Carta del Cardenal Penitenciario Mayor de la Santa Sede

Cardenal Piacenza asegura que los confesores alumbran a Cristo en el corazón de los penitenntes

En el domingo «Gaudete», especialmente dedicado a la alegría de la espera de Jesús en el tiempo de Adviento, el Penitenciario Mayor de la Santa Sede, Cardenal Mauro Piacenza, envió una carta a los sacerdotes confesores, animando su entrega apostólica al sacramento de la Penitencia y destacando el extraordinario valor espiritual de este ministerio en el tiempo de preparación para el nacimiento de Jesucristo.

(ACI/Gaudium Press/InfoCatólica) «Iluminados por la luz de la Inmaculada Virgen María, mística Aurora de la redención», introduce el Card. Piacenza su carta, afirmando que desde ya agradece a Dios «tantos dones con los que el Señor querrá adornar el ánimo de los sacerdotes» en el tiempo de Navidad y «las gracias de conversión y de perdón que nos concederá contemplar a través del preciosísimo ministerio de la reconciliación».

Dar a luz a Cristo como la Santísima Virgen

El purpurado recuerda a los confesores el carácter de espera del Adviento, que es no sólo de los hombres, sino también de «una particular 'espera' de parte de Dios respecto de los hombres que Él ama». El Penitenciario Mayor afirmó que Dios se abaja en busca del hombre e incluso implora su acogida, atrayendo a los hombres a la conversión también a través del rostro tierno de su nacimiento en el pesebre.

Los sacerdotes, en particular quienes administran el sacramento de la Penitencia, participan de modo muy especial de este misterio, lo cual el Cardenal describió bellamente: «Como María Santísima lo alumbró en la gruta de Belén, nosotros lo alumbramos en el corazón de los penitentes reconciliados y sobre el altar para su sustento y su compañía».

El purpurado invitó a los sacerdotes a conservar esta visión sobrenatural de lo que acontece en el sacramento en el que se produce el hecho extraordinario de la conversión. «Cuando la libertad de una persona se 'mueve', nos encontramos siempre frente a un milagro al cual Dios mismo asiste», describió. «Esta mirada sobrenatural que permite ver los verdaderos protagonistas del humano discurrir - Dios que va a la búsqueda del hombre y el hombre que se deja encontrar por su Creador y Redentor - constituye también la fuente de toda auténtica caridad pastoral».

La apreciación de este misterio anima entonces el impulso de los confesores y el Corazón mismo de Jesús, herido de amor a los hombres, «arde en deseos de comunicar a cada pastor la gracia de una mirada renovada y del ardor de aquella caridad, que viene derramada en nuestros pobres corazones a través de la oración, que nos renueva en la misericordia y, finalmente, nos 'sumerge' en la Eucaristía».

El Card. Piacenza invitó finalmente a la debida preparación de la Navidad para que «la sonrisa del Niño Jesús se irradie transformante» en las almas de confesores y penitentes. «¡Gracias por todo aquello que hacéis como generosos canales del agua de la divina misericordia!». El purpurado confió a la Santísima Virgen a los sacerdotes para que les obtenga «las gracias más necesarias a cada uno de nosotros y marque una verdadero y duradero 'renacimiento' espiritual para todos los miembros del Cuerpo eclesial».

 

5 comentarios

antonio
Es de extraordinario valor para el crecimiento, de la Gracia, y un sacramento que nos saca todos esos personajes evangelicos, terribles, que juegan en Nuestra Alma y peores,Hipocrita y amigo de alabanzas, no no dice el Señor a las personas evengélicas, nos las dice a nosotros, lo que la Iglesia llama el pecado, original es muy grave.No hacemos el Bien que queremos y si el mal que no queremos.Somos muy malos, el Señor dice la Biblia de Monseñor Straumbiger, en un parrafó, los miró y desconfió conociendo la maldad que habia en su corazón,el conocimiento de uno mismo en el que interviene Dios, nos lleva progresivamente al conocimiento de nuestra extrema maldad, y es así, que de mi siga, desconfiando.Judas está en nosotros, cuantos sanhedrines hay en nuetras iglesias,traicionar a la Verdad de la Iglesia, la Veritatis Splendor, es de una extrema gravedad, traicionamos a nuestro Señor
Y antes de hablar de Hipocritas, considerar que tenemos un vigón, hay mucho de hipocresia en nosotros, sea el que sea, tenemos que tomar cuentas contra nosotros.Por un bien superior ,como es el conocimiento de Dios Nuestro Señor.
Y tenemos las inteciones ocultas que habla San pablo, y pecados que sólo Dios Conoce,San Juan de la Cruz.
18/12/14 12:40 PM
antonio
La Sangre del Señor te perdona y te levanta!!!
Santa Teresa de los Andes en la cumbre de la unión mística, soy la nada criminal.y Suena fuerte pero es así.
y lo ordinario es para ordinarios, todos estamos a vivir esa vida si nos queremos salvar.
18/12/14 12:44 PM
Horacio Castro
Este es el Sacramento más atacado porque refiere al pecado y a la conversión.
19/12/14 12:04 AM
RAMÓN HUMBERTO RODRIGUEZ
! OREMOS TAMBIEN POR AQUELLOS HERMANOS NUESTROS QUE REHUYEN DE ESTE SACRAMENTO, TAN NECESARIO PARA NUESTRAS ALMAS !
19/12/14 1:17 PM
SIMON- D.U.E. (JUBILADO)
Estoy de acuerdo con el comentario de Antonio, y lo comparto en su totalidad, necesitamos el Sacramento de la Reconciliación, hoy más que nunca, y en cualquier momento, porque somos pecadores, nos caemos y nos levantamos mediante la Confesión, por desgracia hoy muchas personas no acuden al Sacramento de la Penitencia, porque no le dan la importancia que tiene, y de eso se vale el Diablo para hacer de las suyas, que es tener atados a los pecadores, por desgracia yo siempre me he caído y me he levantado mediante el Sacramento de la Penitencia, qué habría sido de mí, si no hubiera acudido al Sacramento de la Penitencia, mediante la cual me ha perdonado el Señor, cada vez que lo he necesitado, y ha sido un día sí y otro también, hoy las personas de nuestro tiempo no acuden al Sacramento de la Penitencia, porque prefieren vivir al margen de Dios, y de la Recta Moral, también por los medios televisivos, que promueven sin tapujos, las malas costumbres, mediante programas totalmente perversos, en los que se propone la banalidad del amor, sin obligaciones y sin consecuencias, mediante las relaciones de usar y tirar, y sin comprometerse para siempre, promoviendo el divorcio en caso de no entendimiento entre las parejas, sean por las razones que sean, porque es más fácil divorciarse que aguantarse, y soportarse los defectos que todos tenemos, porque todos somos pecadores, frágiles, por eso más que nunca necesitamos la Confesión Sacramental. El Cardenal Piacenza tiene razón.
19/12/14 2:22 PM

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