«Coptos ortodoxos y católicos podemos hablar cada vez más la lengua común de la caridad»

Encuentro entre el Papa y el patriarca copto

«Coptos ortodoxos y católicos podemos hablar cada vez más la lengua común de la caridad»

El papa Francisco realizó una visita de cortesía al papa Tawadros II, Patriarca de la Iglesia Copto-Ortodoxa de Alejandría. Ambos han firmado una declaración conjunta.

(RV) «Delante del Señor, que quiere que seamos perfectos en la unidad no es posible escondernos más detrás de los pretextos de divergencias interpretativas ni tampoco detrás de siglos de historia y de tradiciones que nos han convertido en extraños», precisó el Papa, puntualizando que no sólo existe un ecumenismo realizado con gestos, palabras y esfuerzo, sino también una comunión ya efectiva, que crece cada día en la relación viva con el Señor Jesús, se fundamenta en la fe profesada y se basa realmente en nuestro Bautismo, en el ser «criaturas nuevas» en él: en definitiva, subrayó, un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo.

El Santo Padre aseguró a Tawadros que estamos llamados a testimoniar juntos al Señor, a llevar al mundo nuestra fe, viviéndola, porque la presencia de Jesús se transmite con la vida y habla el lenguaje del amor gratuito y concreto. «Coptos ortodoxos y Católicos podemos hablar cada vez más esta lengua común de la caridad: antes de comenzar un proyecto para hacer el bien, sería hermoso preguntarnos si podemos hacerlo con nuestros hermanos y hermanas que comparten la fe en Jesús. Así, edificando la comunión con el testimonio vivido en lo concreto de la vida cotidiana, el Espíritu no dejará de abrir caminos providenciales e inimaginables de unidad», observó.

Francisco deseó a al patriarca copto que nuestro mismo Señor nos conceda seguir caminando juntos, como peregrinos de comunión y anunciadores de paz. «Que en este camino nos lleve de la mano Aquella que acompañó aquí a Jesús y que la gran tradición teológica egipcia ha aclamado desde la antigüedad como Theotokos, Madre de Dios».

Finalmente, se ha procedido a la firma de la declaración conjunta entre ambos pastores:

Francisco y Tawadros II

DECLARACIÓN FINAL DE SU SANTIDAD FRANCISCO Y SU SANTIDAD TAWADROS II

1.  Nosotros, Francisco, Obispo de Roma y Papa de la Iglesia Católica, y Tawadros II, Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos, damos gracias a Dios en el Espíritu Santo porque nos ha concedido la gozosa oportunidad de encontrarnos una vez más para intercambiar nuestro abrazo fraternal y unirnos de nuevo en una misma oración. Damos gloria al Todopoderoso por los vínculos de fraternidad y amistad que unen la Sede de San Pedro y la Sede de San Marcos. El privilegio de estar juntos aquí en Egipto es una señal de que nuestra relación es cada año más sólida, y de que seguimos creciendo en cercanía, fe y amor en Cristo nuestro Señor. Damos gracias a Dios por este amado Egipto, «patria que vive dentro de nosotros», como solía decir Su Santidad el Papa Shenouda III, «el pueblo bendecido por Dios» (cf. Is 19,25), con su antigua civilización faraónica, su herencia griega y romana, su tradición copta y su presencia islámica. Egipto es el lugar donde la Sagrada Familia encontró refugio, tierra de mártires y santos.

2.  Nuestro profundo vínculo de amistad y fraternidad tiene su origen en la plena comunión que existía entre nuestras Iglesias en los primeros siglos y que se fue expresando de muchas maneras a través de los primeros Concilios Ecuménicos, remontándose al Concilio de Nicea en el año 325 y a la contribución del valeroso Padre de la Iglesia san Atanasio, que se ganó el título de «Defensor de la Fe». Nuestra comunión se manifestaba a través de la oración y de prácticas litúrgicas similares, de la veneración de los mismos mártires y santos, y a través del crecimiento y difusión del monaquismo, siguiendo el ejemplo del gran san Antonio, conocido como el Padre de todos los monjes.

Esta experiencia común de comunión antes de la separación reviste un significado especial para nuestros esfuerzos actuales, encaminados a restaurar la plena comunión. La mayor parte de las relaciones que existieron en los primeros siglos entre la Iglesia Católica y la Iglesia Copta Ortodoxa han continuado hasta nuestros días, a pesar de las divisiones, y han sido recientemente revitalizadas. Suponen un desafío para que intensifiquemos nuestros esfuerzos comunes y perseveremos en la búsqueda de la unidad visible en la diversidad, bajo la guía del Espíritu Santo.

3.  Recordamos con gratitud el histórico encuentro que tuvo lugar hace cuarenta y cuatro años entre nuestros predecesores, el Papa Pablo VI y el Papa Shenouda III, en un abrazo de paz y fraternidad, después de muchos siglos, cuando nuestros mutuos vínculos de amor no fueron capaces de expresarse a causa de la distancia que había surgido entre nosotros. La Declaración Común que firmaron el 10 de mayo de 1973 representó un hito en el camino del ecumenismo y sirvió como punto de partida para la Comisión para el Diálogo Teológico entre nuestras Iglesias, que ha dado muchos frutos y ha abierto el camino para un diálogo más amplio entre la Iglesia Católica y la entera familia de las Iglesias Ortodoxas Orientales. En esa Declaración, nuestras Iglesias reconocieron que, de acuerdo con la tradición apostólica, profesan «una misma fe en un solo Dios Uno y Trino» y «la divinidad del Unigénito Hijo Encarnado de Dios... Dios perfecto con respecto a su divinidad, y perfecto hombre con respecto a su humanidad». También se reconoció que «la vida divina nos es dada y alimentada a través de los siete sacramentos» y que «veneramos a la Virgen María, Madre de la Luz Verdadera», la «Theotokos».

4.  Con profunda gratitud recordamos nuestro encuentro fraterno en Roma, el 10 de mayo de 2013, y el establecimiento del 10 de mayo como el día en el que cada año profundizamos la amistad y la fraternidad entre nuestras Iglesias. Este renovado espíritu de cercanía nos ha permitido discernir una vez más que el vínculo que nos mantiene unidos lo recibimos de nuestro único Señor el día de nuestro Bautismo. Porque es a través del Bautismo que nos convertimos en miembros del único Cuerpo de Cristo que es la Iglesia (cf.1Co 12,13). Esta herencia común es la base de nuestra peregrinación hacia la plena comunión, a medida que crecemos en el amor y la reconciliación.

5.  Somos conscientes de que en esta peregrinación aún nos queda mucho camino por recorrer, sin embargo, no podemos ignorar lo mucho que ya hemos avanzado. Recordamos, en particular, el encuentro entre el Papa Shenouda III y san Juan Pablo II que, durante el Gran Jubileo del año 2000, vino a Egipto como peregrino. Estamos decididos a seguir sus pasos, movidos por el amor a Cristo, Buen Pastor, con la profunda convicción de que caminando juntos crecemos en la unidad. Que sepamos encontrar nuestra fuerza en Dios, fuente perfecta de comunión y amor.

6.  Este amor encuentra su expresión más profunda en la oración común. Cuando los cristianos oran juntos, se dan cuenta de que lo que los une es mucho más de lo que los divide. Nuestro anhelo de unidad se inspira en la oración de Cristo «que todos sean uno» (Jn 17,21). Profundicemos nuestras raíces comunes en la única fe apostólica, rezando juntos y buscando traducciones comunes de la Oración del Señor y también una fecha común para la celebración de la Pascua.

7.  Mientras caminamos hacia el día bendito en que finalmente podamos reunirnos en torno a la misma mesa Eucarística, podemos cooperar en muchas áreas y demostrar de manera tangible lo mucho que ya nos une. Podemos dar juntos un testimonio de los valores fundamentales como la santidad y la dignidad de la vida humana, la santidad del matrimonio y de la familia, y el respeto por toda la creación, que Dios nos ha confiado. Frente a muchos desafíos actuales como la secularización y la globalización de la indiferencia, estamos llamados a ofrecer una respuesta común cimentada en los valores del Evangelio y en los tesoros de nuestras respectivas tradiciones. A este respecto, nos sentimos animados a profundizar en el estudio de los Padres Orientales y Latinos, y a promover un fecundo intercambio en la vida pastoral, principalmente en la catequesis y en el mutuo enriquecimiento espiritual entre comunidades monásticas y religiosas.

8.  Nuestro testimonio cristiano compartido es una señal, llena de gracia, de reconciliación y esperanza para la sociedad egipcia y sus instituciones, una semilla plantada para que produzca frutos de justicia y de paz. Puesto que creemos que todos los seres humanos son creados a imagen de Dios, nos afanamos para que la tranquilidad y la concordia sean una realidad de la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes, dando así testimonio de lo mucho que Dios desea la unidad y armonía de toda la familia humana y la igual dignidad de todo ser humano. Compartimos también la misma preocupación por el bienestar y el futuro de Egipto. Todos los miembros de la sociedad tienen el derecho y el deber de participar plenamente en la vida de la nación, pudiendo disfrutar de una ciudadanía plena y equitativa, y colaborar en la construcción de su país. La libertad religiosa, incluida la libertad de conciencia, arraigada en la dignidad de la persona, es la piedra angular de todas las demás libertades. Es un derecho sagrado e inalienable.

9.  Intensifiquemos nuestra incesante oración por todos los cristianos de Egipto y de todo el mundo y, especialmente, por los de Oriente Medio. Las trágicas experiencias y la sangre derramada por nuestros fieles, que han sido perseguidos y asesinados por la única razón de ser cristianos, nos recuerdan aún más que el ecumenismo del martirio es el que nos une y nos anima en el camino hacia la paz y la reconciliación. Porque como escribe san Pablo: «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1Co 12, 26).

10. El misterio de Jesús, que murió y resucitó por amor, está en el corazón de nuestro camino hacia la plena unidad. Una vez más, los mártires son quienes nos guían. En la Iglesia primitiva, la sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos. Así también en nuestros días, la sangre de tantos mártires será semilla de unidad entre todos los discípulos de Cristo, signo e instrumento de comunión y paz para el mundo.

11. En obediencia a la acción del Espíritu Santo que santifica a la Iglesia, la custodia a lo largo de los siglos y la conduce hacia la unidad plena, aquella unidad por la que oró Jesucristo:

Hoy, nosotros, Papa Francisco y Papa Tawadros II, para complacer al corazón del Señor Jesús, así como también al de nuestros hijos e hijas en la fe, declaramos mutuamente que, con una misma mente y un mismo corazón, procuraremos sinceramente no repetir el bautismo a ninguna persona que haya sido bautizada en algunas de nuestras Iglesias y quiera unirse a la otra. Esto lo confesamos en obediencia a las Sagradas Escrituras y a la fe de los tres Concilios Ecuménicos reunidos en Nicea, Constantinopla y Éfeso.

Pedimos a Dios nuestro Padre que nos guíe, con los tiempos y los medios que el Espíritu Santo elija, a la plena unidad en el Cuerpo místico de Cristo.

12. Sigamos pues las enseñanzas y el ejemplo del apóstol Pablo, que escribe: «[Esforzaos] en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos» (Ef 4, 3-6).

 

11 comentarios

Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
¿Por qué se cambió la cruz?
28/04/17 8:04 PM
Luis López
Los coptos son monofisitas; por ese defecto en la comprensión de la naturaleza humana del Señor y, derivado de ello, por su separación de Roma, su fe no es inmaculada.

Pero en valor, perseverancia y fortaleza nos dan cien mil vueltas a los católicos.
28/04/17 8:35 PM
Luis
Beatriz, estas al loro

Pero al loro equivocado, pues debes estar al fondo y no a la forma; se cambio la Cruz porque se la regalaron, y es una Cruz copta, pero es una Cruz. Desea al Santo Padre buenos éxitos en su misión en este país donde hay sufrimiento y desunión, y no te fijes en los detalles de una foto. "Si es posible por tu parte", claro esta.
28/04/17 9:33 PM
Juanlu - Sevilla
Que grande el Papa Francisco!!
28/04/17 9:55 PM
Palas Atenea
Luis López: ¿A qué católicos? ¿a los chinos? ¿a los pakistaníes? ¿a los greco-católicos? ¿a los sudaneses? No hagamos afirmaciones tan tontas como rotundas. Los coptos son egipcios, los católicos estamos en todas partes.
28/04/17 9:57 PM
Palas Atenea
Efectivamente, como bien dice Luis, una cruz es una cruz. Para los reticentes: yo también, cuando estuve en Egipto, y había un hombre apoyado en una iglesia, para saber si era cristiano, me santigüe de derecha a izquierda y él me contestó de la misma manera. ¿Y qué? Quería saber si era cristiano, no sí era católico.
En cuanto a decir que los coptos nos ganan en perseverancia y fortaleza, como si al hablar de católicos estuviéramos hablando etnocéntricamente-es decir de nuestra propia mismidad actual-que se lo digan a los obispos chinos en paradero desconocido, a Asia Bibi y otros pakistaníes muertos o a los católicos africanos. Cuando mataron a miles de mártires en España mi madre tenía 14 años y mi padre 21, es decir, tampoco tengo que alejarme tanto en mi biografía para encontrar valor, perseverancia y fortaleza.
No seamos ni exagerados ni reticentes. Una cosa es alabar a los coptos por su fe y otra menospreciar a los nuestros innecesaria y falazmente.
28/04/17 10:29 PM
Inés
Luis Lopez, eso fue hace mucho tiempo atrás:

"La ruptura se dio en el siglo V, durante el Concilio de Calcedonia de 451, cuando la Iglesia estableció que la relación entre las naturalezas humana y divina de Cristo era "inconfusa e inmutable" (cosa que no aceptaron los coptos en Egipto, por lo que el resto de la Iglesia les consideró herejes monofisitas) e "indivisa e inseparable" (que es lo que no aceptaban los nestorianos en Siria y Oriente). La minoría de cristianos de Egipto que aceptaron Calcedonia (especialmente los ligados al funcionariado bizantino y al emperador) se mantuvieron como lo que hoy consideramos greco-ortodoxos. El resto es la Iglesia Copta, la mayoritaria en el país, que fue también la que evangelizó Etiopía y Eritrea. Aunque en el siglo XV en el Concilio de Florencia hubo un serio esfuerzo por reunificar la doctrina y las Iglesias (Constantinopla con Roma, pero también con los coptos, aremnios y siríacos) no prosperó, en buena parte por razones políticas.

En 1988 los coptos y los católicos firmaron una declaración conjunta: "Creemos que Nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo, el Logos Encarnado, es perfecto en su Divinidad y perfecto en su Humanidad. Hizo Una su humanidad con su divinidad sin mixtura, ni mezcla ni confusión. Su divinidad no se separó de su humanidad ni por un momento o parpadeo. Al mismo tiempo, anatemizamos las doctrinas tanto de Nestorio como de Eutiques". En 1990 los coptos firmaron una declaración cristológica similar con los
28/04/17 10:50 PM
Gabriel Araceli
Tenía entendido que los Coptos habían dejado de ser monofisitas y que por eso la unión con Roma está muy cercana, pero puedo estar equivocado.
28/04/17 10:53 PM
Beatriz Mercedes Alonso (Córdoba - Argentina)
Luis: Gracias. La pregunta no tenía doble intención, sino era simple curiosidad, y vos me la has satisfecho.
Gracias también por el consejo, y hasta donde yo sé nadie está imposibilitado de elevar una oración.
Y no te hagas problema: rezo por el Papa Francisco diariamente, y no solamente en ocasión de este viaje. Pido, diariamente, para que el Espíritu Santo lo ilumine siempre en la conducción de la Iglesia Católica, como Vicario de nuestro Señor Jesucristo que es. Rezo diariamente por la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, por el Santo Padre, por todos y cada uno de los obispos y sacerdotes, y por todos los fieles en general, para que seamos fortalecidos en la fe.
Bendiciones.
28/04/17 10:54 PM
Francisco Javier
Que se cambie de estilo de cruz no importa, puede ser que porte una cruz copta, cruz de san andres, cruz bizantina, cruz maltesa, cruz del golgota, etc siempre son símbolos cristianos, mas bien lo que si me desagrada es cuando esconde la cruz.
28/04/17 11:04 PM
Jerónimo
"Los coptos son monofisitas"
Los coptos no son monofisitas sino miafisitas. No están en comunión ni con Roma ni con Constantinopla (Iglesia ortodoxa), sino que presiden la comunión de las Antiguas Iglesias Orientales o Iglesias Orientales Ortodoxas que rechazaron el Concilio de Calcedonia (451).

En el encuentro de oración ecuménico estaban el Papa, el Patriarca católico copto y el Patriarca católico melquita de Antioquía; el Patriarca Ecuménico ortodoxo de Constantinopla y el patriarca ortodoxo de Alejandría; el Patriarca oriental ortodoxo de Alejandría; y dos "obispos" anglicanos.
28/04/17 11:56 PM

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