Propuso a sus carceleros que tomaran su vida y dejaran a salvo a sus fieles

Vietnam: Un sacerdote martirizado por el Vietminh camino a los altares

La Congregación para las Causas de los Santos informó el 31 de octubre pasado de la apertura del proceso de canonización del padre Francisco Javier Truong Buu Diêp, un sacerdote vietnamita que murió heroicamente defendiendo su fe y a sus fieles parroquianos en 1946, durante la primera guerra de Vietnam.

(Aleteia/Infocatólica) La noticia ha alegrado mucho a la diócesis de Cân Tho y a los muchos peregrinos cristianos y no cristianos que, desde hace décadas, llegan de todo el país hasta su tumba, en la iglesia de Tac Say.

La conferencia episcopal de Vietnam había pedido la apertura de esta causa en su primera asamblea anual de 2012, celebrada del 9 al 13 de abril en la diócesis de Xuân Lôc, según informa la agencia Églises d’Asie.

El arzobispo emérito de Saigon, el cardenal Juan Bautista Pham Minh Mân, explicaba en una entrevista en 2008 su experiencia con este sacerdote, al que conoció cuando tenía 8 años, y que aconsejó a sus padres que enviara a sus hijos al seminario menor.

«El padre Francisco Javier Truong Buu Diêp fue un sacerdote santo, siempre preocupado por el futuro de la Iglesia y alentando a los fieles a comprometerse en la vida religiosa», explicaba el cardenal.

«Su atención siempre se dirigía a la gente –continuaba-. Allá por donde pasaba, se esforzaba por construir un lugar de culto y alojamientos para los fieles; vivió y murió por ellos».

La pequeña localidad donde nació el padre Francisco Javier en 1897 se encuentra al sudoeste de Vietnam, en lo que hoy es la provincia de An Giang. Esta región dependía entonces del vicariato apostólico de Phnom Penh, en Camboya. Allí fue ordenado sacerdote en 1924 tras sus estudios en el seminario mayor de Phnom Penh.

En 1930 fue nombrado párroco de la parroquia de Tac Say. De ella fue pastor durante 16 años, hasta su muerte. En ese tiempo, adquirió la reputación de ser un sacerdote diligente, cercano a los fieles, muy atento a sus necesidades, animado por un gran espíritu misionero: fundó más de ocho comunidades cristianas en los entornos de la parroquia.

En 1945 empezó la primera guerra de Indochina y menos de un año más tarde, la región donde vivía ardió. Una gran parte de ella fue ocupada por el Vietminh. La mayor parte de los sacerdotes de la región se fueron.

El padre Diêp rechazó partir y permaneció cerca de sus fieles. El 12 de marzo de 1946, el Vietminh lo arrestó con 70 de sus feligreses de Tac Say. Todo el grupo enfermó, entonces él propuso a sus carceleros que tomaran su vida y dejaran a salvo a sus fieles.

Más tarde se descubrió su cuerpo desnudo y horriblemente mutilado en un estanque cercano al lugar donde fue detenido.

5 comentarios

antonio
Su alma está unida a los martires, de toda la historia de la Iglesia, es otro ejemplo, como en Irak, Pakistan; Corea,Está es la IGLESIA.También que lo piensé´n lo que presumen que estan formados, pero no tienen como hipotesis de conflicto el martirio.
18/12/14 1:11 AM
Deacon Francisco A Estrada
Extraordinaria historia, un maravilloso ejemplo de vida y un testimonio para el mundo. Es un verdadero Santo.
18/12/14 2:52 AM
hornero (Argentina)
Esta es la prueba irrefutable de que la Iglesia de Cristo esta viva, porque los mártires están proclamando la presencia de Cristo y del Espíritu Santo en los miembros del Cuerpo Místico. Allá y en tantas otras partes se muestra hoy esta vitalidad de la Iglesia, que es luz y también desconcierto para un mundo materializado que no sabe dar razón trascendente de su vivir. La Cruz, lo dice San Pablo, es escándalo para el mundo, cuyo misterio de Amor no comprende. Como no comprende el silencio, la humildad, la pobreza, la vida austera, la meditación, la vida de intimidad con Dios, con María, los santos y los ángeles. Ignora absolutamente el mundo en que vivimos, pues, ignora una dimensión, la fundamental, que el Padre revela, como dice Cristo, sólo a los pequeños. Lo que maravilla es esta pujanza inaudita de la Iglesia, que sobrepasa a nuestro mediocre y timorato cristianismo, sensiblero, y acomodaticio a las premisas del mundo exitista en que vivimos los pueblos del occidente del bienestar. Debemos recuperar , y pedirla a Dios, esa fe viva que fue el fundamento de nuestra civilización, hoy casi en ruinas, pero que cuenta con católicos que no se rinden, y por la gracia de Dios y de las Manos de María procuramos, junto con nuestros hermanos que luchan heroica y martirialmente en otros pueblos lejanos, llevar la Iglesia hasta "cruzar el umbral de la esperanza", del que habló San Juan Pablo II, y también lo dice la Virgen en sus Mensajes. De modo, hermanos, estamos todos convocados a
18/12/14 11:44 AM
SIMON D.U.E JUBILADO
Doy gracias a Dios, por la intención de la Sata Sede, para la causa de los Santos, por haber considerado la apertura de la de la Beatificación, o de la Canonización, de este Mártir por haber defendido con su vida la Fe, en Jesucristo, y haber estado dispuesto a sufrir él antes que sus parroquianos, es el ejemplo de un Buen Pastor, que cuida de las ovejas que le han sido encomendadas por su Obispo. Deberíamos tomar ejemplo de esta actitud, y pedir a Dios, Nuestro Señor, que nos conceda el Don del Espíritu Santo, para que nos prepare para el momento del Martirio, si así lo quiere Dios, ya que sin la fuerza que viene de lo Alto, es imposible responder a esa situación, tan radical, de perder la vida física, antes que renegar de Dios, y de la Fe, en Él, se lo pido por Nuestro Señor Jesucristo, Dios y Señor Nuestro, que a ejemplo del Sacerdote Mártir, nosotros respondamos como él lo hizo, dado que por nuestro Bautismo, somos semilla de Mártires, (fomes Martíribus)= Materia de Mártires. ¡AMÉN!
18/12/14 2:00 PM
mario jose Fernandez Navarro
Dios le tiene en su Gloria a Francisco Javier Truong Buu Diêp . Dios Perdone a los que oprimen el cristianismo y a nosotros también. Amen
19/12/14 2:09 PM

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