La vida y la verdad. Un criterio electoral

La vida es un valor primordial, no moneda de cambio de oportunismo o demagogia que se calcula según las adhesiones o rechazo de un posible electorado.

Queridos hermanos y amigos: paz y bien. Se suceden de nuevo los tiempos de la elección, y la nueva convocatoria del domingo veinte de noviembre nos reclama a todos los ciudadanos una reflexión serena a la hora de depositar nuestro voto. Ya se ha hecho una indicación por parte de la Conferencia Episcopal Española, con una nota de la Comisión Permanente en la que se vuelven a recordar las cuestiones indiscutibles en las que los cristianos entendemos que no son asuntos menores, de coyuntura o de oportunidad. Efectivamente, a la hora de decidir con nuestro voto una nueva composición del parlamento, del que saldrá la fuerza política que podrá formar un equipo de gobierno, estamos decidiendo quién y cómo administrará la cosa pública, quién y cómo hará las leyes que hagan emanar, las que hubiera que modificar o suprimir de las ya legisladas, quién y cómo afrontará los retos que tenemos en el orden económico, cultural, educativo, social, quién y cómo enfocará nuestras relaciones regionales y las que tenemos en el plano internacional.

Pero en el galimatías de desentrañar los quiénes y los cómo a lo que me estoy refiriendo, nosotros como cristianos no somos neutros. Y lo que una vez más decimos los obispos desde la doctrina social de la Iglesia al respecto, lo hacemos para recordar los referentes morales desde los que debemos ejercer este derecho ciudadano del voto en unas elecciones. Si callásemos, nos dirían que estamos al margen o que estamos tal vez otorgando con complicidad; si hablamos, no faltarán los habituales vociferantes en el sentido más propio de la expresión, para decir que los Obispos entramos en campaña, que sobra nuestra voz y nuestras reflexiones; y al exponer nuestros principios, que se derivan del evangelio, de la tradición cristiana y de nuestra particular manera de ver el mundo y el hombre con sus heridas y sus esperanzas, tampoco dejarán de estar quienes piensan que tomamos partido por esta o aquella formación política dándoles la razón o criticando su deriva.

Nunca me he sentido rehén de nadie, cuando la libertad que nace de la verdad como dijo el Maestro (la Verdad os hará libres) me pide que hable o que calle. Ni busco el aplauso de nadie, ni temo desprecio alguno. Y con esta libertad cristiana, digo a los fieles católicos y a quien quiera escucharme algo sobre estas elecciones, no tanto pensando en el 20N, sino pensando en lo que viene después, cuando se pase página a este período de legislatura que ha sido el que es.

La vida es un valor primordial, no moneda de cambio de oportunismo o demagogia que se calcula según las adhesiones o rechazo de un posible electorado. La vida no tiene parvedad de materia: la del no nacido, la del anciano o enfermo terminal, la vida de quien malvive por falta de libertad, de dignidad, de trabajo. Toda la vida nos importa, y con toda ella estamos comprometidos, porque la vida es sagrada y sólo la da o la quita Dios. Quienes confunden la manipulación de la vida con sus intereses de poder, no son aptos de la confianza, sino más bien reprobables por sus hechos, por sus leyes, por sus demagogias lingüísticas de géneros varios. No hay derecho a matar, sólo hay derecho a vivir cuando Dios nos ha llamado a la existencia. Y este derecho debe ser tutelado, debe ser protegido: desde el seno materno del no nacido, hasta el natural tramo final de una andadura humana, pasando por las mil circunstancias intermedias en donde la vida puede estar amenazada de tantos modos por zarpazos económicos, bélicos, terroristas y violentos de toda índole y catadura. La vida, importa. La vida no tiene color rojo, o azul, o arco iris, la vida es un buen punto de examen para plantearnos nuestro voto cristiano y humano con responsabilidad y sensatez.

Hay otro tema que representa igualmente un momento de claridad en nuestro juicio electoral: la verdad. Porque la verdad se presenta como un gran test para analizar posturas de coherencia personal en candidatos, estrategias creíbles en los programas políticos para salir de las dificultades que atenazan a demasiada gente y a muchísimas familias. Cuando la mentira en todas sus formas se convierte en un arma política más, y no duelen prendas ni gastos a la hora de engañar a mansalva con tal de seguir obteniendo resultados de puro poder, estamos ante otro frente de personas o de posiciones partidistas que en su deshonestidad no son merecedores de una confianza por parte del pueblo. Hemos visto engañar demasiado en estos años, con enormes consecuencias para las personas y para un país como estamos ahora lamentando. Hay crisis que son demasiado complejas, y que sin duda son fruto de un sinfín de factores. Pero la gestión de esa crisis no puede hacerse desde la mentira, desde el engaño para atrincherarse en el poder a toda costa. La verdad también importa, y no tiene color alguno, sino el brillo de las cosas hechas con coherencia responsable.

La familia, la educación, la convivencia en paz y sin crispaciones insidiosas, son asuntos a los que nos hemos referido los Obispos en esa nota de la Comisión Permanente.

Hay muchos políticos honestos, que viven responsablemente su misión, que buscan con sinceridad el bien de sus conciudadanos. A todos ellos les damos las gracias por su labor al término de una legislatura. Pero sobre todo pedimos al Señor y deseamos de ellos que los que salgan elegidos en las urnas ejerzan su misión con altura de miras buscando el bien de las personas, especialmente de las más desfavorecidas.

Recibid mi afecto y mi bendición.

 

+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm, Arzobispo de Oviedo

 

8 comentarios

mardomingo
Y TODOS FUERON FELICES Y COMIERON PERDICES...
16/11/11 6:36 PM
Maria de las Nieves
Es la hora de la acción.el tiempo del cambio,tenemos los valores ,la cultura ,la tradición, la historia a nuestro favor,somos los depositarios de unos valores eternos,de una alegría inmensa,vencedores de la mediocridad y de la muerte.

Es importante ser conscientes e instaurar en medios de comunicación, familias catequesis,colegios,
asociaciones,universidades estos valores que sin ellos nos perdemos la vida y la verdad definitiva ,es preciso instaurar asignaturas de la vida en los organismos oficiales,enseñar a nuestros jóvenes el hermoso destino que es vivir,los derechos fundamentales, los deberes que nacen de la responsabilidad personal,los cimientos arraigados en la familia y en la fe.

Enseñarles el origen de la vida del ser humano y luchen contra la lacra del aborto y de la experimentación con embriones,producto de una política errónea de los partidos del poder e impulsada por algunas mujeres que no defienden la vida,ni la maternidad,una ideología de género que pretende no distinguir los sexos, somos corporeamente distintos e iguales en derechos ante la ley,no permitir que se pague del dinero público el aborto,pedir que se derogue la ley del aborto que es una ley contra el bien común.
.Mamás/papás embarazadas son ej que dignifican la familia y la sociedad,estabilidad en las relaciones,no a las experiencias de cambio de sexo con dinero de todos,combatir la ideología que no se asienta en los valores democráticos y que son una demagogia y una mentira social y huma
17/11/11 9:35 PM
María de las Nieves
CONTINUA
que llevan a las personas a un desorden no explícitamente buscado, sino como una consecuencia de una ideología destructora de la verdad
Votar en conciencia es ver que partidos defienden la vida y la verdad y ser consecuentes con nosotros mismos..

No dejar a los gobiernos que incidan en nuestra conciencia,crear asociaciones civiles de cultura,ecología y vida social, fundamentos de nuestros cimientos,de nuestro origen de nuestra verdadera identidad, como seres humanos y como pueblos que luchan por recuperar su esplendor.Es la hora de afianzar nuestra historia verdadera.

De alguna forma las elecciones en los distintos países representan lo que el pueblo quiere con sus votos,aún en un Estado laico hay unos valores y una cultura que representan los inicios de un pueblo o una cultura en particular.Laos es pueblo y de ahí deriva laico y en ese sentido todos somos laicos.
Pero si a la vez profesamos una fe que además se identifica con la Iglesia Católica somos laicos cristianos.Como tal no podemos considerar a la religión como de ámbito privado o como un sentimiento religioso que se profesa a nivel individual ,ya que eso es imposible, dejaríamos de ser personas que estamos organizadas en comunidades.
17/11/11 11:06 PM
indignado 1
A mi personalmente lo que más me orienta de todo lo dicho en la Nota de la Comisión Permanente de la CEE ante las próximas elecciones generales, es el punto 9, que dice literalmente:

"9.Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, dado que el terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión justa y razonable de la vida."

Si pues la aceptación del terrorismo basta para descalificar a una organización o partido político como representante de ningún sector de la población, también el abortismo bastará para ello mismo, pues es evidente que el aborto es una práctica tan intrínsecamente perversa o más que el terrorismo.

Por consiguiente, así como no se puede votar a organizaciones o partidos que admitiesen la práctica del terrorismo, por la misma razón no se puede tampoco votar a organizaciones políticas o partidos que admitan, defiendan o permitan el aborto.

Aunque los Obispos no son tan claros con el abortismo como con el terrorismo, es claro que por pura lógica la Nota Episcopal nos está diciendo implícitamente que no podemos votar a ningún partido abortista, como lo es el PP.
18/11/11 10:54 PM
Fortis
¿ Y qué daño se haría si los Obispos dijeran así de claro: PP, PESOE, IU, UPD, EQUO, PNV, no defienden los valores cristianos ?. No mentirían, ni irían contra nadie. Sólo dirían lo que se lee en las propuestas de tales partidos. Los cristianos sabríamos sin dudas a quién votar o no votar. Ahora sólo UPN defiende los valores cristianos. Pero yo no lo puedo votar porque no vivo en Navarra. ¡ Qué pena tan grande, Dios mío, para mí ahora !.
19/11/11 9:53 AM
indignado 1
Fortis:

Los Obispos no son tan claros en condenar el abortismo como lo son en condenar el terrorismo porque tienen miedo de incomodar a los partidos con opción de gobierno:PP y PSOE.

Me parece imposible que los Obispos, que tan explícitamente condenan el terrosismo, no sean capaces
de comprnder que, por la misma regla de tres, la
misma condena explícita debieran hacerla tambien con el abortismo.

Es, a mi juicio, simple y puro miedo episcopal a que una condena del voto a favor de partidos abortistas, como el PP, les pudiera privar de ciertos beneficios cuando el PP o el PSOE lleguen al poder.

De igual modo que el Apóstol Pedro, por miedo, negó a Jesús hasta tres veces, así nuestros Obispos, sucesores de los Apóstoles, también por miedo, niegan a Cristo al no condenar con la misma contundencia el abortismo que el terrorismo.

Hay que rogar que Dios les conceda, como al negador Pedro, abundante don de lágrimas para llorar su gran pecado antes de moriir.
19/11/11 2:11 PM
José María
Así de dura es la vida y la fe..
D. Julio:
Vi a su eminencia en el Valle de los Caídos el domingo 13 y le felicito, pues ha sido el único que se ha atrevido a oficiar en domingo y con la tele emitiendo, a pesar de que ni un obispo auxiliar (al cardenal ni se le espera) de Madrid ha hecho algo ni parecido en apoyo al Valle, esa basílica ´´apestada´´ que ha tenido el honor de ser la única iglesia del orbe ´´occidental antes cristiano´´, cerrada recientemente. Enhorabuena.
Pero su valentía se quedó en eso. Su pastoral debe ser clara: si el PP es abortista, y lo és (junto con todos los partidos del sistema con representación parlamentaria), su deber es decirlo (el deber de todo presbítero) y no dejar que los ´´católicos´´ contribuyan al mal con su voto por falta de orientación de sus pastores.
También hay otros motivos de pastoral, tal que la corrupción de costumbres y el latrocinio generalizado, pero el crimen del aborto (parricidio institucionalizado penado con la excomunión) es la principal piedra de toque.
Así de dura es la vida y la fe.
21/11/11 10:18 AM
Arturo Pérez
Empiezo a estar harto de los católicos que todo lo cifran en lo que diga o deje de decir el obispo de turno. La Iglesia somos todos los bautizados y si el obispo no cumple habrá que hacérselo saber, con toda humildad, pero habrá que hacerlo, por cauces que eviten escándalo, o todo lo que se quiera de delicadeza, pero el Evangelio es muy claro en lo de la corrección fraterna. Los obispos son pastores responsables de su grey, pero las ovejas también han de asumir responsabilidades. Ya es uno mayorcito y viejo para saber a quien se debe votar. No se trata del mal menor. El mal nunca. Ni es menor ni es mayor: es mal. En todo caso habrá de procurarse el mayor bien posible. Y para un Obispo que tenemos que se moja con unas directrices claras, pues enhorabuena y de ello debemos felicitarnos, que andamos escasos de esas valentías, pero no debemos escudarnos en las posibles carencias, o en las cobardes prudencias, para justificar una más o menos farisaica actuación como cristianos.
23/11/11 7:51 PM

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