El Papa expresa su alegría por la beatificación del «cura gaucho» Brochero

El papa Francisco expresó su alegría por la beatificación hoy en Argentina del sacerdote argentino José Gabriel Brochero, «el cura gaucho», al que define como un «pastor con olor a oveja» y «pionero» a la hora de llevar el amor de Dios a las «periferias geográficas». En una carta dirigida a la Conferencia Episcopal de Argentina, Francisco alaba el «coraje apostólico» de Brochero (1840-1914), quien será beatificado en una ceremonia presidida por el cardenal italiano Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

(EFE/InfoCatólica) «Que finalmente el cura Brochero esté entre los beatos es una alegría y una bendición muy grande para los argentinos y devotos de este pastor con olor a oveja, que se hizo pobre entre los pobres, que luchó siempre por estar bien cerca de Dios y de la gente, que hizo y continúa haciendo tanto bien como caricia de Dios a nuestro pueblo sufrido», afirma el papa argentino.

«El cura Brochero -añade- tiene la actualidad del Evangelio. Es un pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. No se quedó en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe».

En este sentido, el papa Jorge Mario Bergoglio, exarzobispo de Buenos Aires, destaca cómo el sacerdote argentino supo salir «de la cueva del egoísmo mezquino que todos tenemos» y pudo «conquistar también para Dios a personas de mala vida y paisanos difíciles». 

«Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales y, con ellos, la fuerza y la luz de la fe para ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos, buenos padres y madres de familia, en una gran comunidad de amigos comprometidos con el bien de todos», apunta. Por ello, el pontífice pide que «dejemos que el cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios».

Nacido en Santa Rosa, José Gabriel Brochero desarrolló toda su actividad pastoral en las sierras de Córdoba (Argentina) hasta su muerte en Villa del Tránsito, conocida en la actualidad como Villa Cura Brochero. El milagro que le atribuye la Iglesia Católica para su beatificación vino de la mano del pequeño Nicolás Flores, que estuvo a punto de morir en un accidente de tráfico y que, según certificó la Santa Sede, salvó su vida gracias a la intercesión de Brochero, a quien se encomendó su padre.

Carta del Papa Francisco para la beatificación en Argentina del Cura Brochero

Que finalmente el Cura Brochero esté entre los beatos es una alegría y una bendición muy grande para los argentinos y devotos de este pastor con olor a oveja, que se hizo pobre entre los pobres, que luchó siempre por estar bien cerca de Dios y de la gente, que hizo y continúa haciendo tanto bien como caricia de Dios a nuestro pueblo sufrido.

Me hace bien imaginar hoy a Brochero párroco en su mula malacara, recorriendo los largos caminos áridos y desolados de los 200 kilómetros cuadrados de su parroquia, buscando casa por casa a los bisabuelos y tatarabuelos de ustedes, para preguntarles si necesitaban algo y para invitarlos a hacer los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola. Conoció todos los rincones de su parroquia. No se quedó en la sacristía a peinar ovejas.

El Cura Brochero era una visita del mismo Jesús a cada familia. Él llevaba la imagen de la Virgen, el libro de oraciones con la Palabra de Dios, las cosas para celebrar la Misa diaria. Lo invitaban con mate, charlaban y Brochero les hablaba de un modo que todos lo entendían porque le salía del corazón, de la fe y el amor que él tenía a Jesús.

José Gabriel Brochero centró su acción pastoral en la oración. Apenas llegó a su parroquia, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba para hacer los ejercicios espirituales con los padres jesuitas. ¡Con cuánto sacrificio cruzaban primero las Sierras Grandes, nevadas en invierno, para rezar en Córdoba capital! Después, ¡cuánto trabajo para hacer la Santa Casa de Ejercicios en la sede parroquial! Allí, la oración larga ante el crucifijo para conocer, sentir y gustar el amor tan grande del corazón de Jesús, y todo culminaba con el perdón de Dios en la confesión, con un sacerdote lleno de caridad y misericordia. ¡Muchísima misericordia!

Este coraje apostólico de Brochero lleno de celo misionero, esta valentía de su corazón compasivo como el de Jesús que lo hacía decir: «¡Guay de que el diablo me robe un alma!», lo movió a conquistar también para Dios a personas de mala vida y paisanos difíciles. Se cuentan por miles los hombres y mujeres que, con el trabajo sacerdotal de Brochero, dejaron el vicio y las peleas. Todos recibían los sacramentos durante los ejercicios espirituales y, con ellos, la fuerza y la luz de la fe para ser buenos hijos de Dios, buenos hermanos, buenos padres y madres de familia, en una gran comunidad de amigos comprometidos con el bien de todos, que se respetaban y ayudaban unos a otros.

En una beatificación es muy importante su actualidad pastoral. El Cura Brochero tiene la actualidad del Evangelio, es un pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. No se quedó en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe. Esto es lo que Jesús quiere hoy, discípulos misioneros, ¡callejeros de la fe!

Brochero era un hombre normal, frágil, como cualquiera de nosotros, pero conoció el amor de Jesús, se dejó trabajar el corazón por la misericordia de Dios. Supo salir de la cueva del «yo-me-mi-conmigo-para mí» del egoísmo mezquino que todos tenemos, venciéndose a sí mismo, superando con la ayuda de Dios esas fuerzas interiores de las que el demonio se vale para encadenarnos a la comodidad, a buscar pasarla bien en el momento, a sacarle el cuerpo al trabajo. Brochero escuchó el llamado de Dios y eligió el sacrificio de trabajar por su Reino, por el bien común que la enorme dignidad de cada persona se merece como hijo de Dios, y fue fiel hasta el final: continuaba rezando y celebrando la misa incluso ciego y leproso.

Dejemos que el Cura Brochero entre hoy, con mula y todo, en la casa de nuestro corazón y nos invite a la oración, al encuentro con Jesús, que nos libera de ataduras para salir a la calle a buscar al hermano, a tocar la carne de Cristo en el que sufre y necesita el amor de Dios. Solo así gustaremos la alegría que experimentó el Cura Brochero, anticipo de la felicidad de la que goza ahora como beato en el cielo.

Pido al Señor les conceda esta gracia, los bendiga y ruego a la Virgen Santa que los cuide.

Afectuosamente,

Francisco

6 comentarios

Ricardo de Argentina
Es una alegría inmensa también para todos los argentinos. Porque la vida legendaria del Cura Brochero rezuma heroísmo, amor a Dios y al prójimo hecho acto, desprecio de sí y misión constante. A ningún argentino nos cabía la menor duda que era un santo no canonizado.
15/09/13 12:08 AM
Martín
Hoy ha sido un día de fiesta en Córdoba.
El cura Brochero se sabía los evangelios de memoria, fue un gran promotor de los ejercicios ignacianos, convirtió hasta a maleantes, increpó a políticos, pero era una persona de gran ternura, muy querido.

El cardenal Amato hizo una muy buena reseña de su vida, vale la pena leerla cuando esté disponible.

Se contagió de lepra por compartir el mate con un leproso. Murió sordo y ciego. Es el primer sacerdote beato de Argentina.
15/09/13 3:35 AM
Tony de New York
Bendito sea DIOS.
15/09/13 2:36 PM
R. Butrón
«El otro» se puso como loco, pero ni los incendios que casi queman toda Córdoba, ni el terremoto o el clima frío impidieron que el santo cura Brochero fuera beatificado para alegría y santificación de los buenos hijos Dios de todo el mundo.
15/09/13 2:47 PM
Alejandro Hidalgo Ponce
Es lo mismo que hizo el arzobispo Santo toribio de Mogrobejo en el Perù viajando a mula todo el Virreynato nunca parab en el Arzobispado de Lima o Juan Pablo II al salir de su comodidad para ir a predicar el Evangelio viajando kilometros de kilometros, soportando todo tipo de adversidades y retos, porque evangelizar este mundo no es nada facilito. Sino pregunten porque llegaron a ser santos entre tanta gente.
16/09/13 11:17 PM
blas
que extraordinario fue el padre brochero es un heroe del evangelio de dios.... quiera dios y nosotros poner de nuestra parte e imitar en algo lo que el hizo por los mas necesi
tados......viva pai brochero!!!!!
30/09/13 11:23 PM

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