Pasividad ante el suicidio demográfico español

Apoyo a la familia: modelos de los que España debe tomar nota

El descenso de la natalidad, el aumento en la edad de la maternidad y la mayor longevidad de los españoles han derivado en nuestro país en un envejecimiento demográfico y un declive de la población de consecuencias que pueden ser muy graves. Una de las causas es la falta de una política activa de apoyo a la familia. En cambio, en otros países desarrollados, están tomando cartas en el asunto.

(ABC/InfoCatólica) Frente a la pasividad ante el suicidio demográfico español, otros países desarrollados adoptan medidas.

Francia: La familia, cuestión de Estado

Históricamente, a lo largo de todo el siglo XX, izquierda y derecha, Estado, regiones, departamentos y municipios franceses defienden una misma política familiar de apoyo fiscal y presupuestario a las familias y la natalidad, considerando que se trata de políticas estratégicas para el destino nacional.

A principios del siglo XXI, todos los gobiernos de izquierda y derecha han aumentado los recursos presupuestarios del Estado en favor de las familias. El 2001, la política familiar representaba en Francia en torno al 3,8% del PIB, para crecer al 4% entre 2009 y 2010. En 2009, Francia era el cuarto país de la OCDE en proporción del PIB consagrados a políticas familiares.

La política familiar tiene en Francia varios objetivos estratégicos: favorecer la natalidad (entre las más altas entre las sociedades industriales avanzadas), favorecer la estabilidad y crecimiento de las familias, y favorecer la solidaridad entre generaciones. A través del Estado, los municipios, los departamentos y las regiones, la política familiar se traduce en un abanico muy amplio de ayudas fiscales -en las que gozan de un estatuto privilegiado-, ayudas directas y servicios.

Las ayudas cubren todos los terrenos de la vida cívica, de las guarderías al acceso al crédito bancario. Tras el matrimonio, el nacimiento de cada hijo va acompañado con ayudas directas del Estado, completadas con las locales y regionales. Las familias francesas también se benefician de servicios particulares en la escuela y las prestaciones sociales, incluso en el terreno laboral, ya que padres y madres jóvenes pueden contar con medidas especiales, como ayudas a domicilio, tarifas preferenciales en todo tipo de servicios públicos.

Suecia: 115 euros al mes hasta los 16 años y 480 días de permiso

En Suecia, el hombre que avisa en su trabajo de que no quiere disfrutar de su licencia parental está mal visto. Esa prestación en el país escandinavo se compone de 480 días de permiso para que los dos progenitores disfruten de este tiempo junto a sus retoños. Entre ambos pueden repartirse esos 16 meses como les convenga, si bien hay 60 días reservados en exclusiva para el padre y otros tantos para la madre.

Además, hasta los 16 años del niño, la pareja recibe una prestación por hijo a cargo de 115 euros al mes. El mensaje que se pretende lanzar es nítido: que ellas no tengan que poner trabas a su carrera profesional y la compaginen con la maternidad. De hecho, la mujer en Suecia tiene su primer hijo a los 29 años por término medio, 31 en el caso de ellos.

Desde la Oficina Nacional de Estadística del país, la especialista Helen Marklund está convencida de que el hecho de que las suecas encabecen el índice de fecundidad de Europa (1,9 de media, por encima de la tasa en el continente de 1,5 hijos por mujer) está vinculado a decisiones políticas como las de recompensar el nacimiento de un segundo hijo antes de 30 meses respecto del anterior.

Según la experta, en las familias suecas en las que el padre hace uso de su derecho y emplea su permiso parental, la tendencia a tener un segundo hijo es mayor.

Alemania: Protección a la madre por ley

Pese a los recortes de gasto público introducidos hace más de una década por el socialdemócrata Gerhard Schröder, Alemania mantiene una serie de ayudas que permiten seguir denominando «Estado de Bienestar» a su sistema social. Entre ellas, destacan la «Mutterschutzgesetz» (Ley protección de la madre) y el «Elternzeit» (baja por paternidad o maternidad). La primera ley establece que la mujer tiene derecho a mantener su puesto de trabajo durante todo el embarazo y también durante los primeros cuatro meses tras el parto. Además, la trabajadora mantendrá su salario casi al completo una vez deje de trabajar (por lo general seis semanas antes de dar a luz) y hasta el parto.

Por su parte, el «Elternzeit» establece que la empresa tiene la obligación de mantener el puesto de trabajo a los padres durante los primeros doce meses tras el nacimiento mientras estén de baja por paternidad o maternidad. El padre y la madre pueden repartirse esos doce meses como les plazca.

Durante la baja, la empresa no tiene la obligación de pagar un salario. No obstante, los padres cuentan con ayudas estatales: entre 300 y 1.800 euros mensuales, dependiendo de la media de ingresos de los progenitores durante el año previo al nacimiento del hijo, y 184 euros mensuales fijos por hijo (hasta que éste cumpla 25 años).

Los extranjeros tienen derecho a estas ayudas. Sin embargo, el actual gobierno de coalición de conservadores y socialdemócratas ultima una controvertida ley que prevé expulsar del sistema de ayudas a comunitarios o extracomunitarios que no hallen trabajo en seis meses y que, según las autoridades pertinentes, no tengan perspectiva real de conseguirlo tras ese plazo.

Bélgica: Ayudas a la conciliación

Las facilidades para la maternidad en Bélgica no se limitan a los días de baja maternal, que según qué tipo de profesiones pueden acercarse a un año. También se acompañan con ayudas directas a las madres de hasta 120 euros al mes por el primer hijo (van aumentando con cada hijo, 150 el segundo, etc) hasta los 26 años, si no se han independizado antes. Pero, además de extender la red de guarderías, los ayuntamientos tienen muy en cuenta que muchas madres trabajan a la hora de organizar los horarios escolares, así como los periodos de vacaciones, para que no desorganicen la vida de la familia. El único problema es que entre los belgas crece la idea de que la generosidad de las ayudas atrae cada vez más emigrantes que no han aportado a la seguridad social.

Holanda: Hasta dos años de baja

Si una holandesa tiene un problema de salud vinculado a su embarazo o al parto, sabe que tiene garantizado el cien por cien de su salario al menos durante dos años. En condiciones normales, la baja de maternidad es de 16 semanas, una parte de las cuales han de ser antes del parto. Después y hasta que sus ellos se independicen, recibirá una ayuda mensual creciente en relación al numero de hijos.

Portugal: Jornadas reducidas con sueldo completo

Nuestros vecinos lusos padecen un problema de baja natalidad similar al español y están empezando a tomar medidas. Una comisión de expertos, a petición del Partido Socialdemócrata (PSD), -principal partido del Gobierno- ha presentado un informe titulado «Por un Portugal amigo de los niños, de la familia y de la natalidad (2015-2035)», en el que se propone un ambicioso paquete de medidas. Entre ellas, beneficiar a las empresas que contraten a embarazadas o que los padres que tengan jornada reducida durante un año puedan recibir la totalidad de su sueldo, así como una reducción fiscal para las familias. Falta que el Gobierno dé el paso de aprobarlas.

Polonia: Plan de apoyo a la maternidad

Polonia era uno de los países con mayor natalidad de Europa hasta el inicio de las convulsiones que precedieron la caída del comunismo. La baja maternal es de 20 semanas y desde 2007 se han introducido primas por hijo, a la altura de sus posibilidades económicas, que van de los 250 euros por el primer nacimiento y el doble por el segundo. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de que se construyan más guarderías públicas para permitir a las madres reincorporarse a la vida activa, en un país en plena expansión económica.

Estados Unidos: Mil dólares por cada hijo

Incluso en EE.UU., donde no existe el concepto de Estado del Bienestar de Europa, se paga hasta mil dólares anuales (771 euros) por cada hijo a familias con ingresos de no más de 110.000 dólares al año (85.000 euros). Esta ayuda federal fue cuestionada en el debate sobre los últimos recortes presupuestarios a raíz de la crisis económica, pero finalmente se decidió mantener la cuantía de la subvención y hacerla permanente.

Además, existen programas de ayudas a familias que se encuentran por debajo del nivel de pobreza. Así, los hogares con ingresos por debajo de 43.500 dólares anuales (33.500 euros), en el caso de familias de cuatro miembros (el umbral baja si hay menos integrantes), tienen derecho a participar en programas de cupones para alimentos y de nutrición suplementaria para mujeres, bebés y niños, así como a recibir gratuitamente desayunos escolares. Algunos estados ofrecen ayudas extra, dependiendo del perfil socioeconómico de sus familias.

7 comentarios

Gallo
Para tirarle de todos los dardos a los gobiernos populistas: en primera fila, pero cuando se trata de reconocerles lo que hacen en materia de infancia, ni se los nombra. Lo que viene haciendo Argentina hace 10 años en materia de infancia no tiene igual ni siquiera en países desarrollados.
21/09/14 10:25 AM
Isabel
No pasa nada con que las europeas no quieran tener hijos. Ya los tienen las musulmanas por ellas, y siguiendo a éste paso, dentro de unos años habrán conseguido lo que querían.

Y si Dios lo permite, será por algo.
21/09/14 10:39 PM
Antonio José, desde Maracena
Es que aquí somos mucho más listos y avanzados que en todos esos sitios gracias, por ejemplo, a gente como la socialista aquélla que nos abrió los ojos al decir que fomentar la natalidad era ultraderechista y rancio.

(Ironía: OFF)
21/09/14 10:47 PM
Roberto
El problema del descenso de natalidad en Europa es bastante mas complejo con respecto a las causas. Aparte de que los matrimonios se producen a edades más tardías, el problema de la crisis económica, la prioridad de la carrera laboral y profesional de muchas mujeres antes que la maternidad, la fragilidad de muchas parejas, la falta de proyectos sólidos y estables de vida, la secularización de la sociedad cada vez más progresiva.
El tema económico no es un tema menor, ni mucho menos, pero también habría que ver que no todo el que se casa está cualificado para la paternidad por muchos motivos: madurez, problemas psicólógicos, integridad de vida, etc. Es un tema del que se habla poco en la Iglesia, es que parece que todo está centrado en los medios anticonceptivos, pero la problemática la veo más compleja.
22/09/14 11:54 AM
Noelia
Si la conciliación no fuese una carrera de obstáculos la gente tendría más hijos. Estoy recogiendo firmas para pedir que se nos facilite la conciliación en verano, uno de los muchos problemas que nos encontramos los que cometemos la locura de tener hijos.

https://www.change.org/p/f%C3%A1tima-b%C3%A1%C3%B1ez-garc%C3%ADa-ayuda-a-los-padres-que-trabajan-a-conciliar-en-las-vacaciones-de-verano
22/09/14 1:15 PM
Juan Mariner
Las "europeas" no quieren tener hijos, pero los "europeos" aún lo quieren menos...
22/09/14 6:34 PM
Luis
Pues aquí hay algo que no me cuadra.

Con todas esas ayudas, la tasa de natalidad de Alemania es la más baja del mundo (8,1). La de Polonia es idéntica a la española (10,2). La de Suecia, Francia o los EEUU oscilan entre un 1,5 y un 2,5 mejor, que tampoco es para echar muchos cohetes (Suecia 11,8, Bélgica 11,9, Francia 12,6, EEUU 12,7).

En tasa de fertilidad total, Alemania empata con España (1,41), Polonia está muy por debajo (1,23), Suecia está en 1,65, Bélgica en 1,80, Francia en 1,89, y sólo EEUU roza la tasa de reemplazo (2,1 para los países desarrollados) con un 2,05. Todo ello, por supuesto, teniendo en cuenta a la inmigración, que sin ella, no serían ni la mitad.

Algo falla.
23/09/14 3:10 AM

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