Papa Francisco a los jóvenes: «Jesús es ese fuego al cual quien se acerca queda encendido»

Encuentro con la juventud chilena en el Santuario de Maipú

Papa Francisco a los jóvenes: «Jesús es ese fuego al cual quien se acerca queda encendido»

La penúltima cita del tercer día del papa Francisco en Chile fue el festivo encuentro con la juventud que tuvo lugar en el Santuario Nacional de Maipú. Entre otras cuestiones, el Pontífice exhortó a los jóvenes a amar a la patria.

(Vatican news/InfoCatólica) El encuentro tuvo tres momentos, a saber, el saludo de un joven al Papa con la presentación del Símbolo de los Jóvenes para el Sínodo del 2018, la lectura del Evangelio, y por último el discurso del Santo Padre con el rezo del Padrenuestro, la bendición final y la deposición de un Rosario de oro a la imagen de la Virgen del Carmen.

El joven que fue la voz de los muchos allí presentes, rememoró las veces que el pontífice los ha alentado a ser los protagonistas del cambio, y expresó en nombre de todos su alegría por el momento que el Papa les dedicó en su apretada agenda.

«Yo también Ariel estoy gozoso de estar con ustedes», respondió el Santo Padre, a la vez que expresó su gratitud por poder compartir el momento con ellos en Maipú, el lugar donde se fundó la historia de Chile, y más precisamente en el Santuario donde la Virgen del Carmen los espera con el corazón abierto y «los acompaña para que sean los protagonistas del Chile que sus corazones sueñan».

Amar a la patria

El Papa alabó la labor de los jóvenes cuanto tiene lugar una catástrofe nacional...:

Y esto se ve por ejemplo, cada vez que sucede una catástrofe natural: tienen una capacidad enorme para movilizarse, que habla de la generosidad de los corazones. Gracias, y que siempre salen por esta referencia a la patria, porque el camino hacia adelante, los sueños que tienen que ser concretados, el mirar siempre hacia el horizonte, se tiene que hacer con los pies en la tierra, y se empieza con los pies en la tierra de la patria.

... y les pidió que sean patriotas:

Y si ustedes no aman a su patria yo no les creo que lleguen a amar a Jesús y que lleguen a amar a Dios. El Amor a la patria es un amor a la Madre. La llamamos madre patria porque aquí nacimos pero ella misma, como toda madre, nos enseña a caminar y se nos entrega para que las hagamos sobrevivir a otras generaciones. Por eso quise empezar con esta referencia de la Madre y de la madre patria. Si no son patriotas, -no patrioteros, patriotas- no podrán ser nada en la vida. Chicas y chicos, quieran a su Chile, den lo mejor que puedan por su Chile.

Que la Iglesia tenga un rostro joven

Así el Romano Pontífice inició la parte central de su discurso haciendo presente las virtudes de los jóvenes chilenos que realizaron grandes experiencias impulsados por la fe, y narró que durante su ministerio episcopal fueron muchas las buenas ideas que pudo descubrir en las mentes y corazones de los jóvenes, a quienes describió como «inquietos, buscadores, idealistas», poniéndolos en guardia asimismo, sobre los peligros de la corrupción. «Pareciera que madurar es aceptar la injusticia, es creer que nada podemos hacer, que todo fue siempre así», dijo el Papa y añadió: «eso es corrupción, la verdadera madurez es llevar adelante los sueños, siempre mirando para adelante, no bajando la guardia ni vendiendo las ilusiones».

De ahí que explicara que el Sínodo sobre la juventud y antes de éste, el Encuentro de jóvenes, será para que se sientan y sean protagonistas en el corazón de la Iglesia:

«Que nos ayudemos a que la Iglesia tenga un rostro joven, no precisamente joven por maquillarse con cremas rejuvenecedoras, eso no sirve, sino porque desde su corazón se deja interpelar» «Eso necesita la Iglesia chilena de ustedes, que nos «muevan el piso» y nos ayuden a estar más cerca de Jesús!»

La conexión con Cristo da vida a nuestros sueños

Sucesivamente el Santo Padre contó un episodio que lo llevó a pensar en cómo se vive a veces la fe: una vez en que le preguntó a un joven qué cosa lo ponía de mal humor, quien le respondió, «cuando al celular se le acaba la batería o cuando pierdo la señal de internet», porque «quedo fuera del mundo».

«Después del 'embale' inicial, - dijo el Santo Padre- hay momentos en los que sin darnos cuenta comienza a bajar 'nuestro ancho de banda' y empezamos a quedarnos sin conexión». «Al quedarnos sin esa conexión que le da vida a nuestros sueños, el corazón comienza a perder fuerza, a quedarse también sin batería y como dice esa canción: «el ruido ambiente y soledad de la ciudad nos aíslan de todo».

Con esta comparación el Papa quiso evidenciar- tal fuera su propia explicación – que sin la conexión con Jesús, se termina por ahogar las propias ideas, sueños y la fe, y manifestó su preocupación cuando «al perder señal, muchos sienten que no tienen nada que aportar y quedan como perdidos».

«Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie», exhortó el Santo Padre a los jóvenes chilenos. «Ese pensamiento, como le gustaba decir a Hurtado, «es el consejo del diablo» que quiere hacerte sentir que no vales nada… pero para dejar las cosas como están. Todos somos necesarios e importantes, todos tenemos algo que aportar».

La contraseña del Padre Hurtado

Francisco recordó entonces a los jóvenes que poseen la guía de san Alberto Hurtado: «un santo que iba cantando con su vida: «contento, Señor, contento»: «Hurtado tenía una regla de oro, una regla para encender su corazón con ese fuego capaz de mantener viva la alegría. Porque Jesús es ese fuego al cual quien se acerca queda encendido».

Así el Pontífice develó la «contraseña» del Padre Hurtado para no perder la conexión con la fe y con Cristo: «si se animan me gustaría que la apunten en sus teléfonos», los animó. «Él se pregunta: « ¿Qué haría Cristo en mi lugar?».

La única forma de no olvidar la contraseña que sirve para «encender el corazón, la fe y la chispa en los ojos», sumó el Papa, «es usarla todos los días», y asegurando a los jóvenes que si así lo hacen «llegará el día en que, sin darse cuenta, su corazón latirá como el de Jesús», les invitó a tomar simbólicamente su teléfono para no olvidarse de la contraseña, les agradeció por el encuentro y les impartió su bendición apostólica.

 

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