(EP) La campaña lleva el lema 'Yo soy el camino, la verdad y la vida' que lanza un mensaje a los españoles: «¡Apunta a tu hijo a la clase de Religión!». Los obispos destacan que, de acuerdo con la legislación establecida, la enseñanza de la Religión es "una asignatura que obligatoriamente los directores de los colegios deben ofrecer a los padres de los alumnos en el momento en el que se formalicen las matrículas", teniendo los padres la posibilidad de elegir también la clase de 'atención educativa' que, según indican los obispos, "no es asignatura ni materia académica".
Además, señalan que la enseñanza de la Religión y Moral Católica debe impartirse "en todos los centros de enseñanza en condiciones equiparables a las demás disciplinas fundamentales", según indican los artículos II y IV de los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado Español.
Asimismo, apuntan que, atendiendo a estos acuerdos Iglesia-Estado, el derecho de los padres a que sus hijos reciban en la escuela una formación religiosa y moral católica incluye "el derecho a que desde otras asignaturas o actividades no se les imparta una enseñanza contraria a la formación religiosa y moral que los padres han solicitado".
Así se refleja en el díptico que la CEE distribuirá con motivo de la apertura en las próximas semanas del plazo de matriculación para el nuevo curso, en el que se muestra a Jesús resucitado junto a un árbol y rodeado de niños de los cinco continentes que le miran felices mientras él muestra en sus manos el texto 'Nadie va al Padre sino por mí'. Todo esto, en un entorno de naturaleza.
De esta forma, se muestra a Jesús como "maestro de la verdad" porque, según explican, es el que da la respuesta "a todos los interrogantes del corazón", sobre todo, a los jóvenes, que están "sedientos de la verdad sobre Dios, el hombre y el mundo".
También se le presenta como "maestro de la vida", ya que, según señalan los obispos, aunque las personas viven "animadas por grandes esperanzas y muy buenos proyectos, la verdadera plenitud de la vida se encuentra solo en Cristo" que "llena el espacio del corazón humano" y "da el valor y la alegría de vivir".
Finalmente, se le define como "el maestro que lleva hacia Dios" porque con "su ejemplo y sus mandamientos, es siempre el camino más seguro, que desemboca en una felicidad plena y duradera", según remarcan.