la demolición interna de la Iglesia en su mandato es innegable.

Monseñor heredó una España cristianísima aún, en todos los estratos sociales, y en un plis plas dejó vacías las Iglesias y desnortados a todos nuestros sacerdotes. Coelgios, universidades etc, todo fue tomado al asalto por dirigentes mundanizados, más preocupados del César y los vientos mundanos que del celo de la casa de Dios.

Y esto fue así porque desde arriba así se decidió.

En los años 80 España estaba ya descristianizada, y no fue algo debido a fuerzas extrañas, sino a una labor interna dentro de la misma Iglesia. Una demolición completa, realizada de una forma salvaje en la que cualquier puesto de responsabilidad era adjudicada a dedo a cualquier progre que no tenía ni ápice de caridad ni comprensión con cualquiera que mantuviese la misma fe heredada desde hacía siglos.

Juan Pablo II lo vió cristalino, pero demasiado tarde, el destrozo ya estaba hecho y todavía hoy vivimos el insoportable mantra de tener que vanagloriarnos por "colaborar con la venida de la democracia" a costa de destrozar la moral de toda una nación.

Es una mentira que lo uno necesitase de lo otro.

Demasiado puro, demasiado mundanismo y muy poco del "celo de tu Casa me consume".

No hay que zaherir porque sí, pero hay que enseñar las razones de por qué estamos como estamos.

Porque seguro, seguro, de Dios no v
16/01/12 12:19 PM
Ángel
Lo de D. Vicente es algo que pasó y ya no sirven las lamentaciones: Triste , tristísimo pero ya es historia.
Centremonos en el presente, para ello tomo como referencia las anotacuiones de Hermenegildo y de Raúl Lo que nos está pasando es grave y nosotros los católicos nos sólolo estamos consintiendo sino qu lo alentamos y lo mantenemos en pie. Nuestro sistema democrático relativista es perverso, hay que decirlo así de claro y dudo que se pueda hablar de democracia , si no va asociada al relativismo. Preguntad por ahí y vereis que desde el momento que La soberanía suprema no está en el pueblo, no hay democracia, desde el momento que el criterio último de legitimación de algo no es la mayoria parlamneta ria, no hay democracia No nos llamemos a engaño, nuestro sistema democrático actual no es compatible con las exigencias de nuestros principio cristianos Y no estoy hablando de las múltiples manipulaciones, engaños, trapas y otras corruptelas existentes. Simplemente estoy diciendo que sin Dios falla todo. Se me agota el espacio. Sólo una observación, Si exceptuamos los tres o cuatro años de la republica,el Estado Español, desde Recaredo hasta la Constitución del 78 siempre fue confesionalmente católico y no nos fue mal. A partir de esta fecha es cuando las cosas es cuando las cosas han caido en picado. Saquemos las conclusiones. Si hubiera espacio podría probar todo loque digo
17/01/12 1:09 PM
Juan
Querido padre Jose Antonio Fortea:
No se por donde empezar.Dice usted casi al final de su exposicion que el Cardenal Tarancon tuvo que presentar su dimision en plenas facultades....Pero no falte a la verdad porque no fue asi.El Cardenal se entero por la radio de que el Papa habia aceptado su renuncia por la edad,cuando Tarancon ni siquiera la habia enviado. Iba camino de la nunciatura porque le habia llamado Mons Inocenti.Capricho de Juan PabloII que no tuvo la delicadeza de esperar? El cardenal nunca dijo nada de esto y se despidio de Madrid con toda normalidad.Casualmente en 1996 Juan PabloII tuvo otro capricho mucho mas punzante con Mons Guerra Campos en Cuenca.Lo Trato como a un malechor.Nombro obispo de Cuenca a Ramon del Hoyo a las doce del medio dia y las cinco de la tarde estaba tomando posesion de la diocesis el arzobispo de Toledo como administrador apostolico hasta la consagracion del nuevo obispo.Ha visto algo parecido alguna vez? Respondame por favor.Espero su respuesta.Y despues continuamos con alguna inexactitud mas.Un saludo.
23/01/12 3:05 PM

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