Viva la vida, fuera la muerte

Dios es amigo de la vida, no de la muerte. La muerte no la ha inventado Dios, sino que ha sido introducida en el mundo y en la historia por el pecado del hombre.

Las fiestas de Navidad nos hablan de vida, de fecundidad, de algo nuevo que nace. La Navidad es la fiesta de la vida. “Quien tiene al Hijo [Jesucristo] tiene la vida, quien no tiene al Hijo no tiene la vida” (1Jn 5,12). La Navidad es fiesta de exuberancia de vida. Esa vida ha brotado en el seno de una Virgen, donde la virginidad no es una tara ni una merma, sino abundancia pletórica de vida, reflejo de la vida sobreabundante del Padre, que engendra virginalmente a su Hijo en la eternidad y lo ha engendrado como hombre de María Virgen en el tiempo.

Dios es amigo de la vida, no de la muerte. La muerte no la ha inventado Dios, sino que ha sido introducida en el mundo y en la historia por el pecado del hombre. “Por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Rm 5,12). La muerte a la que todos estamos sometidos por el pecado original, y la muerte que nosotros mismos introducimos por nuestros propios pecados: homicidios, guerras, odios que conducen a la muerte.

La familia, según el plan de Dios, es el santuario del amor y de la vida. Constituida sobre el amor estable de un varón y una mujer, bendecido por Dios, la familia está abierta a la vida, es el lugar donde se transmite la vida, es el nido donde hemos venido a la vida y hemos crecido por el amor de nuestros padres, que nos han cuidado con esmero y cariño. Nada más bonito que ese nido de amor y de vida, que es la familia según el plan de Dios.

Muchos jóvenes se preguntan hoy si será posible alcanzar ese sueño dorado de una familia estable, de un amor fiel hasta la muerte, de una fecundidad que resulta rentable en todos los aspectos de la vida. Es un deseo que para muchos resulta inalcanzable, o al menos, lleno de riesgos. ¡Quién no quiere un amor para toda la vida! ¡Quién no se siente gozoso al verse fecundo y prolongado en los hijos! ¡Quién no desea una familia estable, en la que poner todas las esperanzas humanas como proyecto vital!

Pero la realidad que palpamos viene a decirnos todo lo contrario. Entre los matrimonios jóvenes, son menos los que permanecen fieles para toda la vida que los que rompen su matrimonio como algo inaguantable. ¡Con lo que duele eso! Es más fácil romper un matrimonio que romper cualquier otro contrato. Son cada día más frecuentes los abortos, que suponen matar al hijo en el propio seno materno, llevados por la presión ambiental. En España, en Andalucía, son miles de abortos cada año, impunemente. Cuando las leyes facilitan algo, casi que están induciendo a que se haga. Las estadísticas lo cantan.

La Navidad viene a decirnos que sí, que es posible. Dios quiere la felicidad del hombre, ya aquí en la tierra, aunque haya dificultades y sufrimientos, y para siempre en el cielo sin ningún sufrimiento. Más aún, siguiendo los planes de Dios, la economía es más estable y armónica. Cuesta menos dinero una familia estable y fiel que el sujeto que tiene dos o más parejas. Los hijos de una familia como Dios manda crecen más sanos que los que están repartidos, y no saben de quién son. ¡Cuánto sufren esos niños! La Navidad viene a hacer posible el matrimonio y la familia según el plan de Dios.

La Navidad es la gracia de Dios, que sana el corazón humano, herido por el pecado. La Navidad nos habla de que es posible la fidelidad matrimonial, es posible la apertura generosa a la vida, es posible el matrimonio y la familia según el plan de Dios. Dios ha pensado muy bien las cosas, y cuando el hombre sigue los caminos de Dios, a pesar de sus debilidades, encuentra la vida, encuentra la felicidad en algo tan fundamental para la sociedad como es la familia. Que viva la vida, que brota del corazón de Dios y quiere hacer feliz al hombre. Luchemos contra la muerte que destroza el corazón humano y siembra destrucción en la sociedad.

Con mi afecto y bendición:

+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba.

7 comentarios

Gregory
La navidad nos habla de Jesucristo el Señor esta con nosotros presente y nos habla nos invita a emprende un nuevo rumbo con plena confianza.
30/12/11 8:18 PM
Liliana
Esta a la vista que Dios no se olvida de su pueblo, me llena de esperanza escuchar a un Obispo que con firmeza, confirme las bondades de Dios, cuando el hombre sigue sus caminos, escuchando el Evangelio.
Cuando la muerte predomina, no quiere decir que Dios abandono su proyecto, sino que el hombre se aleja del propósito divino.
A la vida, vida, a la muerte, muerte.
30/12/11 8:52 PM
Camino
Muchas gracias, Mons. Demetrio, sin Dios nos hacemos mucho daño a nosotros y a quienes nos rodean. La vida que Jesús nos regala es la mejor que se puede vivir.

"Es Dios ha pensado muy bien las cosas, y cuando el hombre sigue los caminos de Dios, a pesar de sus debilidades, encuentra la vida, encuentra la felicidad en algo tan fundamental para la sociedad como es la familia
30/12/11 9:36 PM
María de las Nieves
Gracias Monseñor,Dios es amigo de la vida,claro que sí,el Señor Jesús nos enseñó "No es un Dios de muertos, sino de vivos,porque para él todos viven."la palabra muerto se aplica a los pecadores y la palabra vivo a los hijos de Dios.

Recodar que somos hijos de Dios, el Padre de todos los Espíritus,Padre Eterno.Un verdadero hijo de Dios ,medita y reza en el espíritu y toma conciencia de su identidad real como hijo.El Espiritu del Señor nos ilumina,nos guia y nos une a EL en la Eucaristia y nos anticipa el momento de la Resurrección.EL hace posible que nos conozcamos y además le conoceremos como EL es "Yo Soy el que Soy" (Ex3,14)

El apóstol San Pablo nos enseña (Ef 2:1-3) “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia,entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos,y éramos por naturaleza hijos de ira,lo mismo que los demás”

Queda examinar nuestra conciencia y ver que tenemos que cambiar.Y el mundo que sacrifica a tantos hijos en el vientre de la madre,pedir por todas las personas,que amemos la vida como el mayor regalo que el Señor nos da y que se díó a Si mismo y que se erradique esta cultura de la muerte.Esa es nuestra esperanza,la vida para todos.
30/12/11 11:10 PM
Fortis
La vida es la persona de Jesucristo. De donde viene la vida humana también. Atentar contra la vida es atentar contra Dios. Diabólico acto. Y los que hacen tales actos, Gobernantes españoles actuales, también son diabólicos. Y los cristianos que los votan , también son amigos del diablo. Sólo que a continuación van y ponen una vela a Dios y así... tranquilos. ¡ Ay, qué ignorancia tan grande, Dios mío, qué ignorancia !.
1/01/12 12:44 PM
Fortis
¡ Y Rajoy y su compaña, que le oigan, señor Obispo !. Porque parece que no están por la vida sino por la muerte. A la vista está. Hasta los ciegos lo ven.
2/01/12 9:25 AM
Antonio Saavedra
Creo que se deben pedir, además de artículos como éste en cenáculos reducidos, acciones más claras por la familia y la vida en apoyo de las iniciativas de grupos y movimientos, incluso aconfesionales. Digo apoyo, no dominio, pues por lo que sé ese apoyo no se presta más que a lo organizado y dirigido por el clero.
14/01/12 10:53 PM

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